La seguridad impregna nuestras vidas de sol a sol. Cuando nos levantamos utilizamos agua, gas y electricidad para calentar nuestro hogar, ducha y desayuno, confiados en que son servicios bien protegidos. Viajamos al trabajo en coche o transporte público con seguridad, bajo la atenta mirada de productos como video vigilancia. En el trabajo la ciber-seguridad se activa al trabajar en línea, mientras que nuestra comida está garantizada por los test y la trazabilidad. Cuando compramos utilizamos sistemas de pago electrónico que autentifican transacciones y detectan el fraude y cuando viajamos en tren o avión se garantiza nuestra seguridad en el viaje.
Así que las industrias de seguridad están fuertemente ancladas en nuestra vida diaria, razón por la que han ido creciendo tan rápidamente en los últimos años. Su atractivo para los inversores es que cuenta con el viento a favor de varias mega-tendencias, conductores a largo plazo, que proporcionan crecimiento secular: innovación, urbanización y regulación.
La innovación puede observarse en las nuevas necesidades de seguridad con las tecnologías modernas. Es el caso de la industria de la automoción. El coche autónomo ya no es un sueño: va a ser realidad los próximos años. Para ello el contenido de seguridad de cada vehículo debe aumentar significativamente, más allá de cinturones y airbags, para incorporar cámaras, sensores, sistemas de frenado autónomos, radar, láser y sistemas de visión nocturna. Las demandas son similares en seguridad en Internet, apenas necesarias hace 25 años cuando principalmente usábamos teléfonos y faxes. Ahora Internet conecta a miles de millones de personas en línea a través de muchos dispositivos. Los retos incluyen robo de datos y hacking, todavía en sus inicios en mercados emergentes. Hay que tener en cuenta que el 50% de la población mundial está en línea y conectar al resto expone la infraestructura de tecnologías de la información a nuevas amenazas en un momento en que las violaciones de datos se incrementan un 60% cada año.
Además, la urbanización requiere una inversión masiva en infraestructuras seguras para centrales, sistemas de transporte, aeropuertos y servicios públicos como agua. Más de la mitad de la población mundial ya vive en zonas urbanas y el gasto en seguridad en emergentes implica un crecimiento de alrededor del 9% anual los próximos cinco –más de dos veces que en mercados desarrollados-. Dubái es un buen ejemplo de lo que se logra construyendo una ciudad inteligente que no existía hace dos décadas integrando nuevas soluciones de seguridad en sus infraestructuras.
La regulación se convierte en un gran negocio
A ello se añade la regulación, que impone reglas que deben aplicarse en organismos públicos, empresas y particulares. Incluso en servicios financieros, las normas de cumplimiento requieren de pruebas, inspecciones y certificaciones que se han convertido en un gran negocio. Además, nuevas reglas se añaden continuamente –como la reciente imposición de airbags laterales obligatorios para todos los coches nuevos en Brasil-.
En Francia cada hogar debe contar con detector de humos desde 2015 y en un futuro cercano todos los nuevos vehículos en Europa deberán incorporar una terminal eCall que automáticamente entre en contacto con servicios de emergencia en caso de accidente –una norma ya introducida en Rusia no hace mucho-. Mientras, se aplicará el reglamento de protección de datos general de la UE, que para 2018 requiere que las empresas revelen las violaciones de datos, su impacto financiero y de reputación, con número y tipo de datos robados y medidas adoptadas para evitar que se repita. Incumplirlo conllevará la posibilidad de demanda, con multas que ascienden al 4% de las ventas o 20 millones de euros.
Un universo de 330 empresas, 210 si aplicamos criterios ISR
En estas industrias de fuerte crecimiento hemos identificado un universo de 330 empresas con actividades relacionadas cuya capitalización bursátil suma 3,3 billones de dólares. Aplicamos criterios SRI, lo que excluye empresas con más del 5% de las ventas relacionadas con defensa o equipamiento militar. Además, eliminamos aquellas con menos de 20% de ventas en el tema. Estos criterios reducen el universo a alrededor de 210 empresas. Visitamos las empresas una vez o dos veces al año para evaluar su franquicia, estrategia, competencia, precios y cuestiones similares y en el proceso de inversión tenemos en cuenta liquidez y volatilidad. También evaluamos la calidad de la gestión –trayectoria, políticas con los accionistas y factores medioambientales, sociales y de gobierno corporativo-. La cartera final incluye las 60 a 75 acciones de más fuerte convicción, sin índice de referencia o limitación geográfica. Por ventas, América del Norte supone el 48%, Europa el 24%, emergentes el 14% y Asia-Pacífico desarrollado el 10%, principalmente Japón.
Un atractivo adicional es la diversidad de oportunidades. La seguridad en pagos electrónicos supone el 19%, el cloud computing y la seguridad cibernética el 16%, la seguridad ocupacional el 14%, las infraestructuras el 11% y alimentación y medio ambiente menos del 10%. Desde enero de 2007 el crecimiento de las ventas en este universo ha sido del 7% anual, en comparación con el 3,7% del PIB mundial y los márgenes operativos se han ampliado, superando los máximos del ciclo anterior, lo que esperamos que continúe.