La historia no se repite, pero rima. Este aforismo bursátil ha vuelto a sonar con fuerza en una semana que ha terminado con el improbable nacimiento de un “súper campeón” de la banca helvética. Parte del acuerdo de compra exprés de Credit Suisse por UBS incluía la ejecución de 17.000 millones de dólares en CoCos (deuda AT1) emitidos por Credit Suisse, cuyo valor se ha ido a cero. Sin embargo, los accionistas de la entidad no han experimentado la misma merma, algo sin precedentes.
Frente a esta situación, la reacción de las gestoras ha sido rápida. Según fuentes de la industria, algunas firmas ya han escrito a sus clientes para detallarles la exposición a las diferentes estrategias tanto al sector financiero como a CoCos de Credit Suisse o de cualquier otra entidad, un tipo de instrumento de renta fija que las gestoras usan para diversificar sus carteras y que está sufriendo en los mercados a raíz de la decisión de la autoridad suiza. Incluso algunas gestoras han advertido a sus clientes de que el valor liquidativo de algunos fondos con exposición al sector podría ajustarse a la baja.
Funds Society ha contactado con gestoras internacionales con estrategias que invierten en deuda financiera europea, y que podrían tener también exposición a deuda híbrida, como Pimco, Invesco, Vontobel, BlackRock o Jupiter AM, y de momento, no ha recibido comentarios.
“Es probable que las ramificaciones de las acciones de las autoridades suizas tengan consecuencia para los mercados de deuda bancaria en los próximos años”, declara Eoin Walsh, gestor de TwentyFour AM (Vontobel AM), en una pieza de opinión en la que critica con dureza a los reguladores suizos, afirmando que estos “han destrozado las normas para invertir en compañías” -al penalizar a los bonos por delante de las acciones- y compara la situación con lo que sucedió hace unos años con el portugués Banco Espirito Santo, cuyos bonistas todavía siguen litigando.
Por su parte, la reacción de las instituciones monetarias tampoco se ha hecho esperar. En este caso, la Supervisión Bancaria del BCE, la Junta Única de Resolución y la Autoridad Bancaria Europea han emitido un comunicado en el que «acogen con satisfacción el amplio conjunto de medidas adoptadas por las autoridades suizas para garantizar la estabilidad financiera», pero dejan claro que el banco suizo no marcará los estándares en Europa para el rescate de entidades. «El marco de resolución que aplica en la Unión Europea las reformas recomendadas por el Consejo de Estabilidad Financiera tras la Gran Crisis Financiera ha establecido, entre otras cosas, el orden según el cual los accionistas y los acreedores de un banco en dificultades deben soportar las pérdidas. En concreto, los instrumentos de capital ordinario son los primeros en absorber las pérdidas, y solo después de su plena utilización se exigiría la amortización del capital de nivel 1 adicional. Este enfoque se ha aplicado sistemáticamente en casos anteriores y seguirá guiando las actuaciones de la JUR y de la supervisión bancaria del BCE en las intervenciones en situaciones de crisis. El capital de nivel 1 adicional es y seguirá siendo un componente importante de la estructura de capital de los bancos europeos», afirmaban en un comunicado anoche.
La visión de la industria
Walsh recuerda que, de acuerdo con la regulación, se podría ejecutar la opción de convertibilidad de un bono AT1 en acciones en un nivel CET1 dado (para los bancos suizos “generalmente se sitúa en el 7%”, explica). En este caso, se haría una inyección automática de capital al emisor, permitiéndolo seguir con el estatus de capital circulante. En un caso más grave, en el que la entidad fuera incapaz de mantener su circulante, el valor de los AT1 se iría a cero, “pero esto también debería pasar con los bonos Tier 2 y otros instrumentos de deuda subordinada, dado que también forman parte del capital circulante”; en ese escenario, el valor de las acciones también se iría a cero, que fue lo que sucedió con Banco Popular. Y lo que no ha sucedido ahora con Credit Suisse, donde lo que se ha penalizado es la deuda AT1.
“Nos preguntamos qué consecuencias va a tener esto para el sistema financiero suizo en el largo plazo, ya que es muy probable que esta acción de FINMA mine la confianza de los inversores en este régimen regulatorio”, declara Walsh, que considera que están más protegidos los inversores en CoCos al amparo de la Directiva de Resolución y Recuperación Bancaria de la eurozona, y los que operan en Reino Unido.
Walsh indica que “es importante tener en mente que era un banco, en un régimen específico, que afrontaba grandes salidas de dinero de depósitos, y sobre el que pensamos que el regulador tomó una decisión altamente cuestionable, una que podría acabar en los tribunales”.
Desde Morningstar Lukas Strobl, editor jefe para EMEA, afirmaba en un webinar ad hoc en el que se analizaba el caso: “Los 167 años de historia de Credit Suisse han llegado a su fin y los tenedores de 17.000 millones de deuda de bajo rango han sido aniquilados. Para eso se crearon los llamados instrumentos de capital adicional de nivel 1: para poder rescatar a los inversores y proteger a los contribuyentes en caso de quiebra de un banco”.
Elisabeth Rudman, de Morningstar DBRS, explicaba en ese mismo webinar que esta situación en la que los accionistas han conseguido retener algo del valor de sus acciones frente a los bonistas, que han perdido sus CoCos, es una novedad: “Claramente, hubo un shock con el rescate, la eliminación de estos instrumentos AT1, mientras que los accionistas siguen recibiendo algo de dinero. Los términos del instrumento permiten al regulador amortizar estos instrumentos en caso de inviabilidad, pero no era lo que se esperaba. Así que creo que tendremos que ver cómo siguen reaccionando los mercados y cómo reaccionan también los inversores”.
Rudman recuerda que “muchos de los grandes bancos tienen estos instrumentos AT1 como parte de su capital”. “Es un requisito reglamentario que tengan suficiente deuda para absorber pérdidas, y ha sido un instrumento útil para los bancos hasta la fecha”, añade. Sin embargo, de cara al futuro, la experta aventura que “puede ser más caro para los bancos emitir ese tipo de instrumentos si los necesitan en el futuro”, por lo que podrían cambiar sus decisiones “en cuanto a la forma de reunir su financiación de capital”.
La confianza en los bancos, la primera grieta en el sistema
En el último comentario semanal (20 de marzo) del BlackRock Investment Institute, el equipo de expertos compuesto por Jean Boivin, Wei Li, Alex Brazier y Vivek Paul abordan la onda expansiva que ha sufrido la banca en la última semana desde la perspectiva de “que es la última consecuencia de la subida de tipos de interés más rápida desde 1980”. “Hemos debatido que hacer caer la inflación sería costoso, creando daño económico y grietas en el sistema financiero. Los acontecimientos de esta semana reducirán el crédito bancario, lo que refuerza nuestra visión de recesión”, afirma el grupo de expertos.
BlackRock ha mantenido desde comienzos de año la postura de que los inversores necesitan un nuevo manual de inversión, pues las normas que han funcionado en la última década ya no sirven. La idea está presente en el comentario semanal del BlackRock Investment Institute, dado que la terna de expertos considera que, a la luz de los acontecimientos, los mercados no deberían estar poniendo en precio la interrupción de los ciclos de subidas de tipos: “Que los bancos centrales acudan al rescate y recorten tipos es algo del pasado, y ya no funciona. Los bancos centrales van a seguir luchando tercamente contra una inflación más elevada, y usarán otras herramientas para salvaguardar la estabilidad financiera”.
Aunque desde el BlackRock Investment Institute recuerdan que el origen del estrés bancario ha sido muy diferente en EE.UU. y Europa, tienen un punto en común: “Los mercados ahora van a escudriñar las vulnerabilidades de los bancos a través de la lente de los altos tipos de interés”. Sí son categóricos al afirmar que “no vemos una repetición de la crisis global financiera de 2008”, y añaden que “algunos de los problemas que han aparecido recientemente venían de lejos y eran bien conocidos, y ahora las regulaciones bancarias son mucho más estrictas”. Para ellos, lo que está sucediendo “es el anuncio de una recesión”.
El pronóstico de los expertos es que estas grietas en el sistema financiero probablemente “encarezcan el crédito, minen la confianza y finalmente dañen al crecimiento”. En consecuencia, BlackRock infrapondera renta variable, ha rebajado a neutral su posición en crédito (ahora está neutral en deuda con grado de inversión e infrapondera el high yield). En la gestora ahora prefieren posiciones de menor duración en deuda soberana, infraponderan bonos soberanos de largo plazo y han revisado al alza su posición en bonos ligados a la inflación. Finalmente, desde BlackRock prefieren acciones y deuda en divisa local de mercados emergentes, dado que “los mercados se han centrado en el caos en el mundo desarrollado”, mientras que consideran que la recuperación económica en Asia tras el fin de las restricciones al Covid se ha quedado en un segundo plano.
Desde Lombard Odier Private Bank Stéphane Monier, director de inversiones, también coincide en que “los problemas en el sector bancario ilustran cómo está respondiendo la economía real al ciclo de endurecimiento monetario de la Fed”. Para Monier, el riesgo está en que esas condiciones más tensas y la reducción de la liquidez resultante “podrían amplificar las vulnerabilidades aún por identificar en otros mercados”.