Justo el mismo día que Grecia recibía por fin los primeros 13.000 millones de euros correspondientes al tercer rescate y otros 10.000 millones para recapitalizar la banca, el primer ministro Alexis Tsipras decidía poner fin a las desavenencias internas en su partido presentando su dimisión.
Tsipras apuesta fuerte. El cese de todo el gobierno y la convocatoria de elecciones para la fecha tentativa del próximo 20 de septiembre busca ganar en las urnas un mandato claro del pueblo heleno que le permita afrontar las negociaciones sobre la reestructuración de la enorme deuda griega con un margen de maniobra mayor. En las últimas semanas el ala más radical de su partido, Syriza, ha impedido la aprobación de varias leyes fundamentales para cumplir con los compromisos adoptados en la reunión del Eurogrupo, votando reiteradamente en contra en el Parlamento. En tres ocasiones desde el inicio del verano. Hasta ayer, además de con los rebeldes de su partido, tenía que lidiar con una difícil coalición con los populistas de derecha. La cita electoral será fijada definitivamente por el presidente griego, Prokopis Pavlopoulos, y las encuestas ya señalan como favorito al propio político, de 41 años.
“La decisión de Tsipras no ha sido una gran sorpresa, pues se entendía que la ambición del actual régimen era simplemente conseguir el tercer rescate y se necesitaría una coalición de gobierno más estable para implementar las reformas difíciles que vendrán”, comenta comenta Paul O’Connor, co-responsable del área de Multi-Activos en Henderson Global Investors. “En este punto, las encuestas sugieren que las elecciones deberían dar a Tsipras la oportunidad de capitalizar su alta popularidad y conseguir un Gobierno más estable y orientado al as reformas que el actual. El nuevo Gobierno podría tomar la forma del partido de Syriza, sin sus políticos de más extrema izquierda, en una coalición de centro con otro socio. Grecia necesita este tipo de Gobierno para tener alguna posibilidad de implementar las reformas requeridas por los acreedores. Solo el tiempo dirá si en Grecia tienen la voluntad y capacidad para cumplir con sus demandas”, comenta.
“Tsipras es muy popular pero es difícil entender aún qué pasará. ¿Se dividirá Syriza?”, se preguntan desde Pioneer. Desde la gestora explican que las elecciones podrían traer noticias positivas en forma de un gobierno más estable, pero a corto plazo aumenta la incertidumbre, que llega tras un periodo de debilidad de los mercados de deuda y materias primas, así que augura un ensanchamiento de los diferenciales en los mercados de deuda y explica la necesidad de tomar posiciones defensivas en los mercados de la periferia.
“La dimisión marca el inicio de otro capítulo en la crisis griega. Es irónico que llegara en la misma semana que el Parlamento alemán aprobara el paquete de rescate, pero la perspectiva de elecciones en otoño no es una gran sorpresa, dadas las divisiones vistas en el partido Syriza”, comenta Lucy O’Carroll, economista jefe de Aberdeen Asset Management, que sin embargo sí considera inesperado la forma en la que Tsipras ha hecho el movimiento. “El consenso pensaba que pediría un voto de confianza tras el verano, que llevaría a elecciones más tarde, pero este movimiento más temprano, y sin voto de confianza, Tsipras ha dado menos tiempo a la izquierda radical de su propio partido para crear un nuevo grupo o para organizarse fuera del marco de Syriza. También ha evitado el daño a su credibilidad que habría causado la pérdida del voto de confianza”, asegura. En su opinión, si tras las elecciones surge una coalición de gobierno liderada por Tsipras y con partidos a favor del rescate y con la izquierda radical euroescéptica fuera, los acreedores “no derramarán lágrimas”. El experto explica que los acreedores están dispuestos a ver retrasos en las reformas a cambio de contar con un gobierno más estable y reformista a partir de septiembre. “Eso sí, permanece el riesgo de que el electorado heleno no produzca un resultado bueno para los acreedores, si se fortalece la posición de la extrema izquierda o derecha, debilitando a Tsipras y los centristas pro-rescate, pues pondría en duda la credibilidad del acuerdo de rescate”, advierte.
“La convocatoria de elecciones en Grecia formaba parte del guión del tercer rescate de forma implícita ya que lo más lógico es que un gobernante que hace todo lo contrario a lo prometido, se someta a la consideración de los griegos y de ahí salga un Gobierno estable y capaz de llevar a cabo las medidas acordadas con los socios europeos. Sin duda, esta fue la apuesta de Alemania. Sin embargo, no deja de ser algo arriesgado y que puede introducir incertidumbre de forma innecesaria. Ya es patente que el compromiso reformista continuará en el tiempo con las privatizaciones y otras reformas sobre todo para permitir la entrada de capital extranjero y un fortalecimiento de los balances bancarios”, comenta Javier Santacruz, profesor del IEB.
Repunte de la volatilidad
Rota ya la tranquilidad que generó el acuerdo de Grecia con sus socios y acreedores el pasado 14 de julio para poner en marcha un tercer rescate de 86.000 millones de euros, los mercados de deuda se enfrentan a un posible repunte y lo que es casi seguro, a una nueva temporada de volatilidad. Sólo el rumor de la dimisión elevó ayer la prima de riesgo de Grecia 49 puntos básicos, hasta los 896, la española repuntó 3 hasta los 141 puntos básicos y la de Portugal cerraba la sesión en 200 puntos básicos tras sumar 16. Y es que los expertos dudan de la forma en que se materizalizará el tercer rescate al país con el nuevo y futuro Gobierno.
“La decisión de Tsipras podría elevar las preocupaciones sobre la ejecución del programa de rescate y poner en riesgo futuros desembolsos», explicó Moody´s nada más conocer el anuncio. “Aunque no nos pille por sorpresa ya que su propio partido estaba ya muy dividido, la noticia pone en duda la manera en la que el nuevo gobierno afrontará las reformas firmadas en el tercer plan de rescate”, comentan en Selfbank.
“Las elecciones tendrían como objetivo legitimar los recortes. Entendemos que estas elecciones deberían permitir a Tsipras conseguir el respaldo suficiente que facilite el cumplimiento del programa de rescate, donde el riesgo principal está en que pierda representación en el Parlamento (no es el escenario que barajamos). Por tanto, la inestabilidad política en el país heleno jugará como un elemento más de presión a la baja para los mercados”, explican desde Renta 4 Banco.
“Los mercados, en general, han reaccionado con mucha calma al flujo de noticias de Grecia. En las últimas semanas el centro de atención ha cambiado a China y a las previsiones de cuándo aumentará la Fed los tipos de interés. Sin embargo, está claro que Grecia volverá a ser un tema importante para los mercados este septiembre”, explica David Greene, client portfolio manager de renta fija europea de Pioneer.
De hecho, las bolsas abrían esta mañana con caídas y una fuerte volatilidad: el Ibex caía un 1% hasta los 10.487 puntos, donde prácticamente todos los valores cotizaban en negativo.
“Lo único positivo es que por el momento no se está produciendo un contagio a la deuda española. La rentabilidad del bono español a 10 años permanece en la zona del 2%. Lo que sí crece es la prima de riesgo hasta los 144, fruto de la caída de la rentabilidad del bono alemán (0,56%), que se está convirtiendo al igual que el oro (1.160 dólares/onza) en activo refugio durante estos días”, comentan en Selfbank.
Exposición cauta a la periferia
Desde Pioneer hablan de que los inversores en la periferia europea podrían pensar en deshacerse de algunas de sus posiciones: “Los inversores europeos sabían que la situación en Grecia no se ha arreglado para siempre y volvería tarde o temprano, pero esperaban que no fuera demasiado pronto”, comenta Tanguy Le Saout, responsable de Renta Fija Europea de Pioneer. “Y ahora ha vuelto a primer plano”, explica, y es fácil extrapolarla a la eurozona, donde Donald Tusk comentó que no hemos estado nunca tan cerca de 1968 como ahora. “La mayoría de los inversores no tienen bonos griegos pero tienen deuda periférica y en general el mercado está largo en esa exposición”, advierte el experto. Además, el anuncio electoral también le recuerda que en noviembre España también afronta elecciones, con la posibilidad de auge de Podemos. “Es normal por tanto que algunos inversores piensen en deshacerse de parte de su exposición periférica”.
Esta volatilidad, unida a la iliquidez del mercado, acentúa los movimientos. “Lo que se está descontando en los mercados es un menor crecimiento económico del esperado a nivel mundial y estamos en un mercado muy ilíquido, por lo que los movimientos son muy fuertes. En bonos la huida a la calidad, compra de los bonos de los países más solventes (EE.UU. y Alemania sobre todo), puede darse la vuelta. Mientras que los bonos periféricos podrían mejorar. Las bolsas siguen respaldadas por la evolución de los resultados…. Y creemos que la bolsa de la zona euro es la que mejor puede reaccionar. En las carteras no vamos a realizar movimientos significativos, en las que están por debajo de su nivel de riesgo lo aumentaremos ligeramente”, dicen en Banca March.