En sus perspectivas de inversión para 2023, tituladas Mal año para la economía, buen año para los mercados, desde J.P. Morgan Asset Management (JPMAM) prevén como escenario central para 2023 que las economías desarrolladas entren en una leve recesión. Pese a ello, consideran que tanto la renta variable como la renta fija se han adelantado a los problemas macro que amenazan con materializarse este año y ofrecen por ello un atractivo cada vez mayor.
“De hecho, nuestras expectativas sobre los bonos son las mejores en más de una década”, señala en el informe recientemente publicado la estratega jefe de mercados de JPMAM para EMEA, Karen Ward. La principal incógnita sigue siendo si la inflación comenzará a moderarse a medida que la actividad económica se desacelere. “De ser este el caso, los bancos centrales dejarán de subir los tipos y aquellas recesiones que se puedan producir serán probablemente moderadas”, añade.
Pero, si la inflación no comienza a retroceder, los mercados se enfrentarían a un escenario menos favorable. “Con un nivel de incertidumbre tan importante sobre la rapidez a la que la inflación podría ir reduciéndose, es probable que aún queden más desafíos por delante. No obstante, creemos que ya hay señales convincentes de que la presión inflacionaria se está moderando y de que seguirá haciéndolo en 2023”, añade Ward.
Por regiones, en el informe se destaca que Europa está gestionando correctamente la crisis energética, que es su principal problema.
En China, se prevé una aceleración en la actividad cuando la demanda acumulada se libere al levantarse los estrictos confinamientos. “Otra cuestión importante es que la normalización de la economía china podría eliminar gran parte de las perturbaciones en las cadenas de suministro que han favorecido el rápido avance de la inflación de bienes. Aunque el repunte del crecimiento en China también podría impulsar la demanda de materias primas a nivel global, nuestra visión es que, en general, será otro catalizador de la reducción de la inflación en 2023”, escribe Ward.
Reajuste de la renta fija
El repunte de la inflación, el intento desesperado de los bancos centrales por ponerse al día y la aparente pérdida de respeto de los gobiernos a la deuda se han concatenado para desencadenar un brutal ajuste de precios. Los mercados se han visto obligados a repensar desde cero qué tipos oficiales y primas de riesgo deberían regir en un mundo en el que los bancos centrales no son capaces de respaldarlos.
No obstante, una cuestión fundamental es que, si bien la corrección en los mercados de bonos globales ha resultado increíblemente dolorosa, podría estar cerca de llegar a su fin. Siempre que la inflación comience a bajar, el margen para sorpresas al alza adicionales se reducirá notablemente. De cara al futuro inmediato, parece evidente que las rentas que ya ofrecen los bonos son mucho más atractivas y las valoraciones, más interesantes.
Pero, ¿qué pasa con la correlación entre las acciones y los bonos? Lo que más ha penalizado a los inversores este año ha sido el hecho de que los precios de los bonos hayan caído a la par con los de las acciones. “Aunque nuestro escenario central prevé que la renta variable y la renta fija mantendrán su correlación positiva en 2023, creemos que los precios de ambas clases de activos avanzarán simultáneamente en esta ocasión”, añade el análisis.
La justificación de la visión alcista sobre la renta variable
El escenario central de la gestora de rentabilidades positivas en la renta variable de los mercados desarrollados en 2023 se apoya en una consideración clave: que un gran número de acciones ya ha descontado en gran medida una recesión moderada.
El alto precio de las valoraciones podría atribuirse en gran medida a las acciones growth, que pese a su comportamiento negativo en 2022 siguen sin ser especialmente asequibles. Las acciones value, en cambio, presentan ahora precios bastante razonables en comparación con años previos, indica el texto de las perspectivas para 2023.
Un riesgo más para la renta variable es que las expectativas de beneficios a 12 meses del consenso aún parecen demasiado altas. En opinión de los expertos de la gestora, en una recesión moderada las estimaciones de beneficios a 12 meses podrían retroceder entre un 10% y un 20% desde su máximo.
El mercado ya ha retrocedido mucho más de lo habitual antes de que haya empezado a destruirse empleo. “Ahora que gran parte de los acontecimientos negativos han sido descontados –analizan desde JPMAM-, pensamos que la posibilidad de pérdidas adicionales es más limitada que a principios de 2022. Y, lo que es aún más importante, la probabilidad de que las acciones avancen de aquí al final del próximo año ha aumentado lo suficiente como para considerarla nuestro escenario central”.
Defender a base de dividendos
Una opción para los inversores que se muestren más cautos podría pasar según el análisis por centrarse en este segmento más asequible del mercado con la esperanza de limitar posibles pérdidas adicionales.
Para aquellos inversores que están pensando en incrementar su exposición a renta variable, un sesgo hacia los ingresos podría ser una estrategia relativamente resiliente en el peor de los escenarios posibles.
Catalizadores de recuperación en los activos de mercados emergentes
Los mercados emergentes se han visto afectados por diferentes obstáculos, entre ellos la fuerte ralentización de la economía global, la escalada de tensiones políticas, la política “COVID cero” de China y el ciclo de ajuste monetario más rápido aplicado por la Fed en más de tres décadas. Debido a la fuerte caída en los precios de las acciones, las valoraciones de la renta variable se han desplomado de forma generalizada. Como consecuencia de ello, las acciones de mercados emergentes son ahora cada vez más atractivas en términos de valoración.
La apuesta continuada por la sostenibilidad
Aunque 2022 ha resultado muy difícil para todos los inversores, aquellos orientados a la sostenibilidad han debido enfrentarse además a obstáculos adicionales entre otros por la buena rentabilidad de las empresas de petróleo y gas, se indica en las previsiones.
El comportamiento dentro del sector de las renovables en su conjunto ha sido dispar. Pero, pese a estas dificultades a corto plazo, son muchas las razones por las que sería un error que los inversores se abstuviesen de integrar consideraciones de sostenibilidad en sus carteras, señalan desde JPMAM. En Europa por ejemplo, la única solución a medio plazo es una implementación acelerada de proyectos de renovables a bajo precio, con el consiguiente impulso que tendría sobre los beneficios de las compañías energéticas capaces de ampliar su capacidad en este segmento.
Puede consultar el informe Mal año para la economía, buen año para los mercados de J.P. Morgan Asset Management aquí