A finales de julio, la estrategia Global Sustainable Equity cumplió 30 años, de los cuales Hamish Chamberlayne, director de renta variable sostenible global en Janus Henderson Investors, ha estado al frente de su gestión la última década.
Hace diez años, no era tan fácil despertar el interés de los inversores por las estrategias de inversión sostenible, ni la oferta por parte de la industria de gestión de activos estaba tan enfocada en la inversión responsable. Un fuerte contraste con el escenario actual, en el que en los últimos dos o tres años ha habido una auténtica revolución en materia de inversión con criterios medioambientales, sociales y de gobierno corporativo.
En la opinión de Chamberlayne, esta exuberancia en la inversión sostenible se ha producido gracias a un cambio en la mente de los inversores que han pasado de percibir un conflicto entre el crecimiento económico y el desarrollo sostenible a comprender que existe una alineación entre el desarrollo sostenible y el crecimiento económico a futuro.
Una década transformadora
En la actualidad, existe una mayor conciencia sobre el impacto negativo que el desarrollo económico ha causado en el medio ambiente, aunque todavía queda mucho por hacer. A pesar de todos los cambios experimentados, la economía global sigue dependiendo de las energías fósiles y un 80% de la energía primaria mundial sigue siendo generada a partir de estas fuentes. Las emisiones de carbono siguen creciendo y están muy embebidas en la economía global. Desafortunadamente, todavía no se han visto los grandes cambios que la economía global necesita experimentar para asegurar que el crecimiento seguirá la senda de la sostenibilidad.
Sin embargo, para Chamberlayne existen razones para el optimismo. La última década ha demostrado que las innovaciones tecnológicas en muchos sectores y en especial en el área de las tecnologías limpias (energías renovables, baterías y vehículos eléctricos y digitalización) han permitido que las economías globales sean menos contaminantes y más sostenibles.
Los costes que hasta ahora actuaban como barrera para la adopción han dejado de ser un problema. La computación en la nube, la energía eólica y solar y las baterías eléctricas han experimentado una fuerte reducción en sus costes, llegando en algunos casos a superar el 80%. Esta tendencia continúa en el tiempo y ya se ha llegado a un punto de inflexión en el que el coste económico deja de ser un problema.
Electrificación, descarbonización y digitalización
Existen tres áreas en las que realmente se van a presenciar unas fuertes transformaciones económicas, y estas son la electrificación, descarbonización y digitalización de la economía. En un informe publicado recientemente por la Agencia Internacional de la Energía (IAE), “Net Zero by 2050”, se destaca que el proceso de electrificación es clave para la descarbonización y digitalización de la economía, debiendo encontrar soluciones en un amplio espectro de la economía.
El proceso de electrificación de la economía es importante porque es necesario alcanzar una economía que se mueva a través de energías limpias y que sea digital, en lugar de analógica. La producción de vehículos eléctricos tiene que alcanzar al menos el 60% de la producción mundial antes de 2030, desde una reducida en la actualidad. A pesar de todos los esfuerzos realizados, las energías renovables siguen siendo una parte pequeña del conjunto de energías en la economía, cuya cuota de mercado debería crecer hasta alcanzar al menos los dos tercios.
El camino por seguir es el visionado en el «Volkswagen Power Day» de este año. En una presentación, la empresa automovilística estableció las bases de la economía del futuro en la computación en la nube con un consumo de energía renovable que da servicio al transporte, la red eléctrica, a la generación de electricidad, a la construcción de edificios inteligentes (comerciales y residenciales), y al resto de industria (informática, comunicación, consumo). La clave radica en que cuando se electrifica la economía, sus componentes se pueden conectar. En consecuencia, la electrificación permite una mayor digitalización de la economía.
En cada uno de los sectores que participan del proceso de electrificación, descarbonización y digitalización existe un modelo de negocio diferente y un conjunto distinto de factores de riesgo, por lo que se puede crear una cartera de inversión diversificada en el que en última instancia todas las empresas están conectadas por estas tendencias.
El desarrollo sostenible está siendo integrado de una forma activa en la estructura de la empresa y de su estrategia de negocio. Un buen ejemplo es Microsoft, una empresa que ha experimentado un proceso de transformación significativo en la última década. A juicio del gestor, Microsoft se ha convertido en la mayor empresa de servicios públicos. Algo que se ha hecho patente en los últimos 18 meses, permitiendo a la sociedad trabajar y vivir de forma remota gracias a sus servicios durante la pandemia. Además, el servicio de computación en la nube de Microsoft se ha comprometido a eliminar más carbono en la atmosfera del que produce, logrando así una exposición negativa en emisiones de carbono.
Otro aspecto importante es el entorno político que ha cambiado de forma dramática en los últimos 12 meses. Existe un consenso a nivel global por una inversión sincronizada en energías limpias y en la tendencia de la descarbonización. El movimiento político global se ha agrupado entorno a la consecución de economías con cero emisiones netas de carbono para mantenerse dentro de los Objetivos de Desarrollo fijados por las Naciones Unidas.
Este compromiso es palpable en el incremento del gasto fiscal en infraestructura, con un crecimiento significativo para asegurar que esta tendencia de descarbonización realmente sucede. Esta inversión desencadenará un crecimiento exponencial en muchas áreas.
Como inversores, el equipo gestor de Janus Henderson Investors se centra en estas áreas de crecimiento exponencial para generar riqueza. En concreto, identifican empresas y sectores con curvas de crecimiento con forma de “S”, es decir con un crecimiento lento al principio que se va acelerando paulatinamente hasta despertar en un crecimiento exponencial cuando las condiciones son favorables.
Las razones por las que el crecimiento es algo más lento al principio es por el tiempo que toma construir la capacidad de producción y conseguir el capital necesario para perpetuar el crecimiento. Cuando estas condiciones suceden, es cuando se puede observar un cambio muy rápido.
La filosofía de inversión
En la estrategia Global Sustainable Equity de Janus Henderson parten de las megatendencias medioambientales que están ejerciendo presión sobre la economía global y que tienen fuertes implicaciones sobre la misma. Aquellas empresas que estén alineadas con estas megatendencias tendrán una mayor probabilidad de crear valor y generarán unas mejores oportunidades de inversión.
Sobre la parte fundacional de la filosofía de inversión de la estrategia se aplica un marco de inversión que ayuda al equipo gestor a evaluar las ideas de inversión e identificar las empresas que tendrán éxito en el futuro. Este marco está compuesto por cuatro pilares, el primer pilar es un análisis de los productos y servicios de las empresas, cuestionando si éstos generan un beneficio para el desarrollo de una economía global sostenible, tanto en criterios positivos como en los aspectos negativos, desechando activamente aquellas empresas que contribuyen al daño medioambiental y social. Un criterio que está en línea con las directrices que está tomando la regulación en materia de inversión sostenible.
El tercer y cuarto pilar se basan en el análisis fundamental, con un conjunto sólido de criterios con los que se valoran las empresas tanto en términos financieros como en características medioambientales, sociales y de gobernanza.
Se trata de un marco de inversión basado en una «cuenta de resultados triple», con compañías de calidad que son líderes en sus respectivas industrias y que tienen unos buenos equipos gestores que están alineados con los intereses de los accionistas. Además, ofrecen un desempeño en las cuestiones sociales y medioambientales que se ven reflejados en la calidad financiera de la empresa, que exhibe unos fuertes flujos de caja y una fuerte generación de rendimientos sobre la inversión en capital, así como resiliencia ante los posibles cambios de ciclo.
Una nueva estrategia: US Sustainable Equity
Recientemente, Janus Henderson ha lanzado una nueva estrategia de inversión sostenible dedicada únicamente al mercado de renta variable estadounidense, con el índice S&P 500 como índice de referencia y concentrada en 30 o 50 valores. El nuevo Janus Henderson Horizon US Sustainable Equity Fund será gestionado por el equipo gestor de la estrategia Global Sustainable Equity, compuesto por Hamish Chamberlayne y Aaron Scully.
El enfoque y la filosofía de inversión será el mismo que en la estrategia Global Sustainable Equity. Este fondo permite a la gestora sacar partido de sus abundantes recursos en Estados Unidos, por lo que se consideró una extensión natural de la franquicia Global Sustainable Equity.