La Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) no sorprendió en su reunión de ayer y mantuvo sin cambios los tipos de interés, que están en su nivel más alto de los últimos 23 años, para frenar la inflación. Jerome Powell, presidente de la Fed, mantuvo un tono duro y alejó las expectativas de bajar los tipos en junio, tal y como apuntaban las gestoras internacionales en su análisis previo a la reunión de este mes.
“Nuestra orientación restrictiva de la política monetaria ha venido ejerciendo una presión a la baja sobre la actividad económica y la inflación, y los riesgos para la consecución de nuestros objetivos de empleo e inflación se han ido equilibrando en el último año. Sin embargo, en los últimos meses la inflación ha mostrado una falta de mayores avances hacia nuestro objetivo del 2%, y seguimos muy atentos a los riesgos de inflación. Tendré más que decir sobre la política monetaria después de repasar brevemente la evolución económica”, indicó Powell en su declaración oficial ante la prensa.
En este sentido, Powell dejó claro que sus decisiones dependerán de lo que muestren los datos. “Hemos declarado que no creemos que sea apropiado reducir el rango objetivo del tipo de los fondos federales hasta que no tengamos una mayor confianza en que la inflación avanza de forma sostenible hacia el 2%. En lo que va de año, los datos no nos han dado esa mayor confianza. En particular, las cifras de inflación han estado por encima de las expectativas. Es probable que conseguir esa mayor confianza lleve más tiempo de lo previsto”, añadió.
En opinión de Kevin Thozet, miembro del comité de inversión de Carmignac, la ventana de oportunidad para que la Fed recorte los tipos este verano se estrecha a medida que los datos económicos siguen revelando la fortaleza de la economía estadounidense. “La dependencia de los datos de la Fed y el hecho de que tanto Powell como Waller hayan indicado que los datos de inflación deberían situarse por debajo del 0,25% intermensual en verano antes de que se produzca un recorte de los tipos de interés, y aún estamos muy lejos de ello, sugieren que la Fed no bajará sus tipos de interés oficiales antes de las elecciones”, apunta Thozet.
Como señalaba François Rimeu, estratega senior de La Française, en esta reunión, el Comité ha mantenido su postura restrictiva durante más tiempo de lo que se pensaba, sin descartar ninguna decisión de línea dura si fuera necesario, aunque no sea su escenario de referencia. Las palabras del propio Powell así lo han indicado: “Estamos preparados para mantener el actual rango objetivo para el tipo de los fondos federales durante el tiempo que sea apropiado. También estamos preparados para responder a un debilitamiento inesperado del mercado laboral. Sabemos que reducir la política monetaria demasiado pronto o en exceso podría revertir los progresos realizados en materia de inflación. Al mismo tiempo, reducir la política monetaria demasiado tarde o demasiado poco podría debilitar indebidamente la actividad económica y el empleo”.
Para Rimenu, era de esperar que la Fed respondiera con una postura más dura a los datos de inflación que han sido inesperadamente fuertes en marzo, por tercer mes consecutivo. “Este contexto obligará al Comité Federal a adoptar un enfoque de espera, aplazando en consecuencia el inicio del ciclo de relajación”, señala el estratega senior de La Française. En este sentido, el mensaje de Powell también fue claro ayer: “A la hora de considerar cualquier ajuste del rango objetivo del tipo de los fondos federales, el Comité evaluará cuidadosamente los datos entrantes, la evolución de las perspectivas y el equilibrio de riesgos. La política monetaria está bien posicionada para hacer frente a los riesgos e incertidumbres a los que nos enfrentamos en el cumplimiento de nuestro doble mandato. Seguiremos tomando decisiones reunión por reunión”.
Implicaciones para el inversor
Ahora bien, ¿qué supone todo esto para el inversor? “Los inversores que han apostado por la caída de los rendimientos y, por tanto, por la subida de los precios de los bonos, tendrán que ser pacientes durante algún tiempo. Desde la perspectiva actual, un rendimiento del 4,4% para los bonos del Tesoro estadounidense a 10 años no parece en absoluto excesivo. En caso de que los datos económicos sigan siendo positivos, la inflación se mantenga por encima del 2% y los déficits presupuestarios de los gobiernos sean elevados, podría incluso ser un poco más alto”, apunta Bert Flossbach, cofundador de la gestora Flossbach von Storch.
En opinión de Thozet, ahora que las expectativas sobre la futura senda de la política monetaria se han recuperado en gran medida, los vencimientos a dos años vuelven a encontrar un lugar en las carteras. “Con un 5% en los vencimientos a dos años, y menos de cinco recortes previstos en los próximos 24 meses, hay margen para que los rendimientos de los bonos caigan si se produce alguna decepción en el frente del crecimiento. Aunque se puede encontrar valor en los bonos a corto plazo, los vencimientos a más largo plazo siguen siendo vulnerables a la continuación de las grandes emisiones y a la normalización de la curva de rendimientos, cuya inversión está batiendo récords tanto en términos de magnitud como de longitud”, afirma el experto de Carmingac.
Sobre las opciones que ofrece la renta fija para los inversores, Jaime Raga, senior CRM de UBS AM Iberia, explica que la relación riesgo-rentabilidad de los bonos soberanos ha mejorado, pero ellos se mantienen neutrales en cuanto a la duración. “El abanico de resultados sigue siendo amplio, y no hemos visto pruebas materiales de una moderación del crecimiento y la inflación en EE.UU. en los últimos meses. Además, los índices mundiales de los directores de compras y los precios de las materias primas han mostrado en general una tendencia alcista, lo que aumenta los riesgos al alza para la inflación y los rendimientos de los bonos. En última instancia, cualquier descenso de la TIR o de la volatilidad de los bonos se traduciría, en nuestra opinión, en más subidas para las acciones que para los bonos. La TIR del crédito sigue siendo atractiva, pero en su mayor parte procede del componente libre de riesgo, ya que el margen de compresión de los diferenciales es limitado en los niveles actuales”, afirma Raga.
Renta variable y dólar
Para Dan Ivascyn, director de inversiones de PIMCO, ante el actual panorama de tipos, lo mejor para la renta fija activa es que la volatilidad de estos ciclos menos sincronizados ofrece grandes oportunidades para diversificar las carteras y buscar oportunidades de generación de alfa en estos mercados. Según su valoración, los rendimientos de los bonos de alta calidad del 7% al 8% parecen muy atractivos frente a la renta variable.
Ivascyn argumenta que, si retrocedemos y analizamos las valoraciones de la renta fija desde una perspectiva a más largo plazo, se obtiene una rentabilidad similar a la de la renta variable con un perfil general mucho mejor delimitado, y los rendimientos del 7% al 8% en una cartera de bonos de alta calidad han sido históricamente muy atractivos frente al efectivo.
“A corto plazo, nuestra opinión es que, tras la venta masiva que hemos presenciado recientemente, es hora de volver a una posición neutral o incluso ligeramente sobreponderada con respecto al riesgo de los tipos de interés en la mayoría de las carteras que gestionamos. Y lo estamos haciendo no sólo en el mercado estadounidense, sino a través de compras diversificadas de otros bonos del Estado de mayor calidad en zonas como Australia, Canadá e incluso el Reino Unido, por ejemplo. Creemos que, después de las recientes ventas, quizá se haya exagerado un poco y que las perspectivas de los tipos más estables en torno a estos niveles, o incluso de una caída a finales de este año, parecen cada vez mejores”, defiende.
Por su parte, Raga defiende que recortar los tipos en un entorno ya favorable para el crecimiento nominal sería una coyuntura excepcionalmente positiva para la renta variable. “Nuestro posicionamiento a favor del riesgo se ha basado en una premisa sencilla: si los bancos centrales están recortando los tipos en un entorno ya saludable para el crecimiento nominal, nos encontraríamos ante un escenario excepcionalmente positivo para la renta variable. Algunos bancos centrales ya han iniciado ese camino o han indicado que están a punto de hacerlo, pero hay una gran excepción: la posibilidad de un recorte de los tipos de interés por parte de la Reserva Federal en 2024 se ha convertido en una cuestión de si, no de cuándo”, argumenta.
Para UBS AM Iberia, ahora mismo, la mejor cobertura de cartera para protegerse del crecimiento sorprendentemente fuerte de EE.UU. y de la inflación que impulsa la volatilidad de los activos cruzados, son las posiciones largas en el dólar estadounidense frente a las divisas del G10.
Por último, como los interrogantes sobre cuánto tiempo se mantendrán altos los tipos de interés en Estados Unidos y en la posibilidad de otra subida de los mismos siguen sin contestarse, “ambos aspectos podrían impulsar al alza los tipos de interés en Estados Unidos y traducirse en un fortalecimiento del dólar”, concluye Rimenu.