Por segundo día consecutivo, ayer la bolsa de Hong Kong volvió a tocar máximos de siete años. Su índice de referencia, el Hang Seng, llegó a marcar esta semana los 27.922,67 puntos, aunque cerró la jornada del jueves un poco más abajo, en 26.944,39 puntos, con un 2,7% de repunte.
La razón no es otra que el respaldo proporcionado por el Shanghai-Hong Kong Stock Connect, que por primera vez desde su puesta en marcha alcanzó el techo del volumen de negociación permitido, es decir, 1.700 millones de dólares (10.500 millones de yuanes) en la vertiente que va de Shanghai a Hong Kong.
El miércoles, las compras y ventas en ambos sentidos supusieron 2.700 millones de dólares apoximadamente, es decir, 21.000 millones de dólares honkoneses, más de tres veces la cifra del anterior récord, tocado el 2 de abril, señalando que poco a poco los inversores se van familiarizando con el Stock Connect.
El detonante de este uso masivo de la conexión entre lo que se conoce como China mainland y Hong Kong, apuntan varios medios, ha sido la entrada masiva de los fondos de inversión domésticos. Hace sólo dos semanas el supervisor bursátil del gigante asiático concedía permiso a las firmas de asset management locales a usar este canal para operar en la bolsa hongkonesa.
El prolongado rally en los mercados chinos por fin está teniendo efecto en los mercados globales, apuntaba el Financial Times en su edición web.
Empresa de más calidad y mercado más barato
El interés en la renta variable de Hong Kong tiene para Adrian Lim, CFA, y senior investment manager de Aberdeen AM una explicación sencilla: las empresas que cotizan en el Hang Seng son de mejor calidad. Un índice que además, cotiza más barato que su homólogo chino.
“Las empresas chinas son generalmente de menor calidad, las leyes son menos estrictas y además en China, el capital ha sido de barato acceso durante muchos años, por lo que las empresas no han tenido que concentrarse tanto en obtener una buena rentabilidad de sus negocios; se han hecho muy grandes, pero realmente no tan rentables”, afirmaba Lim en una reciente ponencia en Miami.
“No es necesario invertir en acciones cotizadas en China para tener acceso a la historia de consumo doméstico del país”, afirmó entonces citando como ejemplo una empresa coreana de celulares que puede aportar a la cartera una exposición muy sólida al mercado de consumo interno chino.