Predecible. Estable. Insulso. Así era el mercado de renta fija durante el decenio anterior a 2008. Ahora se asocia a episodios de alta volatilidad, que pueden aumentar. Incluso los inversores no pueden ya dar por descontada la liquidez. De manera que invertir en renta fija ya no es lo que solía ser.
En renta fija, con los tipos de interés tan bajos, permanece la búsqueda de rentabilidad adicional y las alternativas son escasas. Pero la volatilidad es más frecuente. ¿Qué deben hacer los inversores en bonos?
“La ironía es que el deterioro de las condiciones de contratación se debe a las nuevas normas concebidas para hacer el sistema financiero más seguro. De hecho los reguladores han actuado con firmeza para disuadir a las instituciones financieras de asumir riesgos, pero, al hacerlo han puesto en peligro a los actores que tradicionalmente lubrican los mecanismos: los intermediarios. Antes de 2008 reunían compradores y vendedores, sin que les importara mantener bonos, como un enorme almacén de existencias, con la seguridad de que se trataba de títulos de bajo riesgo que podían cubrirse con facilidad”, dice Raymond Sagayam, CFA, gestor senior en la unidad de rentabilidad total en crédito de Pictet AM.
“Pero su función se ha visto sometida al continuo ataque de las fuerzas reguladoras”, dice. En Estados Unidos, explica el gestor de Pictet, la norma Volcker prohíbe a los bancos negociar por cuenta propia, mientras en Europa las elevadas exigencias de capital y directiva sobre mercados de instrumentos financieros –MIFiD–obliga a reducir posiciones en bonos menos líquidos. Los datos atestiguan el éxito de los reguladores: en EEUU el volumen de renta fija mantenido por los creadores de mercado ha caído desde un máximo de 200.000 millones de dólares en 2008 a menos de 50.000 millones y en Europa la cantidad de deuda empresarial mantenida por los bancos, que se triplicó los cinco años anteriores a 2009, han estado disminuyendo desde entonces.
“Esta reducción ya sería inquietante si los mercados de deuda empresarial estuvieran expandiéndose a ritmo normal. Pero la retirada de los creadores de mercado coincide con la mayor inversión en deuda empresarial. Ahora los inversores minoristas poseen más bonos en fondos de renta fija y vehículos cotizados que en cualquier otro momento del pasado”, apunta.
Algunos datos
En Europa el volumen de deuda empresarial mantenida por los fondos ha crecido 250% desde 2007. Además puede decirse que la situación es más extrema en EEUU, donde ya en 2008 los fondos de renta fija mantenían 400.000 millones de dólares en deuda empresarial, el doble que los intermediarios. “Ahora suman más de 1,6 billones de dólares, 16 veces más que los intermediarios. Hay que tener en cuenta que, con la crisis financiera, los bonos grado de inversión han sido de las clases de activos más buscadas por un número récord de inversores, atraídos por su rentabilidad a vencimiento relativamente alta y perfil conservador”, afirma Sagayam.
Además, como los préstamos bancarios son más difíciles de conseguir, la emisión de bonos se está convirtiéndose en vehículo de financiación preferido por una amplia gama de empresas. En la euro zona los bonos ya representan casi 50% de la financiación mediante deuda empresarial, frente a solo 20% antes de 2008.
“El caso es que los efectos de esta discordancia pueden observarse en la contratación del mercado secundario, donde el volumen de operaciones con deuda empresarial como porcentaje de la deuda en circulación ha caído considerablemente desde 2007, tanto en euros, como libras esterlinas y dólares. Peor aún, si un número suficiente de inversores en estos fondos decidiera reducir posiciones al mismo tiempo, podrían crear cuellos de botella en el mercado secundario, causando enormes fluctuaciones de los precios”, reclaca el experto de Pictet AM.
Así pues, ¿qué deben hacer los inversores en bonos? “La vía más segura es centrarse en aquellos que ofrezcan compensación de sobra frente a un potencial deterioro de la liquidez. Cuando el clima de inversión es volátil, la liquidez debe ser prioritaria”, concluye.