“El monstruo de la hiperinflación aún no ha sido vencido”. Esta rotunda afirmación de Wolf von Rotberg, estratega de renta variable de J. Safra Sarasin Sustainable AM (JSS SAM) resume el tema macro central con el que están trabajando los expertos de la firma de cara al cuarto trimestre de 2023, aunque el experto también fija las expectativas para 2024.
En un webinar ofrecido recientemente por la firma a sus clientes, von Rotberg ha mostrado su preocupación por las distintas trayectorias de la inflación general – que sí ha retrocedido a niveles más cómodos para los bancos centrales, aunque todavía por encima de sus objetivos- y de la inflación subyacente, que se mantiene en niveles persistentemente elevados en el mundo occidental.
La razón detrás de esta divergencia reside en la fortaleza del mercado laboral, que sigue experimentando presiones inflacionarias. El experto habla de que las tasas globales de desempleo, y particularmente en las economías occidentales, todavía se mantienen en mínimos históricos. “A primera vista parece positivo: más empleos significan más salarios, y esto empuja las tasas de desempleo a la baja. Pero lo que no ayuda es que el crecimiento de los salarios se mantiene mucho más alto de lo que le gustaría ver a los bancos centrales”, aclara. A esto añade que la fortaleza del mercado laboral ha provocado una escasez de mano de obra disponible, hasta el punto de que muchas empresas afirman tener problemas para cubrir puestos vacantes. La conclusión que extrae el experto es que los bancos centrales se verán obligados a seguir actuando para reducir más la inflación.
Un aspecto que preocupa al estratega de JSS SAM es que “los mercados han comprendido la situación”, pero no han empezado a poner en precio todavía la trayectoria futura de la inflación, ya que las proyecciones del consenso apuntan a que la inflación se mantendrá de forma consistente por encima de los objetivos de los bancos centrales en los próximos cinco a diez años. En conclusión, el experto apunta a un escenario higher for longer, pues advierte que los bancos centrales deberán mantener su postura restrictiva, “no necesariamente subiendo más los tipos, pero sí manteniéndolos altos durante más tiempo”.
En concreto, el escenario central con el que trabajan en la firma suiza prevé que los bancos centrales mantendrán sus tipos de interés elevados al menos hasta finales del año que viene y que después empezarían un nuevo ciclo de bajadas de tipos, “pero solo una vez que el mercado laboral empiece a mostrar algo de distensión”.
Por regiones, von Rotberg afirma que la zona euro es la que está en peor posición, al adentrarse en terreno estanflacionario: “El crecimiento se está ralentizando, no es improbable que haya una recesión y la inflación todavía es demasiado elevada”. El estratega afirma que “el BCE está en una situación muy difícil”, especialmente porque la entidad “está emitiendo mensajes confusos” con sus políticas monetarias y que probablemente “necesite hacer más”.
Además, afirma que la región está sufriendo por la desaceleración que está viviendo la economía china: “China está experimentando un cambio estructural, después de veinte años de crecimiento. Creo que lo mejor que podríamos esperar es que su crecimiento se estabilice. Europa está sufriendo esta ralentización del crecimiento dado lo importante que se ha convertido China en el último ciclo de crecimiento”. “No esperamos gran cosa de China en los próximos trimestres”, concluye.
Las dinámicas en EE.UU. son distintas, dado que la economía (y especialmente el consumidor estadounidense) mantiene su fortaleza… pero la inflación sigue estando muy alta. “La Fed tiene un mandato muy claro: necesita reducir la inflación, necesita mantener los tipos altos para ralentizar el mercado laboral”, afirma el estratega, que adelanta que el país debería entrar en recesión a principios del año que viene.
¿Qué implica todo esto para las acciones? “Las bolsas están afrontando riesgos bajistas de cara a la recta final del año”, declara von Rotberg. El estratega insiste en que los mercados no están anticipando estos eventos; en particular, la renta variable estadounidense presenta valoraciones elevadas, incluso aunque el mercado haya estado impulsado primordialmente por siete grandes valores en lo que va de año. La situación es distinta para las acciones globales, que empezaron a recoger hace unos tres meses la moderación de las previsiones macro.
En consecuencia, en la firma mantienen una postura muy cauta hacia la renta variable. En cambio, se muestran positivos con la renta fija: “Pensamos que los rendimientos de los bonos ya están cerca de sus máximos, deberían reducirse una vez que el ciclo empiece a desacelerarse de forma más agresiva”, resume el experto.
Un mundo inflacionario
El estratega sostiene que, más allá de lo que suceda el año que viene, la alta inflación ha llegado para quedarse. Su visión es que el cambio demográfico, la descarbonización y la desglobalización tendrán un impacto inflacionario sostenido, revirtiendo la tendencia desinflacionaria de las últimas dos décadas. Es especialmente el caso de la desglobalización; Wolf von Rotberg habla de que la tendencia desinflacionaria que aportó la globalización en los últimos años, particularmente desde la entrada de China en la Organización Mundial del Comercio, se está disipando por factores como el encarecimiento de la mano de obra china o las tensiones geopolíticas con EE.UU., que están llevando a muchas empresas a acortar sus cadenas de suministro, trayendo de vuelta la producción a sus países de origen o al menos a países más cercanos. “Esto supone que los costes de producción y los costes laborales subirán y, por tanto, hay presiones inflacionarias que emanan de la desglobalización”, sentencia.
En cuanto a la demografía, el estratega habla de que la mayoría de países occidentales van a ver en los próximos años cómo se disparan sus tasas de dependencia y se reducirán sus proporciones de población activa, que tendrán que soportar el coste creciente del gasto sanitario. “Habrá una escasez constante de trabajadores, lo que también impulsará los salarios al alza”, reseña.
Finalmente, von Rotberg afirma que “la descarbonización no va a salir gratis: la lucha contra el cambio climático costará dinero en forma de impuestos”. Cita como dos elementos que impulsarán a la inflación influirá el ajuste al alza en los precios de materias primas clave para la transición verde, como el cobre o el litio, así como el precio de los alimentos “o, al menos, que suba la volatilidad en los precios de los alimentos” como consecuencia de una combinación de eventos geopolíticos y de que se produzcan episodios meteorológicos extremos cada vez con mayor frecuencia.