El mercado de renta variable, al igual que la luna, tiene fases en las que crece y otras en las que mengua. El periodo de tiempo que pasa desde que el mercado se mueve de un periodo de expansión (mercado alcista) a un mercado de contracción (mercado bajista), antes de expandirse de nuevo, se conoce bajo el nombre de un ciclo de mercado. El año pasado fue un año especialmente difícil para los mercados de renta variable, lo que provocó muchos comentarios entre los expertos sobre qué mercados habían experimentado una corrección, es decir, una caída entre el 10% y el 20% desde el pico más reciente, y cuales estaban técnicamente experimentando un mercado bajista, caídas de un 20% o más.
Los participantes experimentados del mercado comentan que un extenuante 2018 puede ser el precursor de un mejor 2019. Sin embargo, puede que el entorno más desafiante permanezca dadas las incertidumbres a las que se enfrenta la economía global. Con este telón de fondo, los gestores de carteras de Schroders analizan el comportamiento de los gráficos para ayudar a calibrar mejor las condiciones del mercado en el que operan. A continuación, sus comentarios.
La coyuntura global
La velocidad a la que se está produciendo la retirada del programa del relajamiento cuantitativo está desacelerándose, y no está claro que los tipos de interés globales vayan a seguir creciendo de este punto en adelante. Las relaciones comerciales entre Estados Unidos y China podrían mejorar o empeorar, las tensiones políticas en cualquier otro lugar pueden deteriorarse o ser resueltas, estas son algunas de las incógnitas del futuro.
En la pasada década, los inversores han disfrutado de unos momentos muy gratificantes, pues las acciones han mantenido extendidos periodos alcistas uno de tras de otro.
Más recientemente, las correlaciones de los precios de las acciones han caído, mientras que la volatilidad y la dispersión de los rendimientos ha aumentado, siendo la dispersión la medida de diferencia entre las mejores y las peores acciones.
En suma, los mercados se han estado comportando de un modo menos uniforme, creando potenciales oportunidades y amenazas para los inversores.
Los selectores de acciones están utilizando la volatilidad de los mercados para respaldar nuevas ideas de inversión a un bajo coste, pero al mismo tiempo no están subestimando los desafíos que se representan en el futuro, muchos gestores consideran que las acciones que experimenten el mejor y el peor desempeño serán mucho más importantes a la hora de determinar el rendimiento total de la cartera, y una pobre selección será castigada duramente.
En ese sentido, Chris Taylor, responsable de Alpha Equity, comenta: “Conforme la volatilidad y la dispersión comienzan, aumentan las oportunidades para los selectores de acciones. En lugar de pensar qué productos deben ser utilizados, los inversores deben pensar en sus horizontes temporales y evitar un exabrupto. Las oleadas de ventas pueden proporcionar oportunidades, por lo que ser paciente y no tener demasiado foco en el corto plazo es crítico”.
¿Se está repitiendo la historia?
Antes de la caída del mercado a finales de 2018, los gestores de la estrategia Schroders Global Value Equity cuestionaron la sostenibilidad de unos múltiplos precio-beneficio cada vez más altos en las acciones tecnológicas, dentro de este sector se encuentran las acciones conocidas como ‘FAANG’, acciones de Facebook, Amazon, Apple, Netflix y Google. Los precios de las acciones pueden subir simplemente porque los inversores tienen una visión favorable por una empresa, sin un correspondiente cambio tangible en las perspectivas de las empresas. De forma colectiva los inversores atribuyen un valor más alto a una acción que, en consecuencia, se beneficia de una recalificación por parte del mercado. Para las acciones FAANG, hasta hace poco, esto se manifestaba en unos múltiplos precio-beneficio cada vez más elevados.
El múltiplo precio-beneficio es una métrica de valoración que popularmente se usa cuando se analizan las acciones estilo growth, entre las cuales se encuentran las acciones tecnológicas. Compara el precio de una empresa a sus beneficios esperados en el siguiente año. El crecimiento en las métricas de valoración es uno de los tres factores que impulsa los rendimientos del precio de las acciones, siendo los otros dos, el crecimiento de los dividendos y de los beneficios. Un rasgo común de las acciones de crecimiento es que la empresa prioriza la reinversión del excedente de efectivo en la propia empresa para su expansión, por lo que los dividendos no son un factor importante en este tipo de acciones.
Durante una gran parte de la última década, los inversores en tecnología podían argumentar que han estado pagando por la perspectiva de un crecimiento en beneficios decente en el medio plazo. Sin embargo, conforme el crecimiento comenzó a desacelerarse, se hizo más difícil seguir defendiendo este caso. Las acciones FAANG, y otras acciones con momentum, se volvieron dependientes de unos múltiplos de valoración más elevados para impulsar su precio al alza. Las acciones tecnológicas, de los medios de comunicación y de las empresas de telecomunicación subieron a niveles insostenibles por las mismas razones a finales de la década de los noventa.
En los tres años anteriores a que el mercado de renta variable estadounidense tocara un máximo histórico el año pasado otoño, las acciones tecnológicas, en espacial el índice Nasdaq, que alberga las cinco acciones FAANG, fueron un factor muy importante. La recalificación de sus valoraciones se ha revertido, pesando fuertemente en el mercado de renta variable estadounidense, que han experimentado una recalificación a la baja desde octubre de 2018.
En ese sentido, Nick Kirrage, gestor de la estrategia Equity Value comenta: “Las acciones FAANG y otros valores con momentum se han vuelto casi totalmente dependientes de la expansión de los múltiples para el crecimiento del precio de su acción. Para expresarlo sin rodeos, un entorno donde los múltiplos precio-beneficio superaron rápidamente incluso los pronósticos más optimistas de los analistas tiene para nosotros ecos de la larga acumulación creada hasta la burbuja del año 2000”.
Las altas expectativas para las acciones FAANG, parece que han dejado poco espacio para la decepción. Unas altas expectativas sobre los márgenes de beneficios están también bajo escrutinio, pues podrían indicar otro riesgo potencial para los mercados de renta variable.
Puede continuar leyendo las opiniones de Nick Kissack, Bill Casey, Kevin Murphy y Alex Breese, en el siguiente enlace.