Inversis ha ofrecido su visión global y regional del actual escenario macroeconómico en base a la cual prepara su estrategia de inversión para el segundo trimestre de 2023. Así, de la mano de su estratega jefe macroeconómico, Ignacio Muñoz-Alonso, la entidad ha destacado la vuelta de la volatilidad a los mercados impulsada por las turbulencias del sector bancario.
Aunque la situación parece comenzar a estabilizarse, se mantiene la cautela ante la posibilidad de nuevos casos problemáticos en bancos de tamaño medio en EE.UU. Aun así, la firme y rápida actuación de los bancos centrales y autoridades económicas alejan la posibilidad de que se repitan episodios como los que tuvieron lugar en 2008.
Es cierto que los mercados aún dudan del alcance de los recientes rescates de bancos en EE.UU. y Europa. Unos balances de activos muy superiores, altos niveles de solvencia y liquidez, la falta de concentración de activos tóxicos o la mejora de la regulación y supervisión lo hacen poco viable. Sin embargo, aún queda por saber el impacto que tendrá la subida de tipos en los balances de los bancos. Y es que desde Inversis no descartan que se produzca algún otro rescate bancario y la regulación y supervisión bancaria aún tiene margen de mejora.
La situación actual es que Europa sigue topándose con dificultades para conseguir bajar los precios, con una inflación interanual estimada del 8.5%. La subida de alimentos y la inflación subyacente han neutralizado la caída de los precios en energía y cadena de suministros. Especialmente notable también el salto inflacionario de los servicios.
En EE.UU., la inflación, en el 6% interanual, también sigue dando motivos de preocupación por el retraso en el impacto de las políticas monetarias. En todo caso, las expectativas son más optimistas. En estos momentos el principal impulsor de la subyacente que aceleraría hasta el 8,1% de subida interanual es la vivienda.
La economía del país muestra signos de resiliencia gracias al buen comportamiento del empleo y el consumo privado que están llevando a revisiones al alza para 2023, después de un cierre estimado del año pasado en el 2,7%. Estas son unas previsiones que, en todo caso, deberían estabilizarse a medida que impacten los efectos de la política monetaria y unos estándares crediticios más restrictivos.
En el caso de Europa, el PIB sigue mostrando un crecimiento tendente a cero con un cierre de 2022 en el entorno del 1,7%. Dos factores lastran en estos momentos. Por un lado está el consumo privado, el cual se resiente debido a la incertidumbre, la inflación y el impacto de las políticas monetarias. Y de otro, la caída de la inversión. En todo caso, los primeros indicadores del año hacen prever una mejora en ambos parámetros.
Por su parte, en China los precios se mantienen moderados en comparación con las economías avanzadas a la espera del despegue de actividad tras el fin de las políticas restrictivas por el COVID. A medida que se acelere la recuperación es previsible que se fortalezca la presión sobre los precios, aunque sin rebasar el 2,2% de inflación promedio anual para este 2023.
El grande asiático entra de lleno en reapertura económica y eso tendrá un impacto en el crecimiento global, más a corto plazo en el área asiática. El fin de los ahorros de la época de confinamiento impulsan la actividad junto a la reanudación de los viajes internacionales, el comercio de servicios y una mayor demanda de materias primas chinas.
El papel de los bancos centrales
Los bancos centrales continúan su programa de endurecimiento monetario a pesar de las tensiones en el sector financiero, reafirmando así un mensaje de solidez. Las últimas decisiones tanto de la Fed como del BCE confirman su determinación de llevar la política monetaria hasta sus últimas consecuencias para conseguir que los precios se alineen con los objetivos a largo plazo. Todo apunta a que el ciclo podría prolongarse aún algunos meses más, pero con subidas menos intensas y más moderadas.
La Fed sigue los pasos del BCE subiendo un cuarto de punto los tipos de interés hasta el rango del 4,75-5%, acercándose así a los precios previos al inicio del ciclo alcista. La capacidad de la Fed de pilotar un aterrizaje suave dependerá en buena parte del impacto de la oferta y la demanda, en especial, cadenas productivas y política fiscal, junto con las expectativas de estabilización de precios.
Inversis ha desarrollado su estrategia de Asset Allocation en un entorno que entiende que se aproxima a la normalización de curvas. Lo ha hecho manteniendo en renta fija las duraciones ajustadas en los tramos cortos e intermedios de los bonos soberanos. A medio plazo, extienden la duración a la espera de posibles bajadas de tipos a partir de 2024.
En crédito, aunque las primas de riesgo de los corporativos han repuntado aún se mantienen dentro de las medias históricas. A falta de conocer el aterrizaje, mantienen también su apuesta por bonos de calidad, sectores defensivos y sin exposición a riesgo sistémico como construcción o inmobiliario. En cuanto a crédito high yield, se decantan por el europeo en los segmentos de más calidad crediticia.
En renta variable la estrategia de Inversis se decanta por reducir exposición a acciones de economías avanzadas a la espera de mayor claridad en la evolución de beneficios empresariales.
A la espera también de cómo evolucione el sector financiero, apuestan por infraponderar en sectores más expuestos a riesgos sistémicos, teniendo preferencia por un consumo discrecional, infraponderando en tecnologías y siendo neutrales en comunicaciones.