Las firmas de inversión ven en los conocidos como ángeles caídos una oportunidad interesante, si se es selectivo y se analizan bien los fundamentales. Un universo de deuda que ha ido creciendo y que representa una amplia porción del high yield. Los expertos esperan que aumente más dado el actual contexto de volatilidad y debilidad económica.
“Actualmente hay 973.000 millones de dólares de empresas cuya deuda de grado de inversión que tienen una calificación por debajo de BBB (BAA3 o BBB-). De esa cantidad, 466.000 millones de dólares están en una lista de vigilancia negativa de al menos una de las principales agencias de calificación. Además, Este año el mercado de high yield ha tenido que absorber 154.000 millones de dólares en ángeles caídos, lo que, combinado con 46.000 millones de dólares en nuevas emisiones netas, ha dado lugar a un aumento del 12,5% en la cantidad nominal de los bonos de alto rendimiento en el Índice de Alto Rendimiento de Barclays desde principios de año. No es sorprendente que la industria con la mayor cantidad de ángeles caídos sea la de la energía, con 63.000 millones de dólares de emisiones que se unen a la clase de activos”, señala Western Asset, filial de renta fija de Legg Mason, en su último informe.
Según explica la gestora, si ponemos estos datos en perspectivas respecto al histórico del mercado, observamos que 2020 ha tenido el mayor número de rebajas de calidad que en la recesión de 2002, en la crisis financiera de 2008 y en 2015 tras caída de los productos básicos. “Con 466.000 millones de dólares de los emisores BBB- en lista de vigilancia negativa, el volumen de ángeles caídos seguirá aumentando durante todo el 2020. Las estimaciones de los estrategas de Wall Street para el año 2020 varían en cuanto al volumen de ángeles caídos en todo el año, pero oscilan entre 200.000 y 500.000 millones de dólares”, añade el informe de Westerm Asset.
El universo crece no solo desde la parte de la deuda corporativa, sino también desde los bonos verdes. “Con las secuelas de la pandemia, aproximadamente 44% de bonos verdes calificados grado de inversión BBB -una proporción menor que en deuda empresarial general–pueden ser ángeles caídos por degradación de calificación crediticia”,apunta Stéphane Rüegg, especialista de crédito de Pictet AM.
Este aumento de los ángeles caídos puede representar una oportunidad de inversión. Gestoras como BlackRock, por ejemplo, lo tienen muy claro. “Con las grandes ayudas que han anunciado los gobiernos y están realizando los principales bancos centrales, el riesgo de crédito está más que compensado. Puede que algunas compañías hayan sobrevivido de forma artificial, pero muchas de ellas aún nos viables”, explica Manuel Gutiérrez-Mellado, responsable del negocio institucional de BlackRock en España, Portugal y Andorra. En opinión de Gutiérrez-Mellado, aunque se rebaje la calidad de la deuda, no se producirá una cadena de default ni un aumento de los default “exagerado”.
La mayoría de las firmas coinciden con la visión Gutiérrez-Mella sobre el papel que están teniendo los bancos centrales y cómo están favoreciendo que las calificaciones bajas sean atractivas para invertir. Según DWS, los instrumentos de deuda de los sectores más defensivos con vencimientos de menos de cinco años y las calificaciones crediticias de los emisores de BBB y BBB- que reciben apoyo implícito o explícito del gobierno o de la Reserva Federal son particularmente interesantes.
“En cuanto a los bonos de alto rendimiento, las caídas en esta clase de activos han sido seguidas regularmente por fases de recuperación sostenida en el pasado. Podrían ser interesantes las inversiones selectivas en ángeles caídos de las industrias aeronáutica y automovilística, por ejemplo. También en empresas más cíclicas con suficiente liquidez, por ejemplo, de las industrias de logística o química”, señala Stefan Kreuzkamp, Director de Inversiones (CIO) de DWS.
Cómo aproximarse
En este sentido, DWS y BlackRock apuestan por una aproximación basada en los fundamentales y siendo muy selectivos. Desde State Street Global Advisor SPDR proponen otra forma de abordar este activo: entrando en los índices aportando mayor duración (EE.UU.y Europa). “
El impacto en las rentabilidades depende de las metodologías de incorporación de ángeles caídos de cada índice, por ejemplo, iBoxx require tres meses de estabilización antes de incorporar el papel al índice high yield. Los gestores de State Street incorporan ángeles caídos siguiendo la misma operativa que a la hora de incorporar nuevas emisiones, prestando atención a los factores de liquidez y valuaciones de los bonos, con especial atención a los costes de transacción para evitar añadir tracking. El tamaño del libro de State Street y capacidades de inversión de la gestora en deuda indexada proporciona una sólida base operativa para tomar ventaja de estos movimientos del mercado”, matiza SPDR en su último informe.
Para Laurent Denize, Global Co-CIO de ODDO BHF, la oportunidad radica justamente en esto, en la rápida recuperación que ha experimentado el high yield gracias a los bancos centrales, pero también a la menor demanda que había antes de que crecieran los ángeles caídos; y la clave en el horizonte inversor. “Aunque positivos de medio a largo plazo, creemos que podría haber menor potencial en este segmento a corto plazo”, matiza Denize.