La COP27 que se celebra en Egipto cumple su primera semana. Las medidas para aplicar los objetivos existentes y adaptarse al cambio climático serán un tema importante en la agenda de la COP27, por eso la adaptación, la financiación y las pérdidas y daños relacionados con el clima ocupan un lugar destacado en la agenda de la cumbre estos días.
Según Irene Lauro, economista de Schroders, aunque en la agenda de la COP27 figura una mayor ambición, las perspectivas de compromisos más firmes en materia de reducción de emisiones parecen escasas, al menos a corto plazo. Sin embargo, se muestra optimista y, en su opinión, la forma en que los países vulnerables van a cambiar sus economías para prepararse para un mundo más cálido es un paso importante para garantizar una mayor estabilidad económica.
“La inversión en proyectos como la actualización de las infraestructuras hídricas y la mejora de la resistencia de la agricultura mejorarán las perspectivas de crecimiento económico de muchas economías. El IPCC también constata un gran desfase entre los niveles de adaptación actuales y los necesarios, debido principalmente a la falta de apoyo financiero. Calcula que las necesidades de adaptación alcanzarán los 127.000 millones de dólares y los 295.000 millones de dólares anuales sólo para los países en desarrollo en 2030 y 2050, respectivamente. Movilizar el capital no sólo para reducir las emisiones, sino también para proyectos de adaptación, será otro de los pilares de las negociaciones en la COP27. Pero no será una tarea fácil”, señala Lauro.
Algunos expertos ya destacan los primeros avances dentro de la COP27, como por ejemplo los realizados por el Consejo de Normas Internacionales de Sostenibilidad (ISSB) desde su lanzamiento en la COP26. Según Amanda Young, directora de Sostenibilidad de abrdn, esta iniciativa, relevante para los inversores, ha reunido a los socios adecuados para garantizar que las principales partes interesadas en la divulgación de información corporativa estén sentadas a la mesa.
“Hay demasiados grupos y normas diferentes que se desarrollan en todo el mundo. Esto crea confusión para las empresas y los inversores e impide la necesaria armonización y normalización de los informes sobre cuestiones de sostenibilidad para las empresas. Si bien acogemos con satisfacción el enfoque necesario y encomiable en la divulgación de información relacionada con el clima, hay otras cuestiones de sostenibilidad que deben abordarse con urgencia, y animamos a la ISSB a ser clara sobre cómo su trabajo se ampliará para incorporar otras áreas relevantes para la divulgación de información de las empresas en materia de sostenibilidad. Estamos deseando ver los avances del ISSB en la ampliación de su enfoque», afirma Young.
Ideas de inversión al calor de la COP27
Para Borja Fernández de Vega, asesor patrimonial en Portocolom AV, las consecuencias derivadas del cambio climático impactan directamente en todas las áreas económicas, aunque en diferentes proporciones. En su opinión, algunos sectores se ven más afectados que otros por el cambio climático, ya sea porque la actividad que realiza el sector contribuye a la aceleración del cambio climático (energético, textil, transporte, alimentación) o porque el impacto de las consecuencias le afecta de manera más directa (salud, agricultura, turismo).
“Los sectores más contribuyentes para combatir el cambio climático están en el punto de mira, pero debemos tener en cuenta que no se puede pasar de negro a blanco de la noche a la mañana. Se debe trabajar en una transición ordenada y en la que se requiere tiempo. Estos sectores deben avanzar en el cambio, pero sin que gobiernos y países pierdan competitividad de manera brusca. Los objetivos comunes de corto plazo son el camino a seguir, teniendo en cuenta que hay – y habrá – agentes muy importantes que no quieren involucrarse totalmente”, explica.
Por eso, en la otra cara de la moneda, Fernández de Vega considera que también podemos identificar cuáles son los mejores sectores en los que invertir para beneficiarse de la transición verde. “Uno de estos objetivos en los que ya se está trabajando es la denominada transición verde. Esta temática tiene diferentes vías de inversión, pero la más directa sería a través del sector de renovables y también en aquellas empresas que se centren en la transición energética. Como siempre, en estos sectores se debe separar la paja del trigo por lo que es necesario realizar un riguroso análisis de todos los riesgos, incluidos los regulatorios en cada país. Por ello, puede ser preferible invertir a través de fondos de capital riesgo con expertos analistas en estas temáticas”, argumenta.
Otra solución de inversión que han puesto sobre la mesa los expertos de Ostrum AM, aprovechando el marco de la COP27, son los bonos vinculados a la sostenibilidad. “Estos días se está celebrando en Egipto la COP27, y por ello, aprovechamos para recordar que han pasado diez años desde la primera emisión de bonos alineados con el clima por parte de las supranacionales, antes de que viésemos a los primeros emisores soberanos acudir finalmente al mercado de bonos sostenibles”, señala Olivier Vietti, gestor senior de fondos de renta fija de Ostrum AM, y Martín Lebelle, analista de bonos sostenibles de Ostrum AM.
Un par de años después, la proporción de emisores soberanos pasó de alrededor del 4 % a principios de 2019 a casi el 8 % a mediados de 2022, impulsada por las emisiones de bonos sociales debido a la pandemia del COVID-2019 y las primeras transacciones verdes de países europeos como Alemania, Italia y Suecia. América Latina por su parte también se ha mostrado especialmente activa con emisiones de bonos verdes, los cuales se han duplicado en dos años, hasta superar los 30.000 millones de dólares a mediados de 2021. Hoy en día, Chile es el mayor emisor de todo tipo de instrumentos sostenibles en LATAM, con unos 35.000 millones de dólares de bonos sostenibles en circulación, lo que representa una cuarta parte de todos sus bonos en circulación.
“Los bonos vinculados a la sostenibilidad podrían ser una solución para los emisores soberanos, ya que no obligan a utilizar los ingresos para gastos verdes o sociales específicos. Siempre que los objetivos de sostenibilidad y las condiciones contractuales asociadas sean respectivamente incentivadores y suficientemente vinculantes, podrían ser una herramienta eficaz para financiar la realización de los objetivos de sostenibilidad a medio y largo plazo de un Estado”, concluyen los expertos de Ostrum AM.
Falta de expectativas
Si en algo coinciden los expertos es que el optimismo y las expectativas son escasas en esta cumbre. Según Sarah Peasey, directora de Inversión ESG en Europa de Neuberger Berman, se espera que la ubicación en África ponga mayor atención en la cuestión de la financiación del clima para las comunidades históricamente marginadas y los mercados emergentes. En su opinión, el mundo en vías de desarrollo lleva mucho tiempo señalando la injusticia de las naciones ricas que han explotado los combustibles fósiles durante décadas mientras les dicen a las naciones más pobres que no pueden seguir el mismo camino.
“Desgraciadamente, aunque esta es una parte vital del debate, también es una de las más controvertidas. En la COP26, las naciones desarrolladas aumentaron sus compromisos de financiación para el clima con el mundo en desarrollo, pero esos compromisos ni siquiera cubrieron los compromisos similares que no se han cumplido desde 2009. Los debates técnicos previos a la COP27 sobre la financiación de las pérdidas y los daños relacionados con el clima ya se han caracterizado por el descontento. No parece probable que se llegue a un acuerdo sobre la forma en que los países ricos deben contribuir a los países más pobres, dadas las difíciles cuestiones presupuestarias y las crisis del coste de la vida a las que todo el mundo se enfrenta ahora en su país”.
Y añade: “La red del GFANZ también parece un poco raída. Su capital comprometido ha ascendido a unos 150 billones de dólares, pero algunos bancos han amenazado con retirarse por preocupaciones legales sobre los estrictos objetivos de eliminación de la financiación de los combustibles fósiles. El GFANZ debe presentar en la COP27 marcos de descarbonización para las empresas. Queda por ver si puede utilizar la conferencia para volver a encauzar el mensaje”.