En un entorno el que los activos financieros ofrecen menores rentabilidades que en el pasado, pero mayor volatilidad, surge la duda de si el mercado alcista ha llegado a su fin. Para Manuel Arroyo, director de Estrategia de JP Morgan AM para España y Portugal, la respuesta es negativa: “Estamos en una fase madura del ciclo, es cierto que las bolsas se han adelantado a los datos de recuperación y las probabilidades de que haya un cambio de ciclo son hoy mayores que hace seis meses, pero estamos en un entorno de crecimiento –aunque más bajo que antes, no es un entorno de recesión- y tipos bajos que sigue siendo favorable para los activos de riesgo”, explicaba en una presentación con periodistas esta mañana en Madrid. En general, la gestora es positiva con la renta variable, sobre todo de los países desarrollados, donde ve más vibilidad que en emergentes, y, en deuda, apuesta por deuda corporativa y sobre todo high yield, tanto europeo como estadounidense.
Arroyo relativiza el hecho de que la volatilidad haya vuelto a los mercados, pues antes “era normal ver caídas medias anuales en la bolsa europea del 15%, lo que no ha impedido que en el 75% de las ocasiones el activo haya terminado el año con ganancias”. Aunque no garantiza subidas bursátiles en el año, el experto asegura que la bolsa estadounidense solo ha caído cuando se ha dado uno de los siguientes cuatro factores –recesión económica, pico de las materias primas, ajuste de tipos agresivo por la Fed o valoraciones extremas-, y ahora ninguna de esas circunstancias se da. De ahí que la entidad se muestre positiva con las bolsas del mundo desarrollado.
La historia es diferente en el emergente, que afronta problemas cíclicos como un débil crecimiento, el revés que supone un dólar más fuerte y la caída del precio de las materias primas, además de otros estructurales como eventos demográficos, la deuda, el descenso de la productividad y las consecuencias de haber realizado una mala asignación de los capitales que entraron cuando los tipos estaban bajos en EE.UU. En la gestora creen que “la corrección de las divisas está más cerca del principio que del final” y que, en valoraciones, “los mercados ya descuentan un escenario bastante negativo”, pero la clave es diferenciar entre mercados, porque hay algunos emergentes que afrontan una “tormenta perfecta”.
JP Morgan AM diferencia entre tres grupos: el primero, los países del norte de Asia, con unos datos macro positivos y los que más favorece (China, Taiwán, Corea o Hong Kong); el segundo, países que han realizado reformas estructurales (México, India, Filipinas…) pero cuyos mercados las han descontado en parte, esto es, que están caros; y el tercero, el de los países más afectados por el nuevo orden en las materias primas, como Brasil o Rusia.
En general, y aunque las valoraciones en renta variable en estos mercados están en línea con crisis como las de 2008, 2001 y 1998 (y a estos niveles de valoración, las rentabilidades han sido positivas a 12 meses en la mayoría de las ocasiones), dice que aún no es el momento de entrar e infrapondera estos mercados en sus carteras. “Acertar en el momento de entrada es complejo y no hay visibilidad como para asegurar continuidad en su recuperación”, dice Arroyo.
Optimismo en China
Con todo, uno de los mercados dentro de emergentes con el que es más positivo es China. Aunque afronta problemas como un exceso de capacidad, problemas en el sector manufacturero, inmobiliario o bancario, debilidad de la demanda, apalancamiento empresarial, falta de credibilidad en las medidas del Gobierno para atajar la crisis y en la gestora empiezan a ver riesgo de que el menor crecimiento impacte en el mercado laboral (con el consiguiente riesgo social), Arroyo explica que hay un crecimiento estabilizado (del 6,9% en el tercer trimestre y con un cambio en su composición, con mayor peso en el sector servicios); también valora el menor apalancamiento de las familias frente a las del mundo desarrollado, su menor deuda y sus reservas de divisas. “Los más afectados por la volatilidad en los mercados chinos, más que los ciudadanos, son otros países”, dice Arroyo.
La hora de la Fed
La visión es más positiva en el mundo desarrollado y el experto descarta que los emergentes pueden dañar a esa otra parte del mundo. Se muestra optimista con EE.UU. –con un crecimiento en recaída en el cuarto trimestre, cerca del 1%, pero que luego recuperará- y habla de subidas de tipos que podrían empezar en diciembre (aunque la probabilidad que da el mercado es del 30%) o ya en 2016; sea como fuera, lo importante es el ritmo y será gradual. “El mercado ya no necesita tipos de emergencia y una subida temprana sería una buena señal«, dice. «La ironía es que, sin subir tipos, la Fed ha conseguido los mismos efectos que si los hubiera subido”, pero no lo ha hecho por la volatilidad global y el factor chino. Y cree que parte de la volatilidad de los mercados se explica por las incertidumbres en torno a este tema.
En Europa, confía en que el QE seguirá con sus programas, aunque de momento sin medidas adicionales, y valora el aumento en la demanda de crédito (sobre todo en hipotecas y para el consumo), que podría dar señal de un crecimiento de en torno al 2%, así como las mejores perspectivas de beneficios empresariales (el mercado descuenta crecimientos del 11% frente a un crecimiento del beneficio nulo en EE.UU. para este año) y el potencial de las empresas para mejorar sus márgenes (que podrían haber tocado techo al otro lado del Atlántico). En deuda, ante los activos públicos que cotizan en negativo, prefiere la privada, ante la fortaleza de las empresas y opta por el high yield.
Con respecto a España, no percibe reflejo del riesgo político en los mercados y descarta que en la entidad estén vigilando lo que ocurra en las elecciones para reposicionar sus carteras. Eso sí, hay preocupación por el impacto negativo que puede tener Latinoamérica en la evolución de las empresas españolas.
Retorno absoluto
En estos momentos en los que la gestora favorece activos de riesgo, las opciones para el inversor más conservador no son muchas, pero Arroyo destaca el atractivo de las estrategias alternativas y de retorno absoluto (antes más centradas en renta fija, y ahora en multiactivos), y habla del fondo Capital Appreciation, que pasará a llamarse Global Macro Opportunities en noviembre.