A pesar de no ser una clase de activos novedosa, en Invesco piensan que la deuda de mercados emergentes en divisa local ofrece algo nuevo a los inversores. En los últimos años se ha beneficiado de un crecimiento sostenido y de la mejora de los perfiles crediticios de los países. Las elevadas primas actuales resultan muy atractivas en el entorno de bajos tipos de interés en el que nos encontramos. «Además, pensamos que el escenario actual, marcado por una política monetaria excepcionalmente acomodaticia en los países desarrollados y una significativa diferencia de producción a nivel global, es propicio para la deuda de mercados emergentes en divisa local», explican en la entidad.
La recuperación mundial ya está en marcha y las estimaciones de crecimiento para 2021 se han elevado de forma generalizada, hasta el punto de que las actuales previsiones para Estados Unidos, la eurozona y algunos países emergentes importantes se sitúan en la parte alta de los rangos previstos. Esto significa que los inversores confían cada vez más en que el crecimiento mundial de este año podría ser el mejor en más de una década. Aunque la reactivación inicial estará probablemente liderada por los Estados Unidos y los mercados emergentes (y Asia, en particular), cabe esperar que un repunte en Europa prolongue la recuperación hasta convertirse en un verdadero estallido reflacionario a nivel mundial.
Diversificación de la cartera
La renta fija de mercados emergentes en divisa local suele mostrar una baja correlación tanto con la renta fija como con la renta variable a nivel mundial. Esto significa que la integración de esta clase de activo en una cartera global de renta fija o de renta variable podría contribuir a la diversificación. A su vez, esto debería ayudar a reducir la volatilidad de toda la cartera. Además, también hay que tener en cuenta que la continua expansión del mercado de renta fija emergente está teniendo un impacto directo positivo en el avance hacia el cumplimiento de los criterios ESG.
¿Qué hay de la rentabilidad?
Dada la variación regional en las tasas de crecimiento y el nivel de desarrollo de la economía, no hay dos mercados iguales entre los mercados emergentes. Hay una mayor dispersión en la rentabilidad que ofrecen y además pueden presentar riesgos específicos muy diferentes, por lo que es especialmente importante analizar caso por caso. Por eso Invesco cree que la gestión activa puede ser más adecuada en esta clase de activo, especialmente en aquellos casos que quieran mantener un control más estricto del riesgo.
Curvas de tipos en máximos de una década
Para la gestora, la valoración global de los tipos de interés de los mercados emergentes sigue siendo interesante. Tras las recientes fluctuaciones, protagonizadas por el repunte de los tipos de Estados Unidos e imitadas por la mayoría de los tipos de interés de los mercados emergentes, las curvas de tipos se han inclinado hasta alcanzar los máximos de la década y ofrecen ciertas características que se podrían considerar excepcionalmente atractivas. Aunque la pronunciación de las curvas de tipos en los mercados desarrollados es necesaria y bienvenida, en los mercados emergentes esta ya era muy significativa, por lo que la última inflexión ha creado un atractivo punto de entrada.
«Creemos que la situación del mercado cambiará cuando esté claro que los bancos centrales de los mercados desarrollados no responderán con políticas a corto plazo al aumento del crecimiento mundial. Este cambio podría verse acelerado por el endurecimiento de las políticas en algunos países emergentes, como Brasil o Rusia. Esta respuesta es un arma de doble filo que probablemente reducirá la prima real implícita en los mercados emergentes», explican en Invesco.
Un mercado que se ha multiplicado por 16 en dos décadas… con margen de crecimiento
La deuda emergente en divisas locales es una clase de activos dinámica. Las economías emergentes suelen tener restricciones financieras más estrictas que las de los países desarrollados, lo que genera factores de crecimiento estructural en esta clase de activos. Por desgracia, la demanda atrae a la oferta, por lo que su continuo crecimiento se refuerza a sí mismo, lo que aumenta tanto la profundidad del mercado como la rentabilidad general de los activos. Las cifras hablan por sí solas: la deuda de mercados emergentes es actualmente 16 veces mayor que en el año 2000.
En la actualidad, representa más del 20% del mercado mundial de bonos, lo que puede parecer alto pero en realidad no lo es tanto, ya que en realidad las economías emergentes representan casi el 50% del PIB mundial. Sin duda, dice Invesco, hay margen para una mayor expansión del mercado. Su crecimiento sostenido, junto con una mayor dispersión de la rentabilidad relativa de cada país, ofrece un interesante abanico de oportunidades a nivel nacional para los gestores activos.
El enorme estímulo fiscal de EE.UU. anunciado en marzo ha cambiado las expectativas de una política fiscal acomodaticia pero de menor magnitud. Se sigue esperando un impulso fiscal favorable para el crecimiento mundial, liderado por EE.UU., pero con un estímulo añadido por parte de países como la India, que han priorizado el crecimiento a corto plazo sobre la reforma fiscal en un esfuerzo por salir de sus déficits. En este contexto de recuperación del crecimiento mundial, respaldado por una política monetaria y fiscal acomodaticia, la valoración del riesgo por parte del mercado y la previsión de las subidas de tipos de interés serán probablemente decisivas para lograr mayores rentabilidades en el futuro.
«Para los próximos 9-18 meses, nuestro escenario se basa en la reflación y el repunte del crecimiento. Creemos que, a falta de un ajuste de las condiciones financieras, todo crecimiento seguirá siendo ‘bueno’ para los activos reflacionarios. Este tipo de activos incluye renta variable, divisas, tipos de interés y la renta fija emergente».
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