El mundo al que nos enfrentamos hoy es difícil, pero también apasionante. 2020 está siendo complejo para los gestores de renta fija debido al fuerte impacto que han tenido las medidas tomadas por los bancos centrales de todo el mundo para frenar las consecuencias del COVID-19 y apoyar las economías. A partir del análisis de este contexto, Aberdeen Standard Investments, NN Investment Partners, M&G y Vontobel han compartido sus ideas de inversión y los activos de renta fija en los que ven más valor, durante el webinar Oportunidad en renta fija en era del COVID.
Los participantes del evento coinciden en que antes de hablar de activos es preciso analizar cómo está actuando uno de los principales actores del mercado de renta fija, el Banco Central Europeo (BCE). La premisa de nuestro punto de partida es clara: estamos ante la mayor crisis desde la última gran depresión, lo que ha exigido medidas extraordinarias por parte del BCE, que ha inundado el mercado de liquidez y marcado un horizonte de tipos bajos a muy largo plazo. Ahora bien, ¿qué más podemos esperar del BCE?
En opinión de Alicia García Santos, Country Head de Iberia de M&G, descartando la opción de bajar aún más los tipos, la institución monetaria aún tendría dos herramientas. “Vemos posible que aplique tipos duales, es decir, que el BCE mantenga tipos diferentes para los préstamos y para los depósitos. Y, como segunda clave, que revise el tamaño y la composición de su programa de compras. Posiblemente, podría comenzar a comprar más deuda pública de aquellos países que sufran más por el COVID-19, como España, Grecia e Italia, e incluir en el programa de compras corporativas la deuda emitida por bancos”, apunta.
Ricardo Comín, Deputy Country Head de Vontobel, considera que la gran liquidez generada por estos programas y ese horizonte de tipos bajos a muy largo plazo se venían arrastrando desde 2012, y que la crisis del COVID-19 solo ha reafirmado esta tendencia. En su opinión, esta perspectiva se consolida porque la inflación también muestra un comportamiento diferente, casi inexistente. “Desde 2009 no vemos inflación por varios factores: mayor endeudamiento de los países, una demografía envejecida en los países más desarrollados que reduce el consumo y una desinflación que genera la digitalización”, afirma Comín.
En cambio, para Álvaro Antón, Country Head Iberia de Aberdeen Standard Investments, la cuestión no es tanto el matiz de las medidas sino su dimensión, y señala que el BCE podría llegar a plantearse un camino similar al tomado por Japón. Según explica, el país nipón se ha asegurado tipos al 0% durante los próximos diez años tras ampliar sus compras a 600.000 millones en bonos del gobierno. “También podría comprar renta variable vía ETFs, lo que ha sustentado la bolsa japonesa. Ahora mismo, se estima que entre el 60% y el 70% de la bolsa estaría en manos del gobierno japonés. Eso ha hecho triplicar su valor desde 2009 y un 50% más desde 2016. Optar por este tipo de medidas sería muy extremo”, afirma.
Más allá de lo concreto de las medidas, los expertos también destacan la importancia de los mensajes que lanza la institución monetaria en sus reuniones. Sobre ellos, Álvaro de Liniers, director de desarrollo de Negocio de NN IP para España y Portugal, apunta que el último mensaje de Christine Lagarde, presidenta del BCE, ha sido muy relevante al dejar ver que, a partir de ahora, las medidas fiscales y monetarias irán más coordinadas.
“Hasta ahora el BCE se ha centrado en evitar la falta de liquidez con los programas de compras, pero ahora vemos clave que traslade a todos los sectores de la economía la confianza en que las condiciones de financiación van a seguir siendo favorables durante el tiempo que sea necesario”, explica De Liniers. En su opinión, gracias a este mensaje de confianza el debate sobre la “ zombificación de algunos sectores” ha pasado a un segundo plano. “Creemos que el mensaje de confianza está teniendo un impacto real y creemos que las medidas están siendo bastante razonables”, añade De Liniers.
Activos para invertir: investment grade corporativo
Está claro que habrá que esperar a la reunión de diciembre para saber qué camino toma el BCE. Tampoco es descartable que, en la medida que la crisis y la pandemia persista, los impagos de empresas y la deuda pública aumenten. Estos elementos están en la cabeza de estos cuatro expertos antes de apuntar cuáles son sus activos de renta fija favoritos.
“Todo esto hace que, a la hora de invertir, nos tengamos que enfocar hacia los supervivientes de la crisis: buscando compañías con un buen negocio, poca deuda y bien gestionadas. Nuestro activo favorito a nivel global es todo el abanico de deuda corporativa de investment grade, sin bajar a high yield, tanto de Europa como de Estados Unidos y, por supuesto, de mercados emergentes”, señala Antón.
En su opinión, es el momento de mantener un enfoque global, ya que la incertidumbre por las elecciones estadounidense ya se ha pasado. Además sostiene que los mercados emergentes son fundamentales, porque son los primeros que han salido de esta crisis y ofrecen más rentabilidad, y que Europa cuenta con los estímulos del BCE. Pero sobre todo, defiende una gestión activa a la hora de seleccionar el crédito, visión que la gestora concreta en su fondo Standard Life Global Corporate Bond Fund.
Comín también coincide en destacar este tipo de activo. Tomando como referencia su estrategia Vontobel Fund European Corporate Bond Mid Yield, explica que el crédito corporativo de grado de inversión es una buena opción para aquel inversor institucional o particular que venía invirtiendo en deuda de gobiernos con poca rentabilidad, y que busca algo más de rendimiento con un riesgo similar. “Como inversor europeo creemos que la deuda corporativa europea es interesante y que habrá una fuerte demanda a finales del próximo año debido al previsible periodo de recuperación que puedan experimentar las empresas”, añade Comín.
¿Posibilidades en high yield?
Aunque ambos señalan como opción preferente la deuda corporativa con grado de inversión, ninguno da la espalda totalmente al high yield. En el caso de ambos fondos, reconocen que hay un margen para incorporar high yield, pero siempre siendo dando mucha relevancia a la selección y buscando empresas que pudieran subir de rating.
En cambio, la responsable de M&G sí apunta directamente al high yield, pero accediendo a través de bonos flotantes. “El high yield flotante es un tipo de activo que sigue rezagado por factores técnicos. Parte de un universo pequeño comparado con otros mercados de high yield, de unos 80.000 millones de dólares y unos 300 emisores, lo que hace muy importante la selección que hagamos. Este activo es una forma de jugar a high yield, pero de una forma más defensiva”, señala y pone de ejemplo su fondo M&G (Lux) Global Floating Rate High Yield.
A la hora de decantarse por este tipo de activo, García Santos explica que es muy relevante entender en qué parte del ciclo estamos. “En nuestra opinión, aún estamos en un periodo de transición hacia el siguiente ciclo, y por ello todavía veremos más default y compañías que se quedan por el camino. En un momento de mucha liquidez y políticas acomodaticias, todas las estrategias de carry deberían hacerlo bien, mientras que deberíamos alejarnos de los bonos gubernamentales que pagan poco”, propone.
Bonos verdes
Por último, desde NN IP, De Liniers considera que un enfoque sostenible, también en renta fija, tiene mayor resiliencia frente a la volatilidad y la crisis del entorno actual. “Dado el perfil conservador del ahorrador medio en España, creemos capital que el inversor comience a incorporar mandatos ESG no solo en renta variable, también en renta fija. La manera más real de hacerlo sería a través de fondos de impacto y más concretamente en bonos verdes, ya que es el área más desarrollada dentro de la renta fija con criterios ESG”, comenta.
Considera que su estrategia NN Green Bond es un claro ejemplo de lo que puede ofrecer esta clase activo: rentabilidad e impacto. “Los bonos verdes van camino de ser una inversión estructural en el universo de renta fija. Además, es un activo que ha mostrado un gran crecimiento en los últimos años, tanto por número de emisores como de bonos emitidos”, asegura.
Además, coincide con el resto de los participantes en este webinar en que la selección del bono es lo que marca la diferencia. “En primer lugar hay que tener claro que invertir en bonos verdes no es menos rentable que hacerlo en un bono tradicional, es más, durante esta crisis se han comportado mejor y mostrado mayor resiliencia. Y, en segundo lugar, es muy importante no solo analizar la parte de crédito del bono, sino también la parte verde para ver que realmente son verdes y que el dinero que capta el emisor va destinado a un aspecto medioambiental. En este sentido, es clave garantizar al inversor que no se está haciendo greenwashing”, argumenta De Liners.
Bien sea a través de bonos verdes, de deuda corporativa investment grade o de activos de high yield flotante, estas cuatro gestoras tienen claro que habrá que seguir buscando oportunidades en un entorno de bajos tipos a muy largo plazo. Un horizonte que les lleva a apostar por ser muy activos en la selección de activos, integrar la ESG y buscar una rentabilidad atractiva.