A día de hoy, tanto los emisores de bonos verdes como los inversores se enfrentan al desafío de superar las turbulencias del mercado causadas por el coronavirus. En este sentido, las economías de mercados emergentes tienen mucho menos margen de maniobra fiscal y monetaria y, como muestran los primeros indicadores, se verán afectadas de manera desproporcionada por la crisis del COVID-19.
Así lo asegura la segunda edición del Amundi-IFC Emerging Market Green Bond Report 2019, centrado las inversiones de bonos verdes en mercados emergentes, de Amundi e IFC, miembro del Grupo del Banco Mundial. Con el objetivo de resaltar el progreso del mercado e identificar oportunidades futuras, este informe permite abordar la brecha existente de información pública sobre los bonos verdes de los mercados emergentes.
“Mientras publicamos este informe, los gobiernos de todo el mundo están implementando medidas sin precedentes para combatir una de las pandemias más graves desde la gripe española”, subrayan desde Amundi. No obstante, la gestora asegura que, para superar estos desafíos, los inversores responsables con asignaciones a largo plazo a mercados emergentes pueden colaborar con los emisores a través de bonos verdes y fondos ESG para desbloquear capital a largo plazo y ayudar a los emisores a ser más resistentes. Hasta ahora, los flujos de inversión desde el comienzo de la crisis han demostrado ser más resistentes hacia las inversiones verdes en comparación con las inversiones tradicionales. Por ello, apuntan a que es posible que los inversores vean a los emisores verdes como más orientados a largo plazo y flexibles para resistir la volatilidad a corto plazo.
Además, según el informe, la financiación de los compromisos de desarrollo sostenible y climáticos de los países requerirá una inversión global de un volumen sin precedentes. IFC estima un potencial acumulativo de inversión climática de 29,4 billones de dólares en ciudades de mercados emergentes hasta 2030. Las políticas y productos financieros sostenibles, como los instrumentos de deuda, ya están ayudando a cerrar esta brecha, al financiar proyectos con beneficios ambientales y sociales.
Asimismo, “el momentum está creciendo rápidamente para el mercado global de bonos verdes, que actualmente ha superado los 700.000 millones de dólares en emisiones en circulación”, destaca el informe. Este mercado es una fuente crucial de financiación para proyectos con impactos ambientales positivos tanto en países desarrollados como emergentes. Por otro lado, añaden que el apetito de los inversores por los bonos verdes continúa creciendo y es probable que los emisores de mercados emergentes se beneficien del aumento de la demanda.
Mercados emergentes: emisiones de bonos en 2019
A nivel mundial, el mercado de bonos verdes registró mejor comportamiento en 2019, con un volumen de emisiones récord de 240.000 millones de dólares (el 3% del total de bonos globales emitidos el año pasado). Además, los datos del informe reflejan un aumento del 21% en las emisiones de bonos verdes de ME hasta los 52.000 millones de dólares, llevando el tamaño total del mercado hasta los 168.000 millones de dólares. “Las emisiones han sido impulsadas por un mayor reconocimiento entre los emisores e inversores de los beneficios que brindan, incluidos unos rendimientos estables y predecibles, y una mayor conciencia de los productos y estrategias ESG”, afirman desde Amundi.
Asimismo, el crecimiento de los bonos verdes de mercados emergentes sigue estando liderado por China. Así, la región de Asia Oriental y Pacífico registra el 81% del mercado. Otros mercados emergentes impulsaron el crecimiento general en 2019 con emisiones por valor de 18.000 millones de dólares, un volumen que casi triplica al de 2018. Fuera de China, los principales emisores según el informe fueron: India, Chile, Polonia, Filipinas, Emiratos Árabes Unidos y Brasil.
Por otro lado, el tamaño de las emisiones de bonos verdes de estos mercados emergentes pasó de los 1.500 millones de dólares a los 2.900 millones en 2019. Los bonos benchmark sized, con un tamaño de al menos 300 millones de dólares, ascendieron a más de 60 en 2019, un aumento interanual del 25%. Alrededor del 52% están en divisa fuerte, y excluyendo a China, las emisiones de bonos en divisa local representan el 9% de las emisiones acumuladas de bonos verdes de mercados emergentes. Además, el informe subraya que, en los mercados emergentes, la energía renovable constituye el sector más grande en el que se utilizan los activos, seguido por transporte, edificios verdes, residuos, agua, conservación de la biodiversidad y adaptación.
Las instituciones financieras siguen siendo el mayor sector emisor en los mercados emergentes, representando el 59% de las emisiones (frente al 19% en los mercados desarrollados), seguidas por las compañías no financieras con el 35%, los gobiernos con el 12%, las agencias gubernamentales con el 5% y las municipalidades con el 0,1%. “Las compañías no financieras y los gobiernos aumentaron su cuota de mercado en el segmento de bonos verdes”, añade la gestora.
Además, el informe destaca que “los desarrollos normativos y políticos también están ayudando a estandarizar las prácticas y las definiciones de las finanzas verdes”. Desde 2019, se han establecido directrices nacionales de bonos verdes en al menos 14 países de mercados emergentes y las iniciativas mundiales, como los Principios de los Bonos Verdes y el Estándar de Bonos Verdes de la UE, respaldan muchas de las políticas y estrategias lanzadas a nivel nacional y regional.
“Durante la última década, las finanzas verdes han pasado de ser un nicho de mercado a convertirse en un segmento cada vez más dominante. La próxima década es clave para la transición hacia economías bajas en carbono y la movilización de inversiones para el desarrollo sostenible. En un contexto en el que las economías se enfrentan a muchos desafíos debido a la pandemia del COVID-19, las finanzas verdes proporcionan soluciones innovadoras para construir economías sólidas. Este informe destaca dónde pueden crecer los mercados de bonos verdes y qué pasos serán necesarios”, subraya Jean Pierre Lacombe, director de Análisis Global Macro & de Mercado de IFC.
Potencial futuro
El mayor apetito de los inversores por los bonos verdes y la creciente conciencia hacia los productos verdes están impulsando el crecimiento, tanto en términos de emisión como de inversión. Sin embargo, Amundi e IFC concluyen que se deben abordar cinco desafíos principales para facilitar aún más la expansión del mercado de bonos verdes de los mercados emergentes:
- Calidad y disponibilidad de información para identificar, medir y monitorizar las inversiones verdes.
- Limitaciones de la oferta, incluida la disponibilidad limitada de activos ecológicos etiquetados y una cartera de proyectos ecológicos.
- Falta de conciencia y conocimiento sobre la emisión e inversión en productos verdes.
- Inestabilidad macroeconómica y política general, así como desafíos relacionados con los marcos regulatorios, incluyendo estándares armonizados, definiciones verdes y taxonomías verdes.
- Mercados infra-desarrollados con liquidez insuficiente y elevados costes de transacción.
“En Amundi estamos orgullosos de haber colaborado con IFC en la segunda edición de este informe. Ahora, más que nunca, mientras los gobiernos y las comunidades abordan colectivamente el COVID-19, reconocemos la importancia de hacer que nuestra economía sea más resistente a las crisis globales. Nuestro análisis muestra que los mercados de deuda pueden ayudar a cerrar las brechas financieras y movilizar capital para el desarrollo sostenible en los mercados emergentes”, asegura Yerlan Syzdykov, director global de Mercados Emergentes de Amundi.
No obstante, Syzdykov recuerda que, aunque es difícil evaluar los impactos a largo plazo de la crisis actual y aún existen muchos desafíos para aumentar las emisiones de bonos verdes, se está generando impulso con más inversores que buscan alinear sus estrategias de inversión con las consideraciones ambientales. “Nuestro análisis indica que el fenómeno de los bonos verdes, especialmente en los mercados emergentes, muestra signos potenciales de resistencia durante estos tiempos sin precedentes”, afirma.
Visión global del mercado
A nivel global, Johann Plé, gestor de cartera de AXA Investment Managers, comenta que las perspectivas del mercado de bonos verdes «parecen prometedoras», incluso en el difícil comienzo de los mercados este año, gracias a «la resiliencia que esta clase de activos ha presentado tras haber emitido 50.000 millones de euros desde principios de este año», lo que hace esperar que «la demanda de bonos verdes se mantendrá fuerte en los próximos meses».
Y es que, tal y como señala el gestor, «el mercado de bonos verdes se mantuvo en el primer trimestre 2020 cerca de su desempeño en 2019, el año récord de emisiones» gracias a la composición equilibrada con un 50% de crédito y un 50% de soberano, que «garantiza la continuidad de la oferta en cualquier contexto», según indica Plé. Así, a finales de marzo, el mercado de bonos verdes ofrecía un rendimiento superior al del universo global agregado convencional para un perfil de riesgo similar.
Además, apunta que «se observa una diferencia en términos de liquidez, en beneficio del mercado de bonos verdes» ya que, como explica, «en marzo fue posible vender bonos verdes cuando a veces era muy difícil encontrar un comprador para los bonos convencionales», lo que, como señala, pone de relieve que «la demanda de bonos verdes se mantiene fuerte». El gestor espera que «la demanda de los bonos verdes se mantendrá fuerte por dos razones». La primera, es que las empresas que emiten bonos verdes deben tener una clara estrategia ambiental para la transición, algo que «las posiciona mejor a largo plazo para hacer frente a los desafíos del cambio climático», según indica Plé. La segunda, es que «los bonos verdes son uno de los instrumentos más adecuados para cumplir con la transparencia que, cada vez más, exigen los inversores».