Huida de inversores, miedo al contagio en el sistema financiero, intervención de las autoridades financieras y un rescate. No, no hemos vuelto a 2008, pero en los últimos tres días lo ocurrido con Silicon Valley Bank (SVB) ha puesto los pelos de punta al mercado, arrastrando a las bolsas, en particular a las acciones de bancos, a sufrir caídas.
El hito no es para menos: Silicon Valley Bank, entidad de cabecera para la financiación de startup, se ha convertido en el mayor prestamista de EE.UU. en quebrar en más de una década. Por su parte, las autoridades del país han decidido rescatar a todos los clientes del banco, pudiendo así recuperar la integridad de sus depósitos. “Tras recibir una recomendación de los consejos de la FDIC y de la Reserva Federal, y consultar con el Presidente, la Secretaria Yellen ha aprobado medidas que permiten a la FDIC completar su resolución del Silicon Valley Bank, Santa Clara, California, de forma que se proteja plenamente a todos los depositantes. Los depositantes tendrán acceso a todo su dinero a partir del lunes 13 de marzo. Ninguna pérdida asociada a la resolución del Silicon Valley Bank correrá a cargo del contribuyente”, señala el comunicado conjunto que ha publicado la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), en su nombre y en el de la secretaria del Tesoro, Janet L. Yellen.
Además, el comunicado advierte del riesgo sistémico que puede también puede sufrir Signature Bank, Nueva York, que el domingo fue cerrado por su autoridad estatal. “Todos los depositantes de esta entidad serán indemnizados. Al igual que con la resolución de Silicon Valley Bank, el contribuyente no sufrirá pérdidas”, aseguran.
Por último, la Junta de la Reserva Federal anunció el domingo que pondrá fondos adicionales a disposición de las instituciones de depósito elegibles para ayudar a garantizar que los bancos tengan la capacidad de satisfacer las necesidades de todos sus depositantes. “El sistema bancario de EE.UU. sigue siendo resistente y se asienta sobre una base sólida, en gran parte debido a las reformas que se hicieron después de la crisis financiera y que garantizaron mejores salvaguardias para el sector bancario. Esas reformas, combinadas con las medidas adoptadas hoy, demuestran nuestro compromiso de tomar las medidas necesarias para garantizar que los ahorros de los depositantes sigan estando seguros”, aseguraba en su comunicado con la esperanza de insuflar tranquilidad al mercado.
Según explica Gilles Moëc, economista jefe en la gestora de fondos AXA Investment Managers, no se trata de un rescate. «No se ha planteado ninguna protección gubernamental para los titulares de bonos del SVB, por ejemplo–, pero la idea es probablemente evitar una migración potencialmente dolorosa de los depósitos de otros bancos pequeños y medianos hacia instituciones más grandes, así como cortar de raíz la aparición de una cadena de problemas de liquidez y solvencia en el sector tecnológico”, afirma.
En un primer momento, el impacto de este evento fue notable. Los bancos estadounidenses perdieron más de 100.000 millones de dólares en valor bursátil entre el jueves y el viernes, según los cálculos de Reuters. En concreto, First Republic Bank cayó un -16,5% y PacWest Bancorp un -25%, y entre los grandes como Bank of America, JPMorgan, Wells Fargo y Citigroup las caídas fueron en torno al 4%-6%.
Por su parte, los bancos europeos perdieron alrededor de otros 50.000 millones de dólares en valor, según un cálculo de Reuters. El impactó no pasó desapercibido en Reino Unido, donde el Banco de Inglaterra inició los trámites para un proceso de insolvencia la rama británica de Silicon Valley Bank. “Parecía inevitable que la dramática pérdida de confianza en SVB arrastrara también a su filial británica a la insolvencia. La situación del banco estadounidense asustó a los clientes de la filial británica, a pesar de las protestas de que estaba separada de su matriz. Una vez que los reguladores estadounidenses intervinieron para bloquear la matriz, se intensificaron los intentos de retirar depósitos, poniendo al banco en una situación muy precaria”, explica Susannah Streeter, Head of Money and Markets de Hargreaves Lansdown.
En consecuencia, el viernes el FTSE 100 cayó un 2% al desatarse la inquietud en el sector financiero por las pérdidas de los bonos. En particular, HSBC, Barclays y Standard Chartered cayeron alrededor de un 5% y Lloyds un 4%.
El inicio y fin de la historia
La voz de alarma saltó el pasado jueves, cuando la entidad regional de California comunicó pérdidas por valor de 1.800 millones de dólares en una cartera de títulos respaldados por hipotecas por valor de 21.000 millones de dólares que se vio obligado a vender. La entidad sufrió una drástica tasa de retirada de depósitos, la venta forzosa de sus tenencias de bonos y una fría acogida a la ampliación de capital.
“La desinversión en bonos se llevó a cabo para cubrir una importante salida de depósitos. Las acciones de Silicon Valley cayeron más de un 60%, y los precios de las acciones de los bancos estadounidenses cayeron ante la preocupación por la posible presión sobre la valoración de los activos y la salida de depósitos. Silicon Valley Bank tiene una estructura de balance menos diversificada que muchos grandes bancos universales y está más expuesto a las salidas de depósitos debido a un tipo de cliente muy específico: los empresarios tecnológicos”, explican desde Jupiter AM.
Desde Bloomberg destacan que inversores de capital riesgo como el fondo Founders Fund de Peter Thiel pidieron a sus empresas participadas que sacaran el dinero de la entidad, mismo consejo que dieron otras gestoras como Union Square Ventures y Founder Collective. El miedo al contagio llevó a las autoridades locales, en este caso el Departamento de Innovación y Protección Financiera de California, a intervenir la entidad.
Ahora bien, ¿qué puede suceder ahora? Según señala Streeter, con los depósitos de las empresas efectivamente congelados a ambos lados del Atlántico, los clientes sólo podrán acceder, a corto plazo, a cantidades aseguradas limitadas, las réplicas continuarán en el sector tecnológico la próxima semana.
En el caso de su filial británica, el HSBC ha anunciado su compra por el valor de 1 libra esterlina. “El HSBC ha aceptado hacerse con la atribulada rama británica del SVB, lo que debería poner fin a la pesadilla que miles de empresas tecnológicas habían vivido en los últimos días. A los accionistas del HSBC puede preocuparles que el banco se haga con activos que han estado bajo una nube de incertidumbre, en particular la exposición a los bonos, pero el HSBC dice que espera obtener beneficios de la adquisición”, comenta Streeter.
¿Efecto contagio?
Por ahora lo que más preocupa a los inversores y a los reguladores es si lo ocurrido con Silicon Valley Bank podría generar un efecto dominó y contagiar al resto del mercado. Para Streeter, aunque los grandes bancos minoristas se han visto afectados porque los inversores han reevaluado las pérdidas no realizadas en sus carteras de bonos, sus flujos de ingresos son mucho más diversos, con grandes carteras de préstamos y depósitos minoristas y, con la subida de los tipos de interés, sus márgenes netos de interés han aumentado.
“Desde la crisis financiera, los bancos tienen mayores ratios de capital y se han visto obligados a aumentar sus reservas para evitar otro choque, por lo que las perspectivas de una mayor insolvencia son bajas. El Banco de Inglaterra consideró en su último informe de estabilidad financiera que los bancos británicos estaban suficientemente capitalizados y eran lo bastante fuertes para hacer frente a las tormentas de un mayor deterioro de las perspectivas económicas”, explica esta responsable en Hargreaves Lansdown.
En opinión de Jupiter AM, el riesgo de una gran salida de depósitos y las consiguientes desinversiones de bonos y emisiones de capital es bajo para los bancos europeos diversificados. “Aun así, este acontecimiento dirige la atención hacia la cambiante política monetaria y su posible impacto en los bancos. El aumento de los tipos y el endurecimiento cuantitativo que eliminan liquidez del sistema financiero pueden presionar el valor de los activos y los depósitos, alterando las estructuras de los balances y afectando a los ingresos netos por intereses, especialmente en EE.UU.”, reconocen.
Una valoración similar realiza Ismael de la Cruz, analista de Investing.com. “El contagio no debería ir a más. La caída del SVB es un problema grave, pero las preocupaciones sobre el sector bancario en general no están justificadas y menos aún sobre los grandes bancos. La reacción instintiva del mercado parece algo exagerada. Ha provocado un gran impacto psicológico que ha despertado los viejos demonios del mercado. Pero ya sabemos que cuando pasa algo los inversores primero venden y luego se preocupan de ver qué ha pasado y de analizarlo».
Para Greg MA Hirt, director de inversiones global de multiactivos de Allianz Global Investors, uno de las herramientas que puede frenar el contagio es el Programa de Financiación a Plazo de los Bancos- para proporcionar una fuente adicional de liquidez frente a valores de alta calidad, «eliminando la necesidad de una institución de vender rápidamente esos valores en momentos de tensión»- que ha puesto en marcha la Fed. Según explica, esto debería reducir sustancialmente el riesgo de una crisis bancaria «dominó» y un círculo vicioso de ventas masivas, ya que los bancos deberían poder mantener sus activos en el balance, en lugar de verse obligados a venderlos en el mercado y realizar pérdidas. «Esto es especialmente crítico en un entorno de tipos de interés al alza, ya que el valor de mercado de esos activos seguirá bajo presión si se considera a precio de mercado», matiza.
Según el análisis que hace DWS, en cualquier caso, las comparaciones con la gran crisis financiera de 2008 no parecen apropiadas desde la perspectiva actual: «El grupo de empresas vulnerables que podrían verse afectadas es probablemente demasiado pequeño, en comparación con el enorme tamaño del mercado inmobiliario estadounidense que había causado enormes pérdidas en el sector financiero en 2008. Los bancos, por otra parte, se encuentran en una posición mucho más sólida en términos de financiación que antes de la crisis financiera».
¿Debilidad de los bancos estadounidenses?
La caída en desgracia de Silicon Valley Bank pone el foco en la inversión y financiación del sector tecnológico, en concreto de las empresas incipientes. En opinión de Streeter, los bancos más pequeños centrados en la tecnología están abocados a un camino muy accidentado a medida que se amplía la pérdida de confianza, pero los riesgos de contagio al sector bancario en general siguen siendo limitados.
“Está claro que la rápida escalada de los tipos ha cogido al sector por sorpresa y la determinación de la Fed de seguir subiéndolos ha traído nuevas preocupaciones. Los responsables de la política monetaria seguirán muy de cerca este giro de los acontecimientos, y ahora es más probable que se anden con cuidado con nuevas subidas de tipos, para asegurarse de que no se estropee nada más», señala Streeter.
En opinión de Moëc, la desventura de SVB ayuda a arrojar luz sobre la relación no tan directa entre el nivel de los tipos de interés y la salud de los bancos. «Sí, en general -y a medio plazo- la subida de los tipos de interés beneficia a los bancos, ya que les permite mejorar sus márgenes, pero la rentabilidad puede verse perjudicada si los pasivos a tipo variable chocan con los activos a tipo fijo a largo plazo acumulados a un nivel bajo de tipos de interés”.
Moëc cree que esta es otra razón para estar muy atentos a la evolución macrofinanciera. «Aunque no estemos en territorio sistémico, poco a poco estamos reaprendiendo que los tipos de interés difícilmente pueden subir sin desencadenar dolor, y aunque idiosincrásicos, los acontecimientos del SVB deberían recordarnos que los canales macrofinancieros deberían ser los primeros en revisarse, es probable que sean el presagio de más dificultades que lleguen a la economía real”.
Por su parte, Hirt sostiene que el incidente del SVB ha puesto de manifiesto la debilidad del sector bancario en general en un entorno de curva de rendimientos invertida, aunque cabe señalar que la crisis actual se centra más bien en la retirada de dinero barato en los sectores de la tecnología y las empresas emergentes. «Aunque las últimas medidas de la Reserva Federal deberían reducir el riesgo sistémico y proteger a los bancos de nuevas retiradas masivas de fondos, no es de extrañar que el sector se vea sometido a presiones en un entorno de rápida subida de los tipos de interés y, en particular, de inversión de la curva de rendimientos (cuando los tipos de interés de los bonos a largo plazo caen por debajo de los tipos de interés de los préstamos a corto plazo). Los modelos de negocio «tradicionales» de los bancos se basan en pedir prestado a tipos más bajos y prestar a tipos más altos, que es más o menos lo contrario de lo que ofrece actualmente el mercado, aunque ganan más por su exceso de reservas.En este entorno, los bancos comerciales estadounidenses estarán especialmente bajo presión, ya que tienen una gran exposición al sector inmobiliario», afirma el experto de Allianz GI.
Para AXA IM, la situación también tiene impacto negativo en el propio sector tecnológico: “El sector ya era especialmente sensible a la actual configuración macroeconómica: dado que combina elevados gastos de capital al principio y que en la mayoría de los casos sólo produce beneficios a largo plazo, no lleva bien una subida del tipo de interés sin riesgo. La desaparición de una de sus fuentes de financiación (SVB) no va a ayudar”. Gilles Moëc explica que aunque “SVB parece un caso idiosincrásico –su concentración en un único sector (el tecnológico) lo hacía especialmente sensible a las retiradas de depósitos colectivos, sobre todo en una situación en la que la financiación de nuevas empresas se está agotando y las empresas tecnológicas necesitan acceder a su efectivo–, los supervisores y reguladores no se arriesgaron”.
Las reacciones en el sector no se han hecho esperar. Por ejemplo, Bill Ackman, un destacado gestor de fondos de cobertura, tuiteó: «La quiebra de SVB_Financial podría destruir un importante motor a largo plazo de la economía, ya que las empresas respaldadas por capital riesgo dependen de SVB para obtener préstamos y mantener su efectivo operativo. Si el capital privado no puede ofrecer una solución, debería considerarse un #bailout preferente del gobierno altamente dilutivo».