Son muchos los analistas y expertos de la industria que consideran que el mundo ya no se rige por la lógica económica y financiera. Una de estas opiniones es la de Yves Bonzon, CIO (Chief Investment Officer) del banco privado suizo Julius Baer, quien considera que posicionar una cartera en previsión de los futuros acontecimientos políticos es algo ilusorio e insiste en que la política sigue estando en el ámbito de las perturbaciones externas.
En opinión de Bonzon, “la ralentización de la economía frenará el entusiasmo de los bancos centrales en sus esfuerzos de endurecimiento, y esto reduce el riesgo de un error de política monetaria. Se están sentando las bases de una estabilización de los mercados para un nuevo ciclo para 2023 y en adelante”.
Según su visión, no todo son malas noticias. “En primer lugar, los tipos de interés terminarán probablemente de subir en 2022. El 3,25% de los bonos del Tesoro estadounidense a 10 años ha sido el máximo del año. Las materias primas, excepto la energía, han bajado desde principios de año. La energía es el último pilar que no se ha hundido. Pero las expectativas de inflación en EE.UU. están cayendo significativamente, desde el 3% para el horizonte de 10 años a principios de mayo hasta el 2,35% actual. Es decir, no se están desanclando y esto es muy importante. La prima de riesgo de la renta variable es atractiva y refuerza la opinión de que nos enfrentamos a un mercado bajista cíclico más que a uno secular. Así, lo más probable es que hayamos superado el punto álgido de los temores de endurecimiento monetario”, señala Bonzon
En cuanto a la política monetaria, considera que la Fed está reduciendo lentamente su balance y hasta ahora, los tipos han bajado desde que comenzó. Por su parte, apunta que el BCE tampoco se encuentra bien posicionado. ¿Se está cerrando ya la ventana para la normalización de los tipos en Europa? “Por supuesto, si se puede debatir tranquilamente sobre las posibilidades de recesión en Estados Unidos, en Europa la cuestión crucial del suministro energético complica aún más el debate. Ninguno de los modelos econométricos del departamento de investigación del Instituto Monetario Europeo, tiene en cuenta la variable del suministro de gas natural. Así, resulta imposible predecir con seguridad si tendremos una recesión más allá de la actual”, argumenta.
Un aspecto relevante en este contexto será ver cómo se comporta la llamada temporada de resultados empresariales. En este sentido advierte de que “esta es la época en la que acechan todo tipo de peligros”. ¿Los hay? Según su visión, por un lado, el segundo trimestre ha estado marcado por el inicio de la desaceleración de la actividad y los efectos de las medidas de contención en China, y, por otro, los directivos de las empresas querrán aprovechar el clima de ansiedad para establecer unas perspectivas prudentes, para los que todavía se guían. “Esto promete una gran volatilidad en el transcurso de los repliegues. Para que conste, los analistas apenas han revisado sus expectativas de beneficios para el S&P 500 a pesar de la desaceleración en curso”, añade Bonzon.
Por eso, ante lo que resta del año el CIO de la entidad invita a que evitemos predecir el futuro extrapolando los problemas de esta primera mitad de año. “La naturaleza política de la situación hace que este ejercicio sea aún más arriesgado de lo habitual. Pensamos que el principal efecto negativo de la pandemia de estímulos monetarios y fiscales ya ha pasado y está descontado”, concluye.