Unos 350 profesionales se dieron cita durante el mes de septiembre la ciudad holandesa de Bussum para intercambiar ideas. Uno de los temas estelares fue cómo afrontar las alzas de tasas de interés. Ante los vaivenes en el manejo de expectativas de política monetaria por parte de la FED, los inversores se preguntan si aumentará la volatilidad y cómo generar retornos en un entorno más volátil.
Una estrategia cada vez más popular es invertir en valores de baja volatilidad. Robeco es uno de los principales jugadores en esta categoría a través de sus Estrategias Conservadoras, aunque otros proveedores de fondos, como BNP Paribas, o de ETFs, también tienen productos en este mercado. A medida que crece el optimismo de inversores y asesores, también aumenta el escepticismo ¿no estarán ya caras las acciones de baja volatilidad? ¿No habrá demasiada presión sobre la anomalía (desviación respecto a la teoría generalizada según la cual las acciones con mayor riesgo se comportan mejor) de la baja volatilidad?
La presentación empezó de forma poco convencional, con el visionado de un video sobre el Tour de Francia. Se preguntarán, ¿qué tiene que ver el Tour de Francia con la inversión de baja volatilidad? Mariska van der Westen, editora jefe de la plataforma de planes de pensiones IPN, que moderaba la sesión, explica que “ambas carreras pueden ganarse alcanzando la mejor puntuación total sin necesidad de ser, necesariamente, el competidor más rápido. Hay ciclistas que no ganan ni una sola etapa, y a pesar de ello triunfan en el Tour. Con la inversión en valores de baja volatilidad puedes generar buenos resultados finales sin necesidad de obtener ganancias a corto plazo excepcionales”
Así ¿cuál es el secreto del éxito de esta estrategia? David Blitz, director de Análisis Cuantitativo de Renta Variable de Robeco aclara que “los inversores tienden a evitar los valores de baja volatilidad, prestando demasiada atención a los más volátiles”.
Blitz no espera que esto vaya a cambiar en el corto plazo: “las fuerzas que sustentan esta anomalía no van a cambiar de la noche a la mañana. Un ejemplo es la normativa: el regulador puede forzar a los inversores institucionales, como a los fondos de pensiones, a rebajar su riesgo, pero el regulador no distingue entre el riesgo de las acciones de alta o baja volatilidad, sino entre el riesgo de las acciones frente a los bonos. Los fondos de pensiones, presionados para reducir su riesgo, venderán acciones, incluyendo las de baja volatilidad y alimentando la anomalía”.
Otra fuerza que explica esta anomalía es la estructura de remuneración de las administradoras de activos, algo que tampoco va a cambiar en el corto plazo “Los portfolio managers no se ven remunerados en base a sus retornos ajustados por el riesgo, sino a su rendimiento en relación al índice de referencia. Esto se traduce en que no tienen incentivos para invertir en acciones de baja volatilidad”, explica Blitz.
Blitz apunta que la anomalía de la inversión en valores de baja volatilidad fue demostrada hace más de 40 años, sin embargo, el interés por invertir en este tipo de valores es muy reciente ¿por qué? Blitz explica que la estrategia es poderosa porque permite acceder a retornos de mercado, con menor riesgo, algo que recientemente esta resultando mucho más atractivo a los inversores que la obtención de retorno adicional.
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