El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) ha anunciado a los cuatro ganadores de su programa “Superhéroes del Desarrollo”. Los premios se reparten en proyectos en Colombia, México, el Caribe, Trinidad y Tobago, a lo que se suma un proyecto financiero uruguayo ligado a la energía eólica: Areaflin.
“Uruguay es un ejemplo de transición energética en toda la región, pasando de 1% a 31% de capacidad instalada de energía eólica en apenas una década. Antes de la entrada de las renovables, la energía eléctrica en Uruguay se obtenía, en buena medida, de combustibles fósiles e importaciones de países vecinos. La construcción del parque eólico Valentines con apoyo de BID Invest permitió transformar la matriz energética, y ante el requerimiento de más inversión apareció una alternativa: invitar a los ciudadanos a sumarse como accionistas minoritarios. Redpagos, una extendida cadena de pagos y cobranzas con cerca de 400 locales en todo el país permitió que esto sucediera”, señala la nota del BID que anunció el galardón.
Según el organismo, la falta de desarrollo del mercado local dificultaba la financiación del proyecto por parte de los inversores minoristas. Entonces, la solución fue apoyarse en Redpagos, una extendida cadena de cobranzas con cerca de 400 locales en el país.
Así, la oferta de casi 20 millones de dólares en acciones para inversores minoristas se distribuyó en más de 10.000 accionistas, superando la expectativa inicial que preveía 5.000 inversores.
Según en BID, 4000 personas compraron las participaciones en Redpagos y 6.000 en la Bolsa de Valores de Montevideo.
“Cuando los ciudadanos invierten en proyectos de energías renovables no convencionales, pueden convertirse en protagonistas directos de logros ambientales de sus países”, señaló al respecto en BID.
Areaflin S.A: es una sociedad anónima constituida actualmente al 100% por UTE (la empresa estatal uruguaya de energía) para la construcción y ejecución del parque eólico Valentines, cuyo capital es de inversión pública en un 80%.
Otros ganadores y “Superhéroes del Desarrollo”
La convocatoria atrajo este año 77 propuestas de 23 países de nuestra región. Un jurado conformado por la alta administración del Grupo BID seleccionó cuatro proyectos ganadores, dos por cada una de las categorías del premio: proyectos en fase de ejecución y proyectos finalizados a partir de enero de 2016.
El éxito a partir del cambio. Una historia sobre adaptación y ejecución en pandemia (Colombia)
Unidad Ejecutora: Programa para el Fortalecimiento Institucional de la Contraloría General de la República de Colombia.
A comienzos de 2020, la Contraloría General de la República de Colombia estaba avanzando en un programa de fortalecimiento que le permitiría ser más efectiva y eficiente en el control fiscal. La pandemia, sin embargo, puso en riesgo la ejecución del programa, que en ese entonces tenía 27 procesos de adquisición y contratación. Pese a las dificultades, lograron digitalizar el 100 por ciento de sus actividades, mejorar los porcentajes de ejecución y motivar a los funcionarios a adoptar nuevas tecnologías.
No dejar a nadie atrás significa a nadie atrás (México)
Unidad Ejecutora: Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social.
Tras el COVID-19, el cierre de escuelas llevó a la pérdida de aprendizajes. Solo 27 de cada 100 niños de estratos bajos estaban en capacidad de resolver operaciones matemáticas sencillas. En el estado de Tabasco se implementó un programa de tutorías remotas para estudiantes de 9 a 14 años, con el fin de recuperar aprendizajes matemáticos (un proyecto que primero tuvo lugar en El Salvador y luego se ejecutaría en el estado de Guanajuato, México, y en Guatemala). Solo se requería un teléfono, instrumento anticuado pero útil ante la falta de conectividad digital. Se involucró a docentes, y hogares de los alumnos lo que facilitó la implementación y el éxito del programa.
Infraestructura verde para la resiliencia climática en el Caribe con apoyo de BID Lab (Trinidad y Tobago)
Contraparte: IAMovement
La erosión, los deslizamientos de tierra y las inundaciones producen cada año cuantiosas pérdidas sociales, económicas y ambientales. Existe una solución basada en la naturaleza que, décadas atrás, solía proteger a Trinidad y Tobago de esos fenómenos climáticos. Se trata del pasto vetiver, una planta de raíces profundas que pueden extenderse hasta tres metros por debajo de la tierra y que, por sus características, previene la erosión, los deslizamientos y las inundaciones. El proyecto redescubrió este eficaz método y permitió una nueva generación de resiliencia.