¿Cómo invertir en un mundo posterior a los programas de relajamiento cuantitativo? Según John Stopford, responsable de la división Multiasset Income en Investec Asset Management, los inversores deben estar preocupados sobre la reacción de las diferentes clases de activos cuando los efectos del endurecimiento cuantitativo comiencen a sentirse.
“Hace diez años, la crisis global financiera golpeó a los mercados, y los bancos centrales respondieron inundando el sistema de liquidez. Los mercados han estado al alza desde entonces. Los inversores no tuvieron que pensar mucho sobre su exposición en cartera. Todos los activos subieron. Pero ¿qué podría pasar cuando el relajamiento cuantitativo cambie y se deshaga? ¿Existe el riesgo de que tanto los bonos como las acciones sufran una oleada de ventas a la vez? La respuesta es, probablemente, sí”, explicó Stopford.
“La mayoría de nosotros estamos acostumbrados a un mundo de inversión donde los movimientos en el mercado de renta variable estadounidense han estado negativamente correlacionados con los movimientos en el mercado de bonos. Esta ha sido la norma en los últimos 20 años. Pero, de 1984 a 1998, la correlación entre el índice S&P 500 y los futuros sobre el bono a 10 años de Estados Unidos era positiva. En ese periodo, los bonos y la renta variable subieron y bajaron a la vez. Los inversores necesitan comprender que si existe un factor común que empuja tanto a los bonos como a las acciones en la misma dirección, entonces ambos tenderán a tener un comportamiento con una correlación positiva. En esta década, el denominador común ha sido el estímulo monetario, esto ha empujado en esencia a todos los activos hacia arriba. Ahora, los inversores necesitan ser más selectivos y buscar activos no valorados correctamente por el mercado en lugar de asumir que una exposición a grandes cestas de beta les va a proporcionar los retornos”, continuó.
En los mercados desarrollados de bonos hay algunas áreas que comienzan a verse más atractivas y están más próximas a ofrecer algo de protección en el caso de que haya una oleada de ventas en la renta variable. “En esencia, se trata de las valoraciones y de encontrar unos mercados de bonos soberanos con unos rendimientos razonables, tanto en términos reales como en términos nominales. Estamos comenzando a ver algo de valor en los bonos soberanos de Estados Unidos, Australia, Nueva Zelanda y Canadá, donde los bancos centrales han comenzado a endurecer o tienen ya unos tipos de interés más ajustados. El ajuste de la Fed se ha sentido, por lo general, más fuera de Estados Unidos que en el país. Algo que es peligroso porque permite a la Fed caer en un falso sentido de seguridad y continuar ajustando su política monetaria”.
La Fed suele ajustar hasta que algo se rompe
En el pasado, la Reserva Federal ha ajustado sus tasas de interés hasta que ha llegado a un punto en el que ha ajustado demasiado. Este punto suele llegar cuando la curva de tipos de interés se invierte. “La Fed observa la economía estadounidense, que está en expansión, mira a la inflación en Estados Unidos, que está en línea con la inflación objetivo. Mira al desempleo, que con una tasa del 3,9% está por debajo de la tasa sostenible de desempleo, y decide seguir ajustando los tipos. Mientras tanto, la presión se está sintiendo fuera de Estados Unidos, por ejemplo, en Turquía y Argentina. Los mercados emergentes están comenzando a sentir la presión de un ajuste en la liquidez, pero mientras ésta no afecte a Estados Unidos, no hay nada que impida que la Fed continúe”, afirmó.
En el próximo año, los inversores no deberían preocuparse por una recesión. Por lo general, las últimas fases de una expansión económica en un mercado al alza suelen ser muy beneficiosas. En cambio, para la segunda mitad de 2020, las perspectivas del mercado pueden complicarse.
“Ahora, la Reserva Federal está ajustando los tipos de interés y puede que desate un mercado bajista. Pero, otros bancos centrales acaban de comenzar a reducir sus programas de flexibilización cuantitativa. Están ajustando su liquidez, pero aún no están aumentando sus tasas. No van a tener municiones para pelear en la próxima batalla. En la típica recesión, los bancos centrales recortan entre un 4% y un 5% los tipos de interés. ¿Qué van a hacer ahora los bancos centrales? La tasa de interés para los depósitos a un mes en Europa sigue siendo negativa y el Banco Central Europeo está hablando de subir tasas después del verano de 2019. Si una recesión golpea en 2020, ¿qué tan altas serán las tasas de interés para entonces? Mientras tanto, Japón sigue persiguiendo una política de flexibilización cuantitativa, pero está disminuyendo un poco. Hay un gran interrogante sobre que harán los responsables de las políticas monetarias. En el pasado, los bancos centrales crearon nuevas formas de liquidez, pero habrá menos municiones para combatir la próxima crisis”.
Respecto a la vulnerabilidad crediticia y a la creciente incertidumbre en los mercados, Stopford cree que las primas de riesgo están comprimidas en este punto del ciclo, pero eso es algo que está comenzando a cambiar. “La prima de rendimiento ofrecida por la deuda High Yield en Estados Unidos en términos de diferenciales, una compensación por la incertidumbre del crédito, y la medida de la volatilidad en las acciones estadounidenses, el índice VIX, se han movido por lo general de forma conjunta. Pero debido a los mayores niveles de incertidumbre, parece que se han comenzado a desacoplar. La volatilidad de la renta variable va a continuar suprimida por mucho más tiempo y los diferenciales de crédito comenzarán a incrementar conforme los mercados se comienzan a preocupar cada vez más por los futuros impagos.
Un entorno desafiante hace que la selección sea crucial
El dólar estadounidense sigue siendo la moneda de reserva mundial, incluso aunque haya algunas monedas como el renminbi, el euro o la libra esterlina que son candidatas para convertirse en monedas de reserva, todas tienen algún tipo de debilidad.
“El dólar sigue siendo la principal divisa a nivel global. El 80% del comercio mundial sigue estando denominado en dólares. No es sorprendente entonces que Estados Unidos siga siendo el mercado de capitales más líquido y que sea el lugar al que acuden los prestatarios que desean obtener préstamo. Los programas de relajamiento cuantitativo han facilitado una explosión de deuda fuera de Estados Unidos denominada en dólares. El problema reside en que las condiciones de financiación en dólares se están ahora ajustando y mucho del dinero se ha quedado en Estados Unidos porque es dónde se encuentra el crecimiento económico y los rendimientos. Los prestatarios se financian a través del comercio global. Cuando la economía global está en expansión, los prestatarios que obtienen ingresos en dólares pueden pagar su deuda y suelen tener un exceso de dólares en ese punto, diversifican sus inversiones, generando reservas y ejerciendo presión a la baja sobre el dólar. Por el contrario, cuando el comercio global entra en recesión, hay una escasez de ingresos en dólares. Los dólares son usados para financiar los préstamos y el precio del dólar sube. En este momento, el comercio global se encuentra presionado, con nuevas políticas de protección y aranceles”.
Por otro lado, el yen japonés es fácilmente la moneda más barata dentro de los mercados desarrollados. “Japón ha estado ejecutando un programa de relajamiento cuantitativo agresivo durante algún tiempo. Japón es esencialmente un exportador de capital. Los japoneses tienen un exceso de ahorro y tienden a enviar ese exceso de ahorro a otros mercados para obtener un rendimiento. Cuando chocan con una crisis, dejan de enviar su capital al extranjero, por lo tanto, el yen tiende a tener muy buenas características defensivas. Si los mercados de acciones se colapsan, los inversores japoneses se vuelven más cautelosos temporalmente y el yen tiende a subir. Tenemos que pensar más inteligentemente sobre cómo diversificar la exposición de los inversores en el entorno actual «, concluyó.