Peter Eerdmans, co director de renta fija de Mercados Emergentes de Investec, cree que estos países se han fortalecido en los últimos años y siguen ofreciendo buenas oportunidades de inversión. Sin embargo, no oculta que los tipos de interés y la fortaleza del dólar representarán los desafíos más relevantes de cara a la evolución del próximo año.
¿Cómo le fue a la renta variable de los mercados emergentes en 2014?
2014 fue un año lleno de acontecimientos para los mercados emergentes, caracterizado por el riesgo geopolítico y la volatilidad. El ejercicio pasado fue, sin embargo, mejor que 2013, cuando se generalizó un sentimiento negativo sobre los mercados emergentes. Desde entonces la gente ha vuelto a comprar activos en estos países y los bonos han seguido arrojando resultados positivos en el año, gracias sobre todo a que muchos de ellos han alcanzado un nivel de madurez económica que les permite beneficiarse de la baja inflación mundial. Las divisas de los mercados emergentes se han comportado de forma variada, ya que alguna de estas economías requieren un ajuste adicional para hacer frente al endurecimiento de la política monetaria estadounidense. Además, los factores geopolíticos han tenido un impacto importante en países específicos, en particular el conflicto Rusia-Ucrania, el impago de Argentina, y el tema de Irak y el ISIS. Estos temas han impactado de forma local pero no a los emergentes en su conjunto, permitiendo a las divisas de algunos países ofrecer cierta protección a los inversores.
De cara al 2015, ¿deberíamos estar preocupados por el aumento de los tipos de interés y el efecto de un dólar más fuerte en las economías emergentes?
Los mercados tendrán que lidiar con el aumento de los tipos de interés el próximo año y con que, probablemente, el dólar esté ligeramente más fuerte. Vamos a tener que manejar los portfolios en este contexto. Pero no creemos que la subida de tipos o la fortaleza del dólar vayan a ser excesivas. Estados Unidos también tiene sus problemas. Para empezar, la tendencia de crecimiento es menor.
Creemos que los mercados emergentes están mucho más baratos y tienen un descuento mayor. Muchos de estos países han llevado a cabo reformas y ahora tienen tipos de cambio flexibles, sus balances por cuenta corriente han mejorado, la deuda externa es más baja, y las reservas de divisas son más saludables. Para recapitular, muchos de los factores considerados como clave en los mercados emergentes son más fuertes hoy que en crisis anteriores, lo que supone que tendrán una mayor resistencia en futuras crisis. Por supuesto, habrá momentos en los que tenemos que ajustar el portfolio de forma más táctica para protegerlo, pero habrá otros momentos en que los mercados emergentes evolucionarán bien.
¿Cuáles son los mayores riesgos?
Uno de los principales riesgos es la retirada de los estímulos monetarios en EE.UU., pero mantenemos que los mercados emergentes están bien situados para eso. También pensamos que van a reaccionar con reformas más positivas. Otro riesgo es China. La pregunta clave en este caso es si veremos un aterrizaje forzoso con efectos aún mayores en los mercados asiáticos y en los precios de las materias primas. Creemos que los chinos tienen todas las palancas para gestionar suavemente la ralentización de su crecimiento conforme reequilibra su economía. Como consecuencia de este proceso en el gigante asiático, habrá ganadores y perdedores. Países como Turquía y la India, que compiten con China por las importaciones de materias primas, se beneficiarán.
¿Cómo está posicionando sus diferentes estrategias?
En términos generales, preferimos los mercados orientados a la fabricación. Asia es una región que nos gusta, sobre todo en lo que respecta a las divisas. Somos más cautelosos en lo que se refiere a los tipos de interés. América Latina presentará más desafíos en términos de crecimiento, debido a la dependencia de la región de la evolución de los precios de las materias primas. También preferimos la deuda sobre las divisas porque nuestras perspectivas para la inflación prevén que sea más moderada y una menor inflación debería ayudar a los bonos. Somos más neutrales sobre las divisas, ya que a pesar de que ofrecen valor, se enfrentan al viento en contra del dólar.