Mientras en Brasil ya se rumorea que Michel Temer está negociando los términos de su salida como presidente y en las calles se suceden las manifestaciones que piden elecciones directas, Moody’s Investors Service rebajó el viernes sus perspectivas de calificación crediticia del país de estable a negativa. Aunque el rating no se movió de escalón –Ba2– la decisión de la agencia coloca la deuda del país un grado por debajo de la de Rusia o Turquía.
El escandalo de corrupción que involucra a Temer ha desatado una fuerte crisis institucional. Los aliados del gobierno ya estudian retirar su apoyo al Ejecutivo para recomponerse de cara a las elecciones generales previstas para finales de 2018. “La renuncia sería la vía rápida para salir de esta crisis”, comentaban la semana pasada los analistas de Compass Group.
Con este panorama, Moody’s considera probable un bloqueo en la agenda de reformas económicas del gobierno, incluida la de la seguridad social. «Es probable que esto afecte negativamente la confianza de los inversores y lleve a una mayor volatilidad del mercado«, recoge la firma en su comunicado.
Y es que la llegada de un candidato elegido por el Congreso para sustituir a Temer al frente del país supondrá una débil legitimidad de cara a seguir con las reformas, lo que plantea una creciente amenaza para la recuperación de la mayor economía de América Latina.
Temer está acusado de aprobar un soborno para comprar el silencio de Eduardo Cunha, ex presidente de la Cámara de Diputados, encarcelado desde diciembre del año pasado. Dos ejecutivos de la empresa cárnica JBS habrían grabado la conversación.
“En el contexto actual, la incertidumbre política prolongada y el riesgo de otra transición de liderazgo probablemente lastrarán la incipiente recuperación. La capacidad del banco central de ofrecer nuevos recortes de tipos de interés podría verse obstaculizada con una inflación más alta, dificultando el impacto potencial sobre el crecimiento en 2018 y socavando el ahorro fiscal de los menores pagos de intereses de la deuda pública”, resume Moody’s.
«Los inversores han estado muy atentos al progreso de las reformas fiscales, para estar más seguros del compromiso creíble de Brasil con los recortes de gastos. La deuda pública (71% del PIB) es alta y está aumentando. Las turbulencias políticas disminuirán la confianza y contribuirá poco a la recuperación económica de Brasil. Un real más débil podría espolear de nuevo la inflación, complicando la flexibilización monetaria esperada”, explica Sailesh Lad, gestor del AXA IM Emerging Markets Short Duration Bonds.
Fitch Ratings y Standard & Poor’s clasifican a Brasil en el mismo nivel –Ba2–, pero Lad cree que la deriva de la política, el débil crecimiento y el fracaso para detener el aumento de la deuda pública provocarán que ambas agencias sigan a Moody´s en los próximos días en la rebaja de la perspectiva de estable a negativa.