En un entorno en el que van desapareciendo las heridas de la pandemia pero se mantiene el impacto de las medidas adoptadas por los gobiernos para hacer frente a la crisis, desde JP Morgan Asset Management consideran que en los próximos años la gestión activa, la diversificación internacional y el papel de los activos alternativos serán fundamentales para diseñar una cartera equilibrada y sólida.
La gestora publicó hoy sus 26ª previsiones del mercado de capitales a largo plazo (LTCMA), una investigación anual cualitativa y cuantitativa de su equipo de expertos en la que ofrece de cara a 2022 una visión a 10-15 años sobre los riesgos y los rendimientos para guiar las asignaciones estratégicas de activos.
John Bilton, jefe de Estrategia Global de Activos Múltiples y Karen Ward, estratega jefe de EMEA de JPMAM, fueron los encargados de presentar las conclusiones del estudio en una videoconferencia en la que si bien destacaron su optimismo sobre el mercado, también indicaron que los rendimientos previstos siguen siendo bajos en comparación con los estándares históricos.
Se prevé que una cartera estándar de 60/40 solo genere un 4,3%, lo que sugiere que los inversores deben mirar más allá de los mercados de activos tradicionales para encontrar mayores rendimientos, destacó Bilton. Además, el estudio de este año sostiene que, en vista de que los rendimientos reales de los bonos seguirán siendo bajos o incluso negativos, los activos reales pueden ofrecer un importante aporte si se valoran de manera adecuada los riesgos de iliquidez.
«Estamos cada vez más convencidos de que la pandemia dejará pocas cicatrices económicas. Sin embargo, esperamos que las intervenciones políticas en el punto álgido de la crisis tengan un impacto duradero en los mercados», añadió Bilton. «Nuestro mensaje general es optimista, y aquellos inversores que estén dispuestos a ampliar las opciones y a aceptar las primas de riesgo que ofrecen los activos no tradicionales, pueden seguir encontrando amplias fuentes de alfa para generar rentabilidades sólidas y eficientes en sus carteras, incluso cuando las expectativas de rentabilidad de los mercados públicos sigan siendo moderadas».
Karen Ward alertó asimismo de que por primera vez en muchos años han elevado sus previsiones de inflación a largo plazo en todas las economías, pero que se trata de una “inflación sana” de unos mercados en expansión. Se ha roto con la política de austeridad dominante sobre todo en Europa tras la crisis financiera mundial y nos enfrentamos a una nueva dinámica, dijo. “Las economías han cerrado rápidamente las brechas de producción y la política fiscal y monetaria trabajan en colaboración». Sin embargo, la inflación que se manifiesta en las últimas etapas de la pandemia está resultando un poco más difícil de lo que esperaban los bancos centrales.
Crecimiento
«Esperamos un crecimiento modesto del PIB real en comparación con los estándares históricos”, con un avance lento de las grandes economías EE.UU., China e India, indicó Ward. La investigación estima una expansión del PIB real del 2,2% para el conjunto de economías en los próximos 10 a 15 años, frente al 2,9% de 2010 a 2020 y el 2,7% de 2000 a 2020.
Mientras que el crecimiento agregado de los mercados desarrollados, de un 1,5%, se acercará bastante a su trayectoria histórica, la desaceleración en curso de China –que está buscando una expansión más sostenible basada en el consumo interno- reduce el agregado de los mercados emergentes, que la gestora calcula en un 3,7%, frente al 6,0% de los 20 años que terminan en 2020.
Aunque prevén que la productividad crezca, espoleada por la adopción de tecnologías por parte de las empresas que aceleró la pandemia, la realidad de la debilidad demográfica seguirá pesando sobre el crecimiento económico tanto en las economías desarrolladas como en las emergentes. “Debemos reconocer que la misma política fiscal y monetaria audaz que nos impulsó a salir de la penumbra de la pandemia representa una evolución sísmica y duradera de la política económica que perdurará en el tiempo”, señaló Ward.
Queda por tanto atrás una década de escasa inversión, austeridad y débil productividad, compensada por una política monetaria flexible. En su lugar, destaca el informe, existe un énfasis en el crecimiento nominal y una mayor disposición a tolerar balances más grandes y una mayor deuda nacional que la que hemos visto desde 1945. Los gobiernos se centran ahora en las ambiciones a medio plazo con planes de gasto plurianuales que hacen hincapié en la reconstrucción de las infraestructuras en ruinas, en la lucha contra la desigualdad social y contra el cambio climático.
Hipótesis sobre las clases de activos
Por activos, la gestora prevé para la renta variable estadounidense de gran capitalización una rentabilidad anual del 4,10%, mientras que el impacto favorable de los márgenes y la valoración mejora su previsión para la renta variable de la zona euro en 60 puntos porcentuales, hasta el 5,80%.
Para Japón estiman un recorte de 10 puntos porcentuales hasta el 5,0%, y un gran ajuste a la baja de 260 puntos porcentuales, hasta el 4,10%, para las acciones del Reino Unido. Los mercados emergentes experimentan un descenso más modesto de 20 puntos básicos, hasta el 6,60%. Estos cambios combinados bajan 10 puntos porcentuales la estimación de la rentabilidad de la renta variable mundial en dólares, hasta el 5,0%.
Respecto de la renta fija, aunque las perspectivas de la deuda pública siguen siendo negativas, desde JP Morgan AM mejoran las previsiones de rentabilidad nominal de los bonos a partir de 2021. Su previsión de rentabilidad del Tesoro estadounidense a 10 años aumenta en el informe hasta el 2,40%, mientras que las previsiones de rentabilidad del efectivo en dólares suben 20 puntos porcentuales, hasta el 1,30%. No obstante, teniendo en cuenta la estimación de la inflación en EE.UU. la rentabilidad real sigue siendo negativa. Y el panorama no es mejor fuera de EE.UU.
Es por ello que los activos alternativos ofrecen una mejor rentabilidad en comparación con los mercados públicos: la renta variable privada ponderada por capitalización sube 30 puntos porcentuales desde el año pasado, hasta el 8,10%, y la deuda privada ofrece el 6,90%. Los activos reales siguen destacando como un conjunto de oportunidades que tiene una valoración atractiva y también es probable que sean resistentes de cara múltiples escenarios futuros.
A corto plazo, los fuertes flujos de ingresos en activos inmobiliarios, de infraestructuras y de transporte son bienvenidos cuando los rendimientos de los bonos están comprometidos, indicó Bilton.
Por ello desde la gestora resaltaron la importancia de una gestión activa que tenga en cuenta la internacionalización de los activos, con nuevos mercados que están madurando -en especial China-, la adopción de un enfoque ESG en la inversión y la necesidad de otorgar mayor peso a la inversión alternativa. “Tendremos que hacer trabajar más duro a nuestro capital”, resumió Ward.