¿Es importante tener una previsión para el cuarto trimestre del año? Ciertamente lo es, pero Jeremiah Buckley, gestor de la estrategia Balanced de Janus Henderson Investors, piensa que se mantendrá una tónica similar a la del resto de 2023, por lo que considera que, ahora mismo, “es importante pensar más en el próximo año”.
El gestor, que participó en el evento Madrid Knowledge Exchange organizado por Janus Henderson, está trabajando con tres escenarios: el más optimista, el más pesimista y el central, que es el más equilibrado. “Como gestores de carteras, nuestro trabajo es prepararnos para todos estos escenarios”, puntualiza. Se trata de una previsión no muy diferente de la que proyecta la Reserva Federal: “Anticipamos un aterrizaje suave de la economía, con un crecimiento modesto del PIB real, quizás alrededor del 1%, y en el que la inflación se mantiene en torno al 3%”. Buckley calcula que los retornos de acciones y bonos aún pueden ser positivos en este escenario, algo ciertamente beneficioso para su estrategia, que es un fondo mixto que invierte de forma flexible y dinámica en activos muy líquidos, con un posicionamiento que enfatiza la alta calidad y el control del riesgo.
¿Qué hay de los otros dos escenarios? En el más optimista, el experto de Janus Henderson espera una normalización de los precios, con la inflación en torno al 2%, por lo que la Fed estaría dispuesta a relajar su política monetaria, iniciando un nuevo ciclo de bajadas de tipos. Sería un entorno positivo para acciones y bonos, en el que Buckley esperaría una aceleración en el crecimiento de los beneficios, por lo que rotaría la cartera hacia una posición más arriesgada, con mayor proporción de acciones.
Obviamente, el escenario más negativo es la otra cara de la moneda: que el impacto de la fuerte subida de los tipos de interés sea más profundo y prolongado de lo esperado, lo que provocaría varios trimestres de crecimiento negativo. En ese entorno, Buckley y su equipo adoptarían un posicionamiento más defensivo favoreciendo la renta fija.
Precisamente la posibilidad de estar subestimando el impacto de la fuerte subida de las tasas es lo que mantiene a Buckley alerta: “Creo que es demasiado pronto para concluir que ya hemos pasado la peor parte”. El gestor recuerda que, históricamente, suele haber cierto decalaje entre la última subida de tipos y la llegada de una recesión, habitualmente de entre uno y dos años; “Los tipos estaban en el 4,5% a finales de 2022, aún no hemos pasado un año entero a este nivel o superior”, insiste Buckley.
El gestor apunta a tres factores que explican el retraso de la economía real en recoger el efecto del ajuste. El primero, la comercialización masiva de hipotecas a tipo fijo, que permitió a muchos compradores refinanciarse durante la pandemia a tipos muy bajos, por lo que no han notado el impacto del encarecimiento de los costes de financiación. “Sí lo estamos viendo en las ventas de coches, que están en terreno recesivo”, puntualiza. Algo similar ha sucedido con las empresas americanas, que aprovecharon la liquidez masiva inyectada por los bancos centrales durante la pandemia para refinanciarse a costes muy bajos, por lo que ahora no tienen necesidades inmediatas de refinanciación. En tercer lugar, el gestor apunta a muchos proyectos de construcción e infraestructuras que fueron retrasados durante la pandemia, como los hogares multifamiliares; ahora muchos de estos proyectos se están finalizando, y se plantea la pregunta de si se iniciarán nuevos proyectos en un entorno de costes de financiación más elevados.
Descifrando la economía americana
Dentro de su escenario base, Buckley se muestra especialmente optimista con la renta variable americana: “Prevemos que el S&P 500 pueda aumentar sus ganancias entre un 5% y un 10%, impulsado principalmente por la recuperación de los márgenes debido a la reducción de los costes de las materias primas en 2024”.
Afirma que hay tres factores clave que respaldan esta perspectiva. La primera, que prevé que se recuperarán los márgenes empresariales a medida que se reduzca el coste de las materias primas: “Actualmente, aunque los precios de las materias primas han bajado, este efecto no se ha reflejado completamente en los costes de producción de las empresas. Eso cambiará en 2024”.
El segundo factor es la resolución del exceso de inventarios que ha lastrado a varios sectores durante 2023 como efecto del exceso de compras visto en 2022. “Esperamos que esta situación se normalice en 2024, lo que también impulsará las ganancias”.
El tercer factor tiene que ver con una de las temáticas a las que ofrece exposición la asignación a renta variable del Balanced: la exposición a valores ligados a la inteligencia artificial (IA). “Somos firmes creyentes en la IA y la innovación acelerada en la informática, lo que, creemos, impulsará el gasto fiscal en 2024”. El fondo ha podido beneficiarse a lo largo del año de algunos de los valores tecnológicos que más han impulsado la rentabilidad del índice, como Nvidia, Microsoft o Alphabet (sobrepondera las tres en cartera), aunque Buckley aclara que estas compañías cumplen con los criterios generales que exige a todos los valores que entren en la parte de renta variable de la estrategia: “Nos centramos en empresas de alto crecimiento y alta calidad que lideran la innovación y brindan valor a sus clientes. Buscamos empresas con balances sólidos y flujos de efectivo consistentes que estén innovando y proporcionando más valor a sus clientes”. La asignación actual del Balanced a renta variable se encuentra en torno al 61%, teniendo en cuenta que el 60% es la posición neutral del fondo.
En el lado de los bonos, el equipo ha estado aumentando la duración de la cartera para reflejar su visión de que la Fed ya está cerca del final de su ciclo restrictivo. “Esto se debe a que vemos que los datos económicos a corto plazo se están desacelerando y la perspectiva de inflación ha mejorado”, aclara Buckley. Éste indica que la cartera cuenta con bonos de alta calidad como treasuries, pero que también está encontrando oportunidades en activos securitizados, como emisiones MBS de agencias estadounidenses, porque considera que sus diferenciales son más atractivos que los de bonos con grado de inversión o high yield, “donde pensamos que hay mucho riesgo puesto en precio en los diferenciales”.
Un par de reflexiones
Para terminar, Buckley reflexiona sobre la conveniencia de tener en cartera una estrategia 60/40 como la suya. Incide sobre dos aspectos que considera clave: la flexibilidad y la confianza. “Hemos atravesado un ciclo completo del mercado, y eso nos ha enseñado que necesitamos tener flexibilidad y liquidez para tomar decisiones oportunas”.
La confianza es clave para acompañar a los partícipes en el largo plazo: “Hemos diseñado la estrategia de cartera equilibrada, de manera que reduzca la volatilidad de las inversiones a lo largo de los ciclos de mercado. Sabemos que, si los inversores se sienten seguros en sus inversiones, es más probable que obtengan mejores resultados a largo plazo”, explica el gestor. Dicho de otra manera: “Queremos que tengan la confianza de mantener sus carteras durante los momentos difíciles del mercado, ya que a menudo son esos momentos los que generan las mejores ganancias a largo plazo”, concluye el gestor.