Steve Weeple es gestor de carteras de clientes de renta variable global y mercados emergentes en Janus Henderson Investors. Además, está muy implicado con la estrategia ESG de la firma, que cuenta con un historial de más de 30 años invirtiendo en sostenibilidad. Weeple se muestra optimista con el futuro para la renta variable a pesar de que el panorama actual se antoja particularmente difícil: tras el fuerte ajuste de 2022, hoy los bancos centrales tienen dificultades para interpretar las señales macro, dado que en algunos sectores se están empezando a ver señales de debilidad, mientras que otros datos, como el empleo, se mantienen fuertes. “Para los inversores en acciones, es realmente difícil sortear todas estas señales en conflicto. Y, para ser honestos, nosotros no estamos analizando la economía ni los mercados en tiempo real y tratando de hacer apuestas”, afirma.
Para Weeple, la clave está en invertir con un horizonte de largo plazo y un enfoque muy disciplinado en las empresas correctas, es decir, las mejor posicionadas para facilitar el reto de la transición energética. El gestor considera que, si los inversores consiguen aislarse del ruido generado por los mercados en el corto plazo, podrán ver que hay “muchas oportunidades emocionantes que están sucediendo actualmente en la economía global”. “Creo que centrarse en compañías buenas con un buen futuro de sostenibilidad es la mejor forma de atajar la volatilidad”, resume el experto.
Weeple da a continuación algunas pinceladas de la estrategia de renta variable global sostenible de Janus Henderson, que cuenta con una cartera concentrada entre 50 y 60 valores, de las cuales típicamente dos tercios tienen domicilio entre EE.UU. y Canadá.
¿Qué criterios debe reunir una compañía para ser incluida en la estrategia de renta variable global sostenible?
Buscamos compañías que creemos que están en el lado correcto de las tendencias de sostenibilidad que se van a desarrollar en el largo plazo. Creemos que el mundo se está dirigiendo a una economía global mucho más sostenible; cuando analizas la regulación, la tecnología, los productos que los consumidores eligen comprar, puedes ver que todos estamos tomando decisiones mucho más sostenibles. Estamos viendo una explosión de inversiones en el tipo de avances que harán el mundo más eficiente. Así que buscamos compañías que estén alineadas con esas grandes tendencias, pero que también tengan fundamentales financieros realmente sólidos. En periodos de mucha volatilidad, queremos asegurarnos de que invertimos en compañías muy resilientes. Dedicamos mucho tiempo a pensar en la calidad de los balances, de los flujos de caja y del equipo directivo, y queremos comprar con valoraciones atractivas.
¿Puede concretar más a qué megatendencias ESG ofrece exposición la estrategia?
El cambio climático, la escasez de recursos, el envejecimiento de la población y el crecimiento de la población mundial son los grandes desafíos que afronta la economía global. Pensamos que las empresas que están en las industrias y sectores adecuados, con modelos de negocio que ayudan a dar solución a estos desafíos, serán las ganadoras en el largo plazo. Por ejemplo, en un mundo de recursos escasos, particularmente agua potable, buscamos las empresas que van a gestionar mejor los recursos hídricos, ayudando a reciclar agua, a eliminar toxinas del agua o a trasladar agua. Por otro lado, tenemos una población envejecida, la gente vive más y con más enfermedades y esto pone presión sobre los presupuestos gubernamentales. Así que buscamos aquellas empresas que aportan eficiencia a la industria sanitaria, particularmente en cuidados de largo plazo y desarrollo de medicamentos.
Obviamente, también buscamos compañías que están ayudando a que el mundo cambie de fuentes de energía, de combustibles fósiles a renovables. Invertimos en algunas empresas que saben que el coste de la energía renovable está, al menos, a la par con muchas fuentes de energía fósil, para poder construir instalaciones solares y eólicas de forma rentable y mejorar las instalaciones hidráulicas.
En los últimos años han emergido múltiples regulaciones en torno a la sostenibilidad que afectan de una u otra forma a las compañías. ¿Cómo evalúan el impacto de este impulso regulatorio?
Pensamos que muchos de los paquetes fiscales que hemos visto en EE.UU. en los últimos años son realmente beneficiosos para muchas empresas, como la Ley de Reducción de la Inflación, la Ley de Chips y Ciencia o la Ley Bipartidista de Empleo e Inversión en Infraestructuras. De estas tres leyes emanan estímulos de unos 55.000 millones de dólares para la industria de tratamiento de aguas, de la que hay algunas compañías en nuestra cartera. Hay más de 100.000 millones de apoyo a infraestructuras reales, tanto para la compra de locomotoras más eficientes en consumo energético como en hacer que las vías ferroviarias sean más eficientes. Y en la industria de semiconductores estas leyes han catalizado un gasto sobre el capital (capex) de más de 350.000 millones de dólares.
Al mismo tiempo, hay mucha preocupación respecto al endeudamiento de EE.UU., pero creo que estas leyes han contado con el apoyo de los dos grandes partidos y creo que esto se debe a que es una enorme inversión en infraestructuras verdes y un futuro más eficiente energéticamente para la economía estadounidense. Pero también creo que van a ser fantásticas para la creación de puestos de trabajo. Como inversores en renta variable, vemos muchas oportunidades para las empresas que tenemos en cartera, y pensamos que les darán años de crecimiento rentable.
El terreno está abonado de oportunidades, pero ¿qué pasa con las valoraciones?
Somos muy conscientes de las valoraciones. Sabemos que la única manera de conseguir retornos para nuestros clientes es invertir en empresas con valoraciones atractivas, porque nos da la oportunidad de generar retornos en el largo plazo. Cuando analizamos las valoraciones en todo el mercado, muchas de estas compañías no son necesariamente baratas en relación con las medias históricas. Pero creemos que, dada la oportunidad de potencial alcista, muchas aún cotizan con valoraciones atractivas. Nuestra cartera de renta variable global sostenible tiene unas 50 compañías cuya rentabilidad por flujos de caja libre (la cantidad de efectivo que generan las empresas en relación con su valoración) está cotizando en torno al 5,5%, mientras que el mercado en general está cotizando en torno a un 5,9%. Estamos contentos de pagar un poco de prima por invertir en esas empresas. Pero no es una prima extravagante. Es una prima que creemos que es merecida, y está relativamente contenida.
¿Cómo refuerzan el compromiso con las compañías en las que invierten?
No nos consideramos inversores activistas. Queremos invertir en buenas compañías, pero todas las compañías pueden mejorar. Cuando nos comprometemos con una compañía, queremos comprender su cultura corporativa, cómo tratan a sus empleados, cuánto conocen y entienden su cadena de suministro, y el origen de los bienes en esa cadena de suministro. Queremos entender cuál es su hoja de ruta para convertirse en una compañía más eficiente energéticamente. Queremos ser socios de esas compañías en su trayectoria de mejoría.
Nuestros clientes siempre tienen curiosidad por saber cómo nos comprometemos con las empresas, de qué hablamos con ellas. Pero los clientes también están interesados siempre en las valoraciones. Nuestra postura es que queremos invertir en compañías de alta calidad en crecimiento, que están en el lado correcto de las tendencias de sostenibilidad, pero también queremos ganar dinero para nuestros clientes, así que somos disciplinados con las valoraciones que estamos dispuestos a pagar.