Hace un año, en el último trimestre de 2018, los mercados de renta variable globales se desplomaban, el índice MSCI World perdía un 8,2%, los índices MSCI Europe y el MSCI Emerging Markets bajaron en más de un 14% y el S&P 500 cayó un 4,4%. Sin embargo, en enero de 2019, la renta variable comenzó un increíble repunte que acumula una revaloración del 18,2% a nivel global y una revaloración del 20,6% en el S&P 500 a cierre del tercer trimestre. Con este telón de fondo, durante la celebración del International Media Summit 2019 en Londres, Lee Spelman, responsable de renta variable estadounidense en JP Morgan AM, animó a los inversores a mantener la calma, comprar acciones estadounidenses y poner el foco en los fundamentales.
En la última década, los rendimientos de la renta variable estadounidense han sido con diferencia mucho más sólidos que el resto de los mercados globales de renta variable. Otras características de este ciclo de mercado excepcionalmente largo en duración han sido que las acciones de crecimiento o growth han tenido un desempeño considerablemente mejor que el de las acciones value y las empresas de gran capitalización han superado con creces los rendimientos de las acciones de las pequeñas y medianas empresas.
¿Qué está pasando en la bolsa estadounidense?
Si se examina el universo del S&P 500 por sectores, se observa que en 2019 casi todos los sectores han tenido un desempeño positivo, pero se ha observado un mercado con dos marcados grupos en la balanza. Por un lado, como los inversores están preocupados por conseguir crecimiento, se concentran en las acciones tecnológicas que conforman la mayor parte del universo growth. Por el otro, se encuentran las acciones que pagan dividendos. En un entorno de bajos tipos de interés, los inversores siguen buscando alternativas a los bonos que proporcionen rendimientos en forma de rentas. Los inversores buscan acciones defensivas que paguen dividendos dentro de las categorías de servicios públicos y bienes de consumo no discrecional.
En materia de valoraciones, Spelman comentó que el mercado se encuentra en niveles de 17x veces, su media a largo plazo, no es caro ni tampoco barato, sino su valor justo. Las acciones mantienen una revaloración del 20% en este año, la explicación a esta subida viene dada por las diferencias entre el mercado de bonos y el de renta variable.
“Nos encontramos en un periodo inusual en el que el dividendo medio en Estados Unidos es aproximadamente del 2%, por encima de la rentabilidad del bono del Tesoro a 10 años, algo que no suele suceder. ¿Y qué significa? Pues que si eres el inversor y quieres comprar el flujo de caja libre de una empresa puedes comprar el bono de una empresa y obtener un rendimiento relativamente seguro y estático, o comprar la acción de la misma compañía que va devengar una rentabilidad por dividendo que es mayor que la del cupón y que da acceso a unos flujos de caja que probablemente vayan a seguir creciendo a lo largo del tiempo”, dijo Spelman.
Esta situación está provocando que un mayor número de inversores se incline por los mercados de renta variable y esto exactamente lo opuesto a lo que estaba ocurriendo el año pasado en el cuarto trimestre, porque en ese momento se esperaba que las tasas continuasen subiendo, empeorando las perspectivas de la renta variable.
Una posible recesión a dos años vista
En los últimos cinco años, el mercado ha estado dando señales de una posible recesión a dos años vista y en J.P. Morgan AM siguen manteniendo que el riesgo no es inminente, pero que ahora más indicadores parecen estar indicando una mayor probabilidad. Por ello, en Spelman anima a los inversores a concentrarse en aquellas empresas que tienen un sólido balance contable y que podrían capear una recesión en el caso en que finalmente se dé.
“Las acciones son el valor futuro de sus flujos descontados. En JP Morgan AM creemos en un enfoque ascendente que se basa en los fundamentales para seleccionar las oportunidades de inversión. Tenemos un equipo de aproximadamente 50 analistas que pasan gran parte de su tiempo en reuniones con los equipos gestores de las empresas, con sus proveedores y sus acreedores, examinando la industria y tratando de identificar cuáles serán las empresas ganadoras y las perdedoras dentro de 3 a 5 años”, afirmó.
“En los últimos años, ha habido mucha disrupción en todas las industrias por lo que queremos centrar nuestro análisis en cuáles serán las empresas que van a ser ganadoras dada su estructura actual y cuáles son las empresas que van a perder”, añadió.
En Estados Unidos, el índice de gestores de compras está mostrando una pequeña recesión en estos momentos, en gran parte autoinducida por las disputas comerciales entre China y Estados Unidos. La guerra comercial ha afectado al gasto de capital de las empresas, que disponen de efectivo para invertir, pero no tienen proyectos en los que invertir dada la incertidumbre creada en las cadenas de suministro. El conflicto también explica en parte la dislocación que se ha producido en el mercado hacia las acciones más defensivas frente a las acciones cíclicas.
A pesar de todo, el consumo estadounidense, que representa un 70% del PIB, se mantiene fuerte. Con una tasa desempleo que se sitúa en mínimos de hace 50 años, en un 3,5%, los salarios que hasta ahora se habían resistido a subir comienzan ahora a repuntar. La preocupación viene de que, en el caso en el que el sector manufacturero comenzase a despedir trabajadores, pudiera contagiar al sentimiento del consumidor.