Tras un largo periodo de crecimiento, las previsiones para la economía japonesa apuntan a un crecimiento suave en 2019, como en el resto de las economías desarrolladas. La ralentización global probablemente tendrá un impacto negativo sobre las exportaciones niponas, especialmente sobre los sectores cíclicos, como las entidades de automatización industrial con una gran exposición a la economía china.
Si valoramos el último año, vemos que Japón ha crecido a un ritmo por encima de su potencial en 2018, principalmente por las condiciones financieras muy acomodaticias y respaldada por el gasto público. Pero los analistas apuntan que en 2019 y 2020 el crecimiento de Japón se desacelerará como parte del ciclo económico y, en parte, por el impacto de la subida del IVA prevista para 2019. Además, se anticipa un crecimiento del PIB del 0,8% en 2019 y 2020, mientras que se prevé una tasa de inflación, sin incluir los alimentos frescos, del 2% en 2019.
Según explican desde SYZ AM, “los consumidores tendrán que asumir una subida de impuestos en octubre, entre el 8% y el 10%. No obstante, probablemente, estos obstáculos tendrán un impacto en la economía doméstica inferior a los 3 puntos básicos consecuencia de la subida experimentada en abril de 2014. Esta vez, el país no se enfrenta a presiones deflacionarias y los trabajadores se han beneficiado de un incremento salarial anual del 2% de media a lo largo de los últimos cinco años; el estado de ánimo es considerablemente mejor”.
De cara a este año, una de las principales incógnitas es de nuevo la política del Banco de Japón. “Tras los ajustes de las fluctuaciones del bono japonés el pasado verano se espera una normalización de la poco convencional política monetaria. Teniendo en cuenta los impuestos al consumo y la ralentización económica global del otoño, es difícil prever cambios de política mayores en 2019. En nuestra opinión, podemos esperar la eliminación de la inútil política para tipos de interés negativos”, señalan desde SYZ AM.
En esta misma línea, el banco privado suizo, Julius Baer, recuerda que “el Banco de Japón ha comenzado a modular su discurso y probablemente siga haciéndolo durante los próximos trimestres. Para los inversores, eso significa que los estímulos monetarios, que han sido uno de los grandes apoyos de los mercados de inversión, están desapareciendo, por lo que deberían tener en cuenta este factor crucial de ahora en adelante”.
Sin embargo, según las previsiones que maneja Aurelio García del Barrio, director del MBA con especialización en Finanzas del IEB, el Banco de Japón continuará con el cuantioso programa de compra de bonos estatales y de fondos de inversión cotizados y el control de la curva de rendimientos para mantener en torno al 0% los tipos a largo plazo, dos de los ejes principales de su plan flexibilizador.
“El objetivo es mantener durante un período más prolongado las tasas extremadamente bajas para responder a las actuales incertidumbres que afectan a la actividad económica y a los precios, entre las que se incluye la subida de impuestos sobre el consumo prevista en Japón para 2019. Todas estas medidas están dirigidas a alcanzar una inflación anual del 2%, una meta que se le ha resistido al banco nipón debido, sobre todo, a la debilidad del gasto de los hogares y a la coyuntura global”, explica García del Barrio.
A finales de enero, y tras su última reunión, el Banco de Japón decidió mantener sin cambios su política monetaria, que incluye un tipo negativo para los depósitos y la adquisición de deuda pública, con el fin de lograr una inflación del 2%; un objetivo que está lejos. La institución monetaria confía en que la economía nipona «probablemente continuará la tendencia expansiva» hasta finales del ejercicio 2020 y prevé que las economías del resto del mundo mantengan en general un crecimiento firme, gracias a la demanda doméstica, tanto en las economías avanzadas como emergentes.
Activos japoneses
Mientras, los activos japoneses ganan atractivo para algunas gestoras, como es el caso de BNY Mellon IM. Un panorama económico positivo, la estabilidad política o el crecimiento salarial son algunas de las razones que la gestora ve. “En pleno repunte tras un largo periodo de contracción, la economía nipona ofrece un conjunto de oportunidades atractivo a los inversores”, afirma Miyuki Kashima, directora de inversión en renta variable japonesa en BNY Mellon.
“Creemos que las incertidumbres globales ya han sido descontadas en la ratio precio-beneficio (PER) del índice Topix, que se sitúa por debajo de 11 veces, el nivel más bajo en seis años, mientras que la ratio precio en libros está justo por debajo de 1,1 veces, y la rentabilidad sobre activos propios (RoE) está cerca del 10%. La actual rentabilidad por dividendo es del 2,5% y también se sitúa en máximos históricos. Las bajas valoraciones de hoy significan que vemos oportunidades convincentes, especialmente en compañías de mediana capitalización enfocadas al mercado doméstico”, añaden desde SYZ AM respecto a las oportunidades en renta variable japonesa.
La divisa japonesa, el JPY, también ha ganado atractivo entre los inversores como activo refugio. En enero, la moneda se fortaleció, en concreto durante la primera semana del año, debido a las preocupaciones respecto al crecimiento de China. “El flojo dato sobre la producción manufacturera de China, y más directamente, los comentarios del Consejero delegado de Apple, Tim Cook, expresando su sorpresa ante la magnitud de la ralentización en la región de China en su sentido más amplio, tienen todas las cartas para haber tirado la primera ficha del dominó. A continuación, este movimiento se aceleró debido a la falta de liquidez, por ser fiesta oficial en Japón, lo que hizo que el yen subiera casi un 8% frente al dólar australiano, hasta niveles que no alcanzaba desde el 2009”, señalan desde Monex Europe explicando lo ocurrido el pasado 3 de enero.
En este sentido, el informe de previsiones que para 2019 ha elaborado del banco UBS argumenta que la Abeconomía ha debilitado al yen considerablemente, pero aún así es una buena oportunidad de inversión. “Actualmente acumula una infravaloración del 30% respecto del nivel de equilibrio estimado para su paridad de poder adquisitivo. A medida que se normaliza la inflación y el Banco de Japón (BoJ) comienza a analizar la retirada del estímulo monetario, creemos que el JPY podría comenzar a apreciarse nuevamente. De cara al futuro, los rendimientos japoneses podrían subir en la medida en que el BoJ comience a normalizar lentamente su política monetaria. Sobreponderamos el yen de cara a 2019, y nuestras previsiones para el cruce entre el dólar y el yen japonés”, concluye el documento del banco.