Las acciones japonesas han llegado a subir 50% en 2013 pero en este primer mes de 2014 han cedido hasta un 5%. Los inversores se pueden preguntar si se trata del comienzo de una nueva decepción, como ha ocurrido en varias ocasiones los últimos 15 años. Sam Perry, gestor de renta variable nipona en Pictet, cree que tras un año en el que las acciones japonesas han subido mucho, puede perdonarse que los inversores quieran materializar ganancias, y sigue viendo valor en el país.
“Creemos que esta vez sí es diferente”. Sus argumentos son varios: Japón sigue representando buenas valoraciones, se ha producido un saneamiento del sector bancario, sus empresas han estado reestructurándose durante una década, con recortes de costes, mejoras en márgenes y eficiencia, aumento de dividendos y recompras de acciones. A ello se añade la favorable política monetaria y un yen débil en un estado de mejor situación en el extranjero y de la economía nacional. “No es un mercado efímero: es hora de invertir en Japón”, dice.
A los factores económicos positivos se añade que los inversores japoneses, institucionales y particulares, han mantenido durante años una baja ponderación en renta variable y una elevada asignación en liquidez y renta fija -con rentabilidades reales exentas de riesgo cero o casi cero, lo que tenía sentido en un entorno deflacionario-. “Ahora están aumentando las posiciones en activos de riesgo”, explica el gestor. Incluso el Shikiho, que enumera y describe todas las empresas del mercado, ha agotado su edición de 2013.
Adicionalmente cree que la participación del inversor particular en renta variable aumentará cuando el Gobierno lance este año un nuevo vehículo de inversión exento de impuestos, la cuenta de ahorro individual japonesa (Nippon Individual Savings Account). Las estimaciones indican que casi 10% de la población invertirá en este vehículo, lo que equivale al 4% del volumen total en renta variable.
La lucha contra la deflación
Hay que tener en cuenta que la realidad es que, además de que el primer ministro Shinzo Abe se centra en poner fin a la deflación y en menor medida introducir reformas estructurales para promover crecimiento continuo, las acciones japonesas estaban reforzándose mucho antes, según el gestor.
“Abe tuvo la buena suerte de asumir su cargo cuando llegaba a su fin el mandato de Masaaki Shirakawa como gobernador del BoJ, quien era un obstáculo para la política de relajación cuantitativa y cualitativa. Además, su éxito electoral coincidió con un cambio positivo de perspectiva de inflación. En cualquier caso se merece el reconocimiento de nombrar a Haruhiko Kuroda y a Kikuo Iwata gobernador y subgobernador del Banco de Japón, quienes han implantado una estrategia agresiva de relajación monetaria. Además, Abe ha contribuido a asegurar para Japón una posición en las negociaciones de acuerdo de libre comercio de la Asociación Transpacífica”, recuerda.
El gestor explica que, en cualquier caso, el problema de la oferta de crédito se había resuelto años atrás mediante reformas y a mediados de 2012 ya había señales positivas del lado de la demanda: préstamos bancarios; uso de enormes cantidades de efectivo –equivalente a 30% del PIB- de las empresas para operaciones de concentración empresarial e inversiones; menor caída de precios de la vivienda y aumento de préstamos hipotecarios. El deseo de invertir y endeudarse venía ocurriendo desde hace algún tiempo. Así que Abe y el nuevo equipo del BoJ sencillamente han acelerado esta fuerte tendencia, explica el experto.
Indicadores positivos
Entre los argumentos del gestor para invertir en Japón están los indicadores económicos, que se han vuelto positivos en 2013. Así, señala la buena evolución de los precios de viviendas y terrenos, salarios y un mercado laboral por primera vez en más de una década restrictivo en todos los sectores, y con mayor consumo pese a ello. De manera que la confianza en la economía ha mejorado considerablemente entre grandes, pequeñas y medianas empresas y hogares.