Alison Porter, Graeme Clark y Richard Clode, gestores de tecnología global de Janus Henderson Investors, ofrecen su visión sobre las últimas restricciones impuestas por Estados Unidos a Huawei y sus consecuencias para los mayores clientes de la compañía y el sector de los semiconductores en general.
Un año después de las primeras restricciones de EE.UU. al gigante tecnológico multinacional chino Huawei y sus filiales, el Departamento de Comercio de EE.UU. anunció el pasado 15 de mayo nuevas medidas que afectan al sector de los semiconductores y tienen consecuencias importantes para los principales proveedores de Huawei, como Taiwan Semiconductor Manufacturing Co. (TSMC), y posiblemente también para la industria tecnológica general y la supremacía de la superpotencia global.
¿Guerra comercial y/o seguridad nacional?
Aunque general los inversores han considerado estas restricciones en el marco de la guerra comercial, en Janus Henderson siempre lo han visto como una cuestión de seguridad nacional. En el comunicado de prensa en el que se anunciaban las nuevas restricciones, el secretario de comercio estadounidense, Wilbur Ross, afirmaba: “Hemos de cambiar nuestras normas que están siendo aprovechadas por Huawei y HiSilicon, e impedir que tecnologías estadounidenses hagan posibles actividades maliciosas contrarias a la seguridad nacional y los intereses políticos extranjeros de Estados Unidos”. Además, en la sesión informativa especial que acompañaba al anuncio de las nuevas restricciones, el subsecretario de crecimiento económico, energía y medioambiente señaló: “Huawei es una compañía con apoyo estatal de la República Popular China que sirve de herramienta al Partido Comunista de China”.
Tras prohibir el uso de equipos de telecomunicaciones de Huawei en Estados Unidos, cuando las intervenciones diplomáticas contundentes resultaron ineficaces para impedir que Huawei fuese incluida en los planes de implantación de la red 5G de los aliados, EE.UU. pasó a una estrategia consistente en eliminar a Huawei de la tecnología y la propiedad intelectual estadounidense. En mayo de 2019, Huawei y sus filiales fueron incluidas en la Lista de entidades de EE.UU. que requieren licencia para cualquier producto cuyo 25% o más de la propiedad intelectual sea de origen estadounidense. Sin embargo, la internalización por parte de Huawei de los componentes en su división interna de semiconductores, HiSilicon, y la elusión por parte de los proveedores de semiconductores globales de la denominada regla de minimis(1) argumentando que no llegaban al umbral del 25% permitieron a Huawei seguir operando con un impacto limitado para el despliegue de sus equipos de telecomunicaciones en China o el resto del mundo. En respuesta a eso y tras la presión ejercida por la US Semiconductor Industry Association (SIA) al alertar del impacto negativo de cualquier restricción general, las nuevas medidas anunciadas parecen directamente específicas para Huawei y sus filiales, enfocadas concretamente en los propios diseños de chips de Huawei y su fabricación, sustituyendo el umbral del 25% de minimis por un nuevo marco directo de concesión de licencias de productos.
Consecuencias para Huawei y TSMC
Con una ventas anuales por un valor de 120.000 millones de dólares, casi 240 millones de smartphones vendidos el año pasado y como mayor compañía de equipos de telecomunicaciones del mundo, Huawei es una de las compañías tecnológicas más grandes e importantes y el mayor comprador de semiconductores del planeta. Tras el impacto de las restricciones de 2019, el efecto directo de estas nuevas restricciones probablemente será más limitado, ya que la mayoría de las compañías de semiconductores globales ya habían reducido considerablemente su exposición a Huawei. Pero hay nuevas áreas bajo amenaza.
TSMC es el mayor fabricante del mundo y Huawei es uno de sus principales clientes, habiendo contribuido de forma importante a la estrategia de internalización de Huawei. Las restricciones de 2019 no afectaron a TSMC, al no llegar al umbral del 25% de la regla de minimis, a consecuencia de lo cual Huawei creció hasta convertirse en uno de los mayores clientes de TSMC. Sin embargo, las nuevas restricciones están pensadas deliberadamente para poner fin a esta laguna. La esperanza de que el compromiso de TSMC por construir una primera fundición de semiconductores en EE.UU. servía para compensar la desescalada se desvaneció con el anuncio de las nuevas restricciones.
Las nuevas normas incluyen también por primera vez los equipos de semiconductores y las herramientas de automatización del diseño electrónico. Un chip diseñado por Huawei o sus filiales no podrá enviarse sin licencia si utiliza software estadounidense para su diseño o equipos estadounidenses para su fabricación. Dado el predominio de EE.UU. en ambos sectores, en la práctica esto supone eliminar la capacidad de diseño de chips de Huawei, puesto que cualquier solicitud de licencia comienza con la presunción de denegación.
Consecuencias también para China
Las nuevas normas entraron en vigor el 15 de mayo y, aunque existe un periodo de gracia para los chips en producción, las fundiciones tienen prohibido aceptar nuevos pedidos de Huawei. Los medios de comunicación informaron de que TSMC ya ha cumplido la norma, a pesar de los intentos declarados de Huawei de solicitar un pedido urgente por valor de 700 millones de dólares. Huawei es uno de los mayores clientes de TSMC, por lo que esta situación tendrá un fuerte impacto en esta última.
Las nuevas restricciones incluyen los equipos de semiconductores en el ámbito de las licencias de EE.UU. y pueden afectar también al gasto en equipos de semiconductores de China, que ha sido muy elevado ante la previsión de nuevas restricciones. La mayor fundición nacional, Semiconductor Manufacturing International Corporation (SMIC), anunció recientemente un fuerte aumento de los planes de gasto en bienes de equipo, hasta los 4.300 millones de dólares, mientras que China Integrated Circuit Industry Investment Fund y Shanghai Integrated Circuit Industry Investment Fund (ambos fondos con respaldo estatal) habían anunciado una inyección de capital de más de 2.000 millones de dólares en la fábrica avanzada de SMIC en Shanghái. Ambos planes parecen ahora bastante inciertos, debido a su fuerte dependencia de los equipos de semiconductores estadounidenses y de Huawei. En caso de desafiar las nuevas normas, tanto TSMC como SMIC correrían el riesgo de ser incluidos en la Lista de entidades de EE.UU. En las carteras de Janus Henderson, llevan un tiempo optando por la prudencia en el sector de los semiconductores y empezamos a reducir su infraponderación a TSMC el año pasado, liquidando la posición a principios de este año; la decisión se debió a la gran exposición de la compañía a los smartphones y las posibles reducciones de pedidos como resultado de las restricciones comerciales impuestas por EE.UU. a Huawei.
¿Qué supone esto para el sector tecnológico global en general?
Estas nuevas normas son muy selectivas y específicas para los diseños de chips de Huawei y sus filiales, por lo que en teoría afectan menos a los semiconductores de otros proveedores. Huawei podría sustituir los chips diseñados internamente de sus smartphones por silicio comercial de otros proveedores, como MediaTek o Samsung. O bien otras marcas de smartphones podrían intervenir y arrancar cuota de mercado a Huawei, ya se trate de Vivo, OPPO y Xiaomi en China o Apple y Samsung a escala mundial.
Por consiguiente, el impacto en los smartphones probablemente será relativamente limitado. En cambio, Huawei tiene entre el 30% y el 40% del total de los ingresos globales del mercado de diferentes equipos de telecomunicaciones inalámbricas y se ha adjudicado casi el 60% de las licitaciones de 5G de China Mobile, lo que implica que el despliegue de la red de 5G depende en gran medida de Huawei. Existe un periodo de gracia de 180 días y Huawei ha acumulado existencias estratégicas. Pero hay alternativas más limitadas para los chips internos de Huawei utilizados en la red que para los smartphones (el foco de las restricciones de EE.UU.), por lo que la disrupción podría ser mucho mayor para el despliegue del 5G en China.
¿Qué va a pasar ahora?
Más allá de los riesgos directos, la principal preocupación será la escalada y la respuesta de China. Las restricciones originales a Huawei provocaron una dura reprimenda por parte de China y la amenaza de una “lista de entidades poco fiables”. Sin embargo, la amenaza no se cumplió y está por ver a quién se incluiría en la lista y qué impacto tendría. Las nuevas normas han suscitado una respuesta similar. Las industrias tecnológicas de EE.UU. y China están cada vez más localizadas, y son pocas las grandes compañías tecnológicas estadounidenses o globales con fuerte exposición a China. Las excepciones evidentes son Apple y Qualcomm. En Janus Henderson siguen siendo conscientes del riesgo de que estas compañías se utilicen como “peones” en este conflicto.
Esta disputa sobre tecnología y seguridad nacional sigue estando muy relacionada con la guerra comercial y ahora con la atribución de culpas por la COVID-19, antes de las elecciones presidenciales estadounidenses. Cualquier desescalada probablemente afecte a los tres factores: la tecnología, la COVID-19 y el comercio. Esto complica una solución, principalmente porque Trump desea enfocar el relato en China antes de las elecciones, dada la debilidad de la economía y las críticas a la gestión de la pandemia, mientras que China podría beneficiarse manteniéndose a la espera para ver quién ocupa la Casa Blanca el año que viene.
Anotaciones:
(1) Regla de minimis: estipula la cantidad de contenido estadounidense en un producto de fabricación en el extranjero, permitiendo a las autoridades públicas de EE.UU. regular la exportación.
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