2020 ha sido un año turbulento e imprevisible y, aun así, se han visto avances en materia de sostenibilidad. A pesar de las consecuencias evidentes y devastadoras del COVID-19, la pandemia ha acelerado la inversión en digitalización, algo que Hamish Chamberlayne, director de renta variable sostenible global en Janus Henderson Investors, cree que será un factor clave para la sostenibilidad.
Por su naturaleza, la digitalización conlleva un menor impacto físico en el planeta. La virtualización de actividades físicas como los viajes o el uso de productos físicos tangibles, son solo un ejemplo. La digitalización también resulta clave para avanzar en los objetivos sociales relacionados con el intercambio de conocimiento y el fortalecimiento y desarrollo económico. Ante las noticias sobre potenciales vacunas y una “vuelta a la normalidad”, es fácil ignorar el impacto duradero que la pandemia podría tener en la forma de vivir y trabajar de la población. Sin embargo, Chamberlayne cree que habrá un cambio permanente. De la telemedicina al teletrabajo, la digitalización ha ofrecido soluciones a varios de los problemas que surgieron en 2020 y se espera que muchos de estos cambios sociales se mantengan en 2021 y más allá.
Pronto, el desarrollo sostenible recibirá probablemente un mayor apoyo en EE.UU., gracias a la victoria electoral de Joe Biden. Se espera que EE. UU. vuelva a sumarse al Acuerdo de Paris sobre el clima y adopte compromisos similares a los expuestos en el “Green Deal” de la Unión Europea (UE). Biden ya ha propuesto planes ambiciosos para lograr una producción de electricidad libre de emisiones de carbono en EE.UU. para el año 2035 y alcanzar cero emisiones netas en el país para 2050. Sin embargo, cabe destacar que, incluso con Donald Trump como presidente, EE.UU. ya dio pasos de gigante en favor de las energías renovables. Durante esos cuatro años, el consumo de energías renovables en EE.UU. superó al carbón por primera vez en más de 130 años (1) (véase el gráfico 1). Si durante una administración que no valoraba la necesidad del desarrollo sostenible se lograron dichos avances, entusiasma ver cuáles serán los progresos con un gobierno a favor.
Dado que los países están asumiendo la necesidad de bajas emisiones de carbono, la próxima década se caracterizará por la adopción a gran escala de los vehículos electrónicos (véase el gráfico 2). En el Reino Unido, los planes para dejar de vender coches y furgonetas de gasolina y gasóleo se han adelantado a 2030, una década antes de los previsto inicialmente. Además, Noruega, Canadá y Alemania se han fijado objetivos del 100% de ventas de vehículos eléctricos de pasajeros para los años 2025, 2040 y 2050, respectivamente (2). Solo en Europa, en 2019 se invirtieron 60.000 millones de euros en vehículos eléctricos y producción de baterías, 19 veces más que el año anterior (3). Mientras tanto, China también se ha subido a bordo, para cumplir su nueva y ambiciosa estrategia de desarrollo con bajas emisiones de carbono, con un objetivo de ventas de coches eléctricos del 25% para 2025 (2).
Existe, claramente, un gran interés por los vehículos eléctricos entre los consumidores. En septiembre, nada más y nada menos que 3 millones de personas se conectaron para ver la presentación del “Battery Day” de Tesla, en el que la compañía desveló su hoja de ruta tecnológica y planes de inversión para la próxima década. Tesla desea incrementar la producción de baterías en un 100% y ha descubierto innovaciones para mejorar la longevidad de las baterías y la gama de vehículos. Y quizá lo más importante, se espera que los ambiciosos planes de Tesla impulsen el ritmo de inversiones en todo el sector del automóvil. De hecho, algunas compañías ya han empezado a moverse. Volkswagen anunció recientemente una inversión de 73.000 millones de euros en electrificación, sistemas de propulsión y tecnología digital para los próximos cinco años. Y lo que es más, casi la mitad de esa inversión se ha reservado para vehículos de batería eléctrica en una “carrea con Tesla”, según el consejero delegado de Volkswagen, Herbert Diess.
De acuerdo con los compromisos políticos para una economía sostenible y el rápido ritmo de innovación, en Janus Henderson esperan un futuro inteligente, conectado, digital y verde. Ven una década de energía limpia y electrificación, con avances en la tecnología de baterías y una adopción generalizada de los vehículos eléctricos. Ven también una década de digitalización y conectividad que permitirá nuevos modos de organizar las economías y promoverá una mayor eficiencia y circularidad en diversos sectores.
Con unos tipos de interés bajos y una economía débil, se cree que es mejor invertir en empresas con potencial para crecer de forma exponencial a lo largo del tiempo y las oportunidades más atractivas se darán en empresas expuestas a las dos tendencias de inversión seculares: la ecología y la digitalización. Estas dos tendencias se corresponden con las diez temáticas de inversión de desarrollo sostenible de Janus Henderson ―que incluyen Conocimiento y tecnología, Eficiencia y energía limpia― y sirven de base a su proceso de generación de ideas. Por tanto, su enfoque de inversión para 2021 seguirá igual. Al centrarse en sus temáticas de desarrollo sostenible, en Janus Henderson creen que pueden encontrar empresas resilientes expuestas a oportunidades de crecimiento secular.
Notas a pie de página:
(1) Administración de Información Energética de EE. UU. (EIA), 28 de mayo de 2020
(2) The International Council on Clean Transportation, “Update on the global transition to electric vehicles through 2019”, julio de 2020
(3) Comunicado de prensa de Transport and Environment.org, 25 de mayo de 2020
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