Los bonos soberanos latinoamericanos han aprovechado los mercados internacionales de bonos a un ritmo más rápido y en mayores cantidades en 2020 que en 2019, para ayudar a satisfacer las mayores necesidades de financiamiento, respaldados por configuraciones de política monetaria altamente expansivas en los principales bancos centrales del mundo, anuncia Fitch Ratings.
El acceso confiable a los mercados internacionales limita el riesgo de liquidez de los bonos soberanos y respalda la flexibilidad financiera, aunque el aumento del endeudamiento en moneda fuerte aumenta la sensibilidad de los coeficientes de deuda a los tipos de cambio.
La emisión externa de bonos soberanos latinoamericanos es de 42.500 millones de dólares y ya supera el total del año pasado de 34.500 millones de dólares y es superior al promedio anual de 2015-2019 de aproximadamente 30.000 millones, excluyendo Argentina. Los volúmenes de 2020 no incluyen bonos emitidos en canjes de deuda en dificultades.
El aumento de la emisión refleja las mayores necesidades de financiación derivadas de la pandemia de coronavirus. Las fuertes recesiones y los programas de aplazamiento de impuestos que reducen los ingresos del gobierno, además de un mayor gasto en atención médica, beneficios por desempleo y apoyo a las empresas, están generando déficits fiscales significativamente más amplios de lo que se pronosticaba antes de la pandemia. Según las proyecciones actuales de Fitch, el déficit promedio simple en América Latina alcanzará el 9,1% del PIB este año.
Los volúmenes de emisión externa no coinciden completamente con las mayores necesidades de financiamiento de este año. Chile, Perú y México también han utilizado colchones fiscales para limitar los aumentos de la deuda, y algunos bonos soberanos de baja calificación han recurrido al FMI u otros organismos multilaterales en busca de financiamiento externo. Los esfuerzos para desarrollar algunos de los mercados de capitales nacionales de América Latina en los últimos años han respaldado una mayor emisión local.
Los bonos soberanos con grado de inversión (IG) han proporcionado casi tres cuartas partes de la oferta de bonos internacionales de 2020 y han mantenido un sólido acceso al mercado internacional, al igual que algunos soberanos sub-IG.
México es el mayor emisor de IG en lo que va del año (32% de la emisión total) seguido de Chile (15%). Algunos soberanos que no pertenecen a IG, como Paraguay (BB + / Estable) y Guatemala (BB- / Estable) también han regresado al mercado desde que comenzó la pandemia. Las tasas ultrabajas en los mercados desarrollados han permitido a algunos bonos soberanos latinoamericanos emitir bonos internacionales con cupones históricamente bajos o plazos más largos. Siete soberanos emitidos a plazos de 30 años o más en el 1S20, frente a los cuatro del 1S19.
Sin embargo, existe una diferenciación entre bonos soberanos en cuanto a disponibilidad y costo de financiamiento. Ecuador y Surinam perdieron acceso al mercado y siguieron a Argentina en el incumplimiento y reestructuración de su deuda comercial. El Salvador (B- / Negativo) regresó a los mercados de capitales internacionales pero a un alto costo, pagando un cupón de 9.5% sobre un bono a 32 años. El rápido aumento de la deuda entre los soberanos con calificación ‘B’ o inferior, con mercados de deuda internos generalmente poco profundos y un acceso al mercado internacional costoso o limitado, significa que la flexibilidad del financiamiento externo (por ejemplo, a través del acceso confiable y oportuno al financiamiento multilateral) es una consideración importante para la calificación en conjunto con planes de consolidación fiscal.
Como en años anteriores, la emisión externa en 2020 ha sido principalmente en dólares (86%) seguida de euros (14%). Cupones más bajos mitigarán la presión sobre la carga de intereses por el aumento de la deuda externa y la depreciación de la moneda, pero los niveles moderados o altos de deuda en moneda extranjera son una vulnerabilidad de larga data para los soberanos latinoamericanos. Si bien la diversificación de las fuentes de financiamiento y la extensión de los vencimientos reduce el riesgo de refinanciamiento, el deterioro fiscal subyacente ha ejercido presión sobre las calificaciones soberanas de América Latina y puede reflejarse en curvas de rendimiento internas pronunciadas en ciertos mercados.
En un contexto de potencial de crecimiento a medio plazo posiblemente reducido, finanzas públicas débiles y mayor volatilidad de los precios de los activos y de las divisas, mantener la estabilidad macroeconómica relativa y la credibilidad de las políticas será importante para mantener la confianza de los inversores internacionales.