La apuesta de Investec para el contexto macroeconómico de 2016 es relativamente optimista, pese a que el crecimiento de la economía global va a ser más lento que en el pasado. En particular, la firma espera que las economías desarrolladas sigan creciendo a un ritmo razonable, y ve pocas probabilidades de una recesión en los próximos años. Estas son las conclusiones tras estudiar de cerca una serie de indicadores que tienden a marcar el paso de la economía, como la política monetaria, las condiciones de crédito, los precios de las materias primas y los tipos de cambio. Estos datos sugieren que el entorno será propicio para una continuada expansión económica hasta bien entrado 2016.
“Las perspectivas para las economías en desarrollo son más preocupantes porque tendrán que lidiar con un crecimiento chino estructuralmente más lento, menos demanda de materias primas y unas condiciones de financiación más restrictivas en un momento en el que las empresas se han endeudado con fuerza”, explica John Stopford, co-responsable de estrategias multiactivo de Investec.
Sin embargo, dice el experto, la probabilidad de que a corto plazo se produzca un aterrizaje brusco en China, parece ser baja. Las autoridades chinas quieren dirigir una desaceleración gradual en el tiempo, y es probable que tengan suficiente control sobre la economía como para lograr esto.
Pero lo que marcará el rumbo del 2016, es el crecimiento global desincronizado, que implica no sólo una modesta erosión de la capacidad de ahorro, sino que es probable que mantenga la inflación bajo presión bajista. Como consecuencia, la mayoría de los bancos centrales tendrán pocas razones para endurecer la política monetaria y muchos, como el Banco Central Europeo (BCE), deberían seguir siendo acomodaticios. La debilidad general y la persistente baja inflación provocará que la subida de tipos de la Fed sea bastante progresiva.
“Esto va a crear un ambiente benigno para los mercados financieros, que se caracterizará por un crecimiento moderado, baja inflación y condiciones monetarias relativamente relajadas. Factores todos ellos, que respaldan la idea de que estamos ante un ciclo económico prolongado con la recesión todavía fuera del horizonte. Esto debería beneficiar a los activos de crecimiento, en particular los de renta variable, que tienden a alcanzar su punto máximo sólo justo antes de una recesión”, apunta Stopford.
El contexto para los activos de los mercados emergentes, es para Investec menos convincente. Lo mismo que las perspectivas para la deuda corporativa, que pueden tener que enfrentarse a mayores rendimientos del Tesoro de Estados Unidos, si el Comité Federal de Mercado Abierto endurece la política monetaria más rápido de lo que espera el mercado. La divergencias de política entre los bancos centrales deberían respaldar más ganancias del dólar, aunque su rally está ya avanzado y puede limitar el ritmo de subidas de los tipos de interés en Estados Unidos.
“La preferencia por los activos cíclicos necesita, por supuesto, tener en cuenta tanto el riesgo de las perspectivas como el de las valoraciones de los activos. El primero es en su mayoría bajista, lo que, de alguna manera, atempera nuestro entusiasmo por los activos de crecimiento. Esto, junto con la diversificación sugiere que necesitamos una cierta exposición defensiva para protegernos de resultados adversos. Afortunadamente, la política monetaria desincronizada sugiere que la mayoría de los mercados de deuda pública deberían tener mejor evolución que la deuda del Tesoro”, afirma Stopford.
Renta variable y high yield
Para el gestor, algunos bonos gubernamentales con rentabilidades altas son especialmente atractivos, como los de Nueva Zelanda y Australia, donde los tipos de interés se pueden recortar más. Además, la alta calidad de los bonos corporativos investment grade son atractivos en relacióncon la deuda emitida por el gobierno, compensando su mayor apalancamiento en esta etapa del ciclo económico. También ve oportunidades no correlacionadas en infraestructuras.
Dentro de los activos de crecimiento, Stopford estima que las valoraciones no son un obstáculo para que la renta variable siga subiendo, y los rendimientos de los dividendos parecen baratos en comparación con los activos de renta fija. La rentabilidad de las inversiones inmobiliarias también parecen razonables, especialmente mientras esperamos que la rentabilidad de la deuda pública siga siendo mucho menor que antes de la crisis financiera mundial.
“A pesar decierta cautela hacia los mercados emergentes y la deuda corporativa high yield, estos activos se han abaratado considerablemente y ahora deben compensar a los inversores mucho más por los riesgos”, concluye.