La Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) se enfrenta a su reunión de marzo con casi los mismo retos que lo hizo su homólogo europeo la semana pasada: controlar la inflación en un entorno marcado por la volatilidad y el impacto de la guerra que Rusia ha iniciado en Ucrania. Eso sí, en este caso, las valoraciones previas a su encuentro dan por hecho que anunciará una subida del 0,25%, frente al alza del 0,50% que los mercados descontaron tras la reunión de enero.
Desde DWS estiman que la Fed iniciará su ciclo de subidas de tipos esta semana con un alza inicial del 0,25% y dará más detalles sobre la reducción de su balance. Según su valoración, pese a la guerra, está acelerando la retirada de los estímulos monetarios y puede que tenga más margen para hacerlo que el BCE, ya que el crecimiento de la eurozona podría verse más afectado por el impacto de la guerra. La guerra y la inflación mantendrán en alerta a los bancos centrales y los inversores deberán estar atentos a cualquier movimiento inesperado.
Una perspectiva que coincide con la opinión de Gilles Moëc, economista jefe de AXA Investment Managers: “Esperamos una subida de 0,25 puntos porcentuales en las tasas de financiación de la Fed (FFR). Mucha atención al gráfico de puntos (dot plot) para evaluar cuáles son las perspectivas. Las noticias sobre el balance de la Fed llegarán en próximas reuniones”.
En este sentido, Moëc recuerda que, ya en 2004, Ben Bernanke expresó con elocuencia el dilema de los bancos centrales cuando se enfrentan a un shock exógeno: “La política monetaria no puede compensar a la vez los efectos recesivos o inflacionarios de un aumento de los precios del petróleo”. El economista jefe de AXA IM considera que, en un contexto así, hay que elegir. “A pesar de todos sus límites, la Fed en la actualidad sigue claramente la doctrina de Bernanke. Había suficientes señales antes de la pandemia de que la economía estadounidense estaba creciendo demasiado rápido y que la presión inflacionaria se había vuelto autosostenida. Por tanto, tiene sentido elevar los tipos en el shock energético actual y esperamos que la primera subida de 25 puntos básicos se anuncie esta semana”, añade.
Respecto al inicio del programa de reducción de balance, aunque inicialmente se esperaba un mensaje en este sentido en esta reunión de marzo, “es probable que antes las incertidumbres mencionadas, la Reserva Federal opte por esperar acontecimientos y posponga la decisión a posteriores reuniones”, señala Cristina Gavín, responsable Renta Fija y gestora de fondos de inversión de Ibercaja Gestión.
La gran pregunta es cómo será este ciclo de subidas de tipos. Según Franck Dixmier, director Global de Renta Fija en Allianz Global Investors, Powell hará hincapié en su voluntad de seguir siendo ágil, y de estar preparado para subir los tipos de forma más agresiva. “ La Fed entra en modo de emergencia, después de haber perdido su ventana para actuar en 2021, ya que la crisis sanitaria seguía difuminando la visibilidad. A pesar de la elevada incertidumbre sobre las consecuencias de la invasión de Ucrania, en términos de crecimiento e inflación, la Fed vuelve claramente a promover la estabilidad de precios, uno de sus mandatos fundamentales. Esta subida de tipos no debería sorprender a los mercados, que esperan entre seis y siete subidas en 2022. Sin embargo, no estamos entrando en un ciclo alcista que podría desarrollarse durante varios años. Los inversores entienden que se trata de subidas tácticas vinculadas a un repunte de la inflación. Los mercados también prevén recortes de tipos en 2024, ante la creciente probabilidad de que la economía estadounidense entre en recesión a medio plazo”, explica.
Los analistas de Bank of America consideran probable que la Fed publique una adenda a sus «principios para reducir el tamaño del balance de la Reserva Federal», con límites específicos para la retirada de sus tenencias de bonos del Tesoro y títulos de agencias. “Esto supondría una fuerte señal de que la Fed está preparada para comenzar el endurecimiento cuantitativo (QT) en mayo, que es nuestro caso base”, matizan.
Por último, también habrá que estar atento al resumen de proyecciones económicas. Sobre ellas, los analistas de la entidad esperan un avance en la mediana del ciclo de subidas que muestre cinco subidas este año, cuatro el próximo y una en 2024. “El crecimiento y el desempleo deberían revisarse a la baja, mientras que la inflación general y la inflación subyacente del IPC se revisan al alza. En la conferencia de prensa, esperamos un mensaje de línea dura por parte Powell, que probablemente reiterará que la Fed necesita tomarse en serio la estabilidad de precios, aunque creemos que señalará los riesgos para las perspectivas del conflicto entre Rusia y Ucrania y el aumento de los precios de las materias primas”, concluyen en su último informe.
Sobre estas proyecciones, François Rimeu, estratega senior de La Française AM, estima que contemplen un menor crecimiento en 2022 (rebajándolo del 4% al 3,7%) y en 2023 (del 2,2% al 2,1%). Para 2024, esperamos que las expectativas se mantengan cerca del crecimiento potencial (1,8%). “Anticipamos que el comité revisará su previsión de máximos de inflación, con proyecciones que pasan del 2,6% al 4% en 2022 (inflación media del cuarto trimestre de 2022, no la media de todo 2022) y del 2,3% al 2,5% en 2023. Esperamos que las expectativas medias de inflación se mantengan en el 2,1% para 2024”, matiza Rimeu.
Consecuencias de un entorno bélico
Desde Monex Europe advierten de que el conflicto entre Rusia y Ucrania ha reforzado aún más las expectativas de inflación, lo que significa que los mercados esperan que la Reserva Federal suba los tipos más a menudo a lo largo del año. Una consideración sobre la que también reflexiona Christian Scherrmann, U.S. Economist en DWS: “El entorno en el que la Reserva Federal abordará la inflación se ha vuelto repentinamente mucho más difícil para los bancos centrales. Los riesgos geopolíticos derivados del conflicto entre Ucrania y Rusia han hecho que las perspectivas económicas sean mucho más inciertas y han empeorado las condiciones financieras y pueden prolongar algunas presiones sobre los precios que, de otro modo, podrían haberse moderado”.
La gestora señala que, aunque EE.UU. y la Fed no se ven tan directamente afectados por la guerra como la eurozona, la autoridad monetaria estadounidense está claramente en desventaja frente al BCE en un aspecto: en Europa, los paquetes de estímulo fiscal siguen siendo, por lo general, bienvenidos, mientras que EE.UU. experimenta cierta fatiga en este sentido.
Para Gavín, el estallido del conflicto bélico ha llevado a Jerome Powell, presidente de la Fed, a moderar ligeramente su discurso ante las repercusiones que la guerra en Ucrania puede tener sobre la economía norteamericana. “A pesar de todo ello, los fuertes datos de empleo y sobre todo las tensiones en los precios, con niveles de inflación no vistos en mucho tiempo, siguen siendo los principales argumentos de la Fed para defender su política monetaria progresivamente más tensionadora. De esta manera, no esperamos que la principal autoridad monetaria norteamericana se desvíe del camino que ha ido marcando en sus últimas reuniones, y de aquí a fin de año es más que probable que veamos un total de seis subidas más, una por cada reunión, para finalizar el año en el rango 1,75%-2,0%”, explica.
“Otra complicación es que no todos los elementos de la elevada inflación pueden ser controlados por la política monetaria. Las presiones sobre los precios provocadas por las interrupciones de la cadena de suministro mundial, por ejemplo, no desaparecerá ante una subida de tipos. Por lo tanto, por ahora, el objetivo principal de los bancos centrales debe ser controlar las expectativas de inflación, lo que depende de que los bancos centrales conserven la confianza de los ciudadanos en que aplicarán las políticas necesarias para estabilizar los precios. Dada la enorme incertidumbre, la elevada inflación y las altas expectativas de inflación futura, la reunión de marzo de la Fed será, por tanto, una importante prueba de credibilidad”, añade Scherrmann.
El dilema de los bancos centrales
En opinión de David Norris, gestor de TwentyFour AM (boutique de Vontobel), los banqueros centrales se enfrentan a un dilema. “Mientras que la atención se centraba en la lucha contra la inflación creciente, ahora el aumento de los precios de las materias primas alimenta los debates sobre la probabilidad de una desaceleración económica, la estanflación o una posible recesión. Las previsiones de crecimiento se están reduciendo y, aunque siguen estando por encima de las medias históricas, la preocupación por la salud de las economías mundiales está empezando a aumentar”, advierte.
Sin duda, el camino que los expertos esperan que inicie la Fed no lo está discurriendo en solitario. “El Banco de Inglaterra ha subido su tipo de interés en las dos últimas reuniones y la lista de otros bancos centrales que han aumentado los tipos de interés clave este año es larga, como Canadá, Brasil, México, Chile, Polonia, Nueva Zelanda y Corea. Se espera que la Fed comience a subir sus propios tipos de interés en breve, tras reconocer la rigidez del mercado laboral y que la inflación está muy por encima del objetivo. En este entorno incierto, la publicación de los datos de actividad económica será clave para las posturas de la política monetaria mundial”, destaca Marilyn Watson, Head of Global Fundamental Fixed Income Strategy en BlackRock.
En el caso del Banco de Inglaterra, según explican desde Carmignac, aunque sus portavoces han insistido en que las subidas serán graduales, “el hecho de que no se pueda descartar una subida de tipos de 50 puntos básicos esta semana o en su próxima reunión, significa que los mercados y el Banco de Inglaterra pueden discrepar sobre el punto máximo de los tipos durante un tiempo”.
Para Kevin Thozet, miembro del Comité de Inversión de Carmignac, a pesar de la guerra de Ucrania, “los banqueros centrales nos dicen que les preocupa más la inflación que cualquier presión recesiva o el deterioro de los mercados financieros. En este contexto, adoptamos un enfoque cauteloso sobre el riesgo de los tipos de interés”.