Europa comienza a ganar atractivo entre los inversores. De hecho, la última encuesta global a gestores de Bank of America muestra una rotación hacia Europa. Además, desde principios de año, se ha detectado un aumento de flujos hacia ETPs de la región EMEA. Estos dos hechos confirman ese mayor interés por el Viejo Continente, por ello las gestoras internacionales vigilan las perspectivas de la economía europea y el impacto que tendrá los aranceles de la administración Trump.
En opinión de François Rimeu, estratega senior de Crédit Mutuel Asset Management, las previsiones de crecimiento de la Unión Europea se debilitan, pese a la fortaleza de España y Portugal. “La confianza de los consumidores está repuntando gradualmente en todos los países de la zona del euro, excepto, quizá, en Francia por razones de inestabilidad política. La dinámica es aún frágil, pero es real desde hace 24 meses. El volumen de consumo, lógicamente, sigue la misma senda, y dado que representa aproximadamente la mitad del producto interior bruto de la zona euro, esto debería tener un efecto directo sobre el crecimiento”, señala como ejemplo.
Además, apunta que la caída del euro frente al dólar en los últimos cuatro meses también ayudará al impulso exportador de la zona euro, aunque la caída sea más limitada frente a las demás divisas que frente al dólar. “Por último, Alemania podría aumentar su déficit fiscal tras las elecciones del 23 de febrero si hay una mayoría a favor de relajar el freno de la deuda, lo que ahora creemos probable. Si Francia logra recuperar cierta estabilidad en los próximos meses, y si las turbulencias asociadas a la administración Trump no son demasiado fuertes, es posible incluso esperar revisiones al alza de las perspectivas de crecimiento en el euro”, añade Rimeu.
Steven Bell, economista jefe para EMEA de Columbia Threadneedle Investments,destaca que la economía de la eurozona mejora lentamente. “Aunque el Reino Unido obtuvo la semana pasada unos datos del PIB mejores de lo esperado, los próximos meses serán claramente difíciles, ya que es probable que los fuertes cambios fiscales aumenten la inflación y el desempleo”, apunta.
En cambio, según el análisis que hace Nicola Mai, economista y analista de crédito soberano en PIMCO, las perspectivas económicas de Europa serían difíciles incluso en ausencia de un entorno comercial mundial más adverso e incierto, lo que representa un importante obstáculo adicional para la economía europea dependiente de las exportaciones.
“Las perspectivas de la política comercial de Estados Unidos bajo la Administración Trump siguen siendo inciertas. Para Europa, la posibilidad de una desaceleración más amplia del crecimiento mundial exacerba estos desafíos, impulsados no solo por las decisiones políticas de Estados Unidos, sino también por el desempeño económico de China. Si bien algunos participantes del mercado cuentan con una postura fiscal más expansiva en Alemania tras las próximas elecciones a finales de esta semana, creemos que cualquier cambio será incremental en lugar de representar un cambio fiscal radical. Del mismo modo, aunque creemos que una resolución de la guerra entre Rusia y Ucrania podría ser positiva para el crecimiento europeo, no exageraríamos el impacto en la economía”, argumenta Mai.
Reino Unido y la inflación
El talón de Aquiles en Europa parece ser el Reino Unido, cuyo último dato de inflación ha sorprendido al alza. Según explica Daniel Austin, CEO y cofundador de at ASK Partners, el aumento de la inflación del IPC añade complejidad al panorama económico del Reino Unido. “Aunque sigue estando cerca del objetivo del 2% del Banco de Inglaterra, el incremento pone de manifiesto las continuas presiones sobre los costes, que podrían influir en la futura política monetaria. Esto desafía las perspectivas del mercado inmobiliario, que había anticipado un ciclo de reducción de tipos más predecible después de que el Banco redujera los tipos de interés al 4,5%”, apunta Austin.
Para Luke Bartholomew, economista jefe adjunto de abrdn, “aunque los principales responsables de la política monetaria del Banco de Inglaterra se mostraron recientemente más preocupados por las perspectivas de crecimiento que por las de inflación, probablemente este dato no sea suficiente para modificar sustancialmente las perspectivas a corto plazo de la política monetaria. Parece bastante improbable que se produzca otro recorte de tipos en marzo, ya que el Banco mantendrá por ahora su ritmo gradual de relajación. Pero cualquier aceleración del ritmo de recortes de tipos en la segunda mitad del año dependerá de que las presiones inflacionistas vuelvan al 2%”.
La presión de EE.UU.
Según Bell, ahora el trabuco arancelario apunta ahora a Europa y la perspectiva de un posible acuerdo de paz en Ucrania ha desconcertado a los líderes europeos. “Mientras que las amenazas arancelarias a Colombia, México y Canadá todavía no se han aplicado, creemos que los aranceles a Europa seguirán adelante. Prevemos que los aranceles sobre el acero y el aluminio se aplicarán a partir del 12 de marzo, con aranceles recíprocos a principios de abril. Los aranceles sobre el acero y el aluminio, si se fijan en el 25%, tendrían obviamente un gran impacto directo, pero el tamaño global del comercio entre EE.UU. y la UE es pequeño en esta área. Los aranceles recíprocos, en los que EE.UU. iguala sus aranceles a los europeos, podrían tener un alcance mayor”, explica.
Para este experto, en algunas categorías de productos el impacto podría ser significativo. “La UE está ofreciendo reducir algunos aranceles comunitarios, como los aplicados a los automóviles, y comprar más GNL y equipos de defensa a EE.UU. si Trump se retrae de aplicar aranceles. Esto sería una buena noticia desde una perspectiva macroeconómica para ambas partes, pero -de momento- no hay ningún acuerdo concreto. El Reino Unido se ve menos afectado por todo esto, dado que mantenemos una amplia balanza comercial con Estados Unidos y nos centramos en los servicios, que no están sujetos a los aranceles amenazados”, señala Bell.
Para el economista jefe para EMEA de Columbia Threadneedle Investments, además, las relaciones entre Washington y la UE se han enfriado recientemente como resultado del enfoque de Trump sobre Ucrania. “Desde una perspectiva macroeconómica, es muy probable que esto provoque una expansión fiscal en Europa. Los líderes europeos se verán obligados a aumentar el gasto en defensa y Bruselas contempla flexibilizar sus normas fiscales para facilitarlo. Con unos tipos de interés bajos y un débil crecimiento económico, la relajación fiscal sería una buena noticia para la economía europea. La política fiscal británica está muy limitada, y el primer ministro ha declarado recientemente que no hay planes para seguir aumentando el gasto en defensa”, concluye.