La inestabilidad política de Italia vuelve a agitar la eurozona. Ayer el Movimiento 5 Estrellas reculó y comenzó a buscar un acuerdo político ‘in extremis’ con la Liga Norte. En el mercado, el momento político se tradujo en caídas a lo largo del martes y del miércoles, tanto en la moneda única, el euro, como en las principales bolsas de valores europeas.
En opinión de Bruno Colmant, responsable de Análisis Macro de Bank Degroof Petercam, hay dos riesgos que se están subestimando. “El primero es monetario; la divisa única ha sido adoptada sin que la zona euro estuviera preparada para ser un área monetaria óptima, caracterizada por la armonización fiscal y tributaria y la movilidad de los trabajadores. Y el segundo riesgo es de una naturaleza política. Para algunos países, el euro ya no es un proyecto de unificación social y es incluso una fuente de profundo resentimiento social. La mitigación de este riesgo social se hizo en el pasado a través de la devaluación. Pero estas herramientas ya no están accesibles. Con el endurecimiento monetario, debemos, de hecho, aceptar que otros parámetros se vuelven móviles. Es, por lo tanto, teóricamente posible para el euro convertirse en un factor desestabilizador. En Italia, si el euro es una moneda de curso legal, ya no es social”.
Como bien señala Colmant, el problema político está echando leña a un fuego que cada vez se extiende con más rumores y posibles políticas, que asustan a los inversores. “La formación del nuevo plan de Gobierno italiano ha afectado negativamente al mercado ya que el conjunto de las medidas fiscales podrían en riesgo las finanzas públicas. No en vano, los riesgos para las finanzas públicas son ligeramente elevados en el medio plazo, dado que los crecientes costes de financiación y una tasa de crecimiento estructuralmente más lenta pueden poner a Italia en riesgo e incluso en un escenario de recesión leve”, explica Antonio Ruggieri, gestor de SYZ Asset Management.
La preocupación por la situación de Italia va más allá de sus fronteras. Tal y como explica Douglas J. Elliot, socio de finanzas y riesgo – político de Oliver Wyman, “la formación de un gobierno italiano a partir de partidos con fuertes elementos populistas recuerda que existe la posibilidad de que el populismo desempeñe en el futuro un papel mucho más importante en las economías desarrolladas de lo que creemos. En este sentido, nuestro informe establece el modo en que las instituciones financieras mundiales han de afrontar esta tendencia y cómo podrían ser sustancialmente diferentes en un entorno populista, además de ofrecer algunas recomendaciones”.
Impacto en el mercado
Esa presión política ha pasado factura, desde la semana pasada, a los bonos italianos, pero una vez pasada esas inestabilidades todo debería volver a su cauce. La semana pasada el spread de los bonos soberanos de referencia a 10 años del gobierno italiano se amplió hasta 190 puntos básicos frente a la deuda soberana alemana, el mayor nivel desde junio de 2017. También ha habido un cierto impacto en el euro, ya que el euro/dólar se movió por debajo de 1,18.
Según Luca Beldì, gestora de cartera de crédito europeo estructurado de TwentyFour AM, boutique de Vontobel, la expectativa es que “Italia siga cotizando con una prima frente a Portugal, incluso si el diferencial actual de 35 puntos básicos a 10 años probablemente se reducirá una vez que los partidos se den cuenta de que no podrán obtener ninguna de las propuestas”.
Por su parte, Stéphane Monier, director de inversiones de Lombard Odier, se muestra optimista y confía que “que los mercados europeos se recuperen gracias a valoraciones atractivas, una recuperación impulsada por el apoyo interno y los factores adversos de las monedas más débiles. Aun así, la agitación política de Italia combinada con unos datos de la Eurozona más suaves ha hecho retroceder las expectativas del mercado sobre una mayor normalización de la política monetaria”.
En opinión Markus Allenspach, analista jefe de renta fija de Julius Baer, la corrección que han sufrido los bonos italianos ha llegado en buen momento para evitar una crisis futura. “El mercado tomó los últimos acontecimientos políticos como una excusa para una corrección vencida. La deuda de Italia se había negociado a niveles de rentabilidad consistentes con una calificación A, mientras que la perspectiva de la política fiscal se parece más a una calificación Ba”, advierte. Además, Allenspach considera que la corrección también envía una fuerte señal a Frankfurt y Bruselas de que todavía hay margen de mejora en esa futura unión bancaria.
Desde Fidelity International se muestran preocupados sobre la posibilidad de que, aunque los fundamentales italianos han mejorado, la calificación crediticia de Italia se revise a la baja. “Esto asestaría otro golpe al interés de los inversores por los activos italianos. Un aspecto crucial en este sentido es que si las cuatro grandes agencias de calificación rebajan a Italia hasta high yield, el BCE no podría seguir comprando deuda pública italiana en el marco de su programa PSPP. Sin embargo, esa no es nuestra hipótesis de trabajo a la vista de lo sucedido en el pasado con otros países de la periferia, como por ejemplo con Portugal”, señala la gestora en su último informe sobre Italia.
¿Posibilidad de contagio?
La preocupación política por Italia no ha sido la única que ha copado los titulares esta semana, España también ha tenido su cuota de protagonismo. Los inversores se plantean si un contagio podría ser posible, pero las gestoras se muestran convencidas de que son escenarios totalmente diferentes.
“En cualquier caso, creemos que el aumento de las rentabilidades en otros países periféricos como España o Portugal es en cierta medida exagerado. Las instituciones europeas ahora tienen herramientas como el ESM, para contener los riesgos de contagio de Italia a otros países siempre que estos países respeten y cumplan con las reglas del euro. Sobre todo, porque el compromiso político de estos países con el euro y las instituciones de la Unión Europea sigue siendo fuerte”, apunta Fabrizio Quirighetti, co responsable de multiactivos de SYZ AM.
Misma valoración hace Didier Saint-Georges, miembro del Comité de Inversión de Carmignac, quien reconoce que no entiende por qué cuando hay inestabilidad en Italia, la mente del inversor lo asocia con países como España. “Italia y España no están en el mimos punto ni momento, ni a nivel político ni económico. En Italia los partidos populistas son mayoritarios y tienen la opción de formar gobierno, mientras que en España, pese a la inestabilidad, estos partidos populistas no son tan fuertes. Y en segundo lugar, España ha hecho un gran trabajo a nivel económico para salir de la crisis, lo cual se refleja en su tendencia de crecimiento; mientras que Italia no ha hecho las reformas necesarias ni su economía es más productiva ni eficiente.
Quiénes sí se “contagian” de esta inestabilidad son los inversores. En opinión de Isabelle Vic-Philippe, jefa de duda pública europea y ligada a la inflación de Amundi, ante una situación política tan poco clara en Italia, los inversores seguirán exigiendo una importante prima de incertidumbre. “Los últimos movimientos deberían conducir a nuevas elecciones después del verano, si el gobierno tecnócrata que Italia está formando no puede obtener un voto de confianza en el Parlamento”, matiza.
Desde Union Bancaire Privée (UBP) se cuestionan si el contagio no será directamente a toda la zona euro y se plantea si estamos ante una nueva crisis. “La zona del euro enfrenta nuevamente riesgos de fragmentación, como lo hizo hace un año y antes de las elecciones presidenciales francesas. Varios países critican abiertamente a la Unión Europea, como Austria, la República Checa, los Países Bajos, Hungría y Polonia; y los partidos políticos abiertamente contrarios a la Unión Europea se presentan a las elecciones. Sin embargo, los riesgos deben limitarse mientras ninguna parte o gobierno solicite un referéndum sobre el euro o sobre la pertenencia de un país a la zona del euro; este tipo de referéndum parece ser ilegal en varios países, ya que un referéndum no puede alterar un tratado internacional, pero este hecho está haciendo poco para mitigar los riesgos”, explica Patrice Gautry, economista jefe de UBP.