En opinión de Joseph Little, jefe global de estrategia de inversión de HSBC Global Asset Management, los inversores están “en la era de la incertidumbre”. Las incógnitas políticas y económicas y situaciones macroeconómicas sin precedentes complican sus decisiones de inversión. Ante este contexto, la cuestión clave es qué deberán tener en cuenta de cara al próximo año.
“Como inversores, debemos estar atentos. Hay una serie de grandes cuestiones sin resolver y una serie de otros acontecimientos políticos clave que podrían tener consecuencias adversas, o quizás mejores de lo esperado, para la macroeconomía y los mercados financieros”, advierte antes de compartir su visión para 2020.
En primer lugar sostiene que la gran lección de 2019 es que, aunque la incertidumbre siga siendo una característica predominante del sistema, “no deberíamos dejarnos seducir automáticamente por una estrategia de inversión prudente”. Muestra de ello es, según su argumento, que ir a por el dinero en efectivo a principios de 2019 parecía seguro y sensato, pero resultó ser muy costoso para los inversores.
Una reflexión que lanza pese a que el escenario de la gestora para 2020 es relativamente favorable: “Anticipamos un crecimiento lento y constante, una inflación baja, una política expansiva y un crecimiento de los beneficios de un solo dígito. En nuestra opinión, una recesión parece ser más un problema para 2021, o incluso más allá”.
Perspectivas sobre Estados Unidos y Asia
Para Little uno de los países que habrá que observar es Estados Unidos. Los últimos 18 meses se han caracterizado por un rendimiento macroeconómico extraordinario, pero para 2020 espera una ligera reversión de esa tendencia y cierta coincidencia en el crecimiento. “El impulso de los recortes fiscales se está desvaneciendo en EE.UU., la incertidumbre relacionada con la política comercial parece estar afectando a la inversión, y los indicadores del mercado laboral se están moderando. Sin embargo, la relajación de las políticas y la solidez de las finanzas de los consumidores deberían evitar que el crecimiento caiga por debajo de la tendencia”, sostiene.
De hecho apunta que, con una inflación subyacente por debajo del 2%, la principal preocupación de la Reserva Federal (Fed) es que la inflación pueda seguir por debajo de su objetivo. Según su valoración, esto significa que mientras la política está en suspenso por ahora, “es más probable que se produzcan subidas de tipos que recortes de tipos, pero nuestra suposición es que veremos un nuevo recorte el año que viene”.
Asia es la otra gran región a la que los inversores tienen que estar atentos. “La caída del crecimiento en China ha coincidido con indicios de estabilización en otros mercados emergentes. En particular, los mercados emergentes asiáticos parecen estar recuperándose. Con un modesto crecimiento chino y un comportamiento similar al de Estados Unidos, es poco probable que los mercados emergentes experimenten un fuerte repunte, pero las recientes mejoras en los ciclos tecnológicos y comerciales asiáticos son un buen presagio para el impulso del crecimiento a corto plazo”, explica.
Asignación de activos pro-riesgo
De cara a construir la cartera, Little señala que los precios de mercado siguen siendo tentadores para algunas clases de activos de mayor riesgo, como las acciones europeas y de mercados emergentes, y para partes de la renta fija en las que la duración de los tipos no es muy elevada y los rendimientos son atractivos, como el crédito asiático. “Como resultado, seguiremos siendo pro-riesgo en nuestra asignación de activos a medida que entremos en 2020”, explica sobre el posicionamiento del banco.
Aunque la gestora ve cierto incertidumbre y por eso es cauta con su estrategia, considera que los riesgos a la baja, como la recesión del crecimiento mundial, parecen distantes por ahora. Por eso explica que su estrategia sigue siendo apostar por una “diversificación inteligente” y por ser “dinámicos”.
“Los bonos del Estado han tenido un perfil de rendimiento extraordinario en los últimos dos años y han sido una cobertura increíblemente exitosa para los riesgos de renta variable global. Pero las fuerzas que han apoyado los vínculos hasta ahora pueden estar comenzando a revertirse gradualmente. Esto sugiere que la clase de activos puede ser un diversificador menos fiable en el futuro de lo que ha sido en el pasado”, concluye.