El sector energético juega un papel clave en la transición del modelo económico actual hacia un desarrollo económico ambiental y socialmente sostenible. En el contexto actual de crisis energética y de incertidumbre económica global se abre el debate sobre la viabilidad de la desinversión en combustibles fósiles y el impacto en las carteras de los inversores. ¿Cómo lograr una tesis de inversión centrada en ESG en el sector de energías convencionales? ¿Los inversores deben excluir los combustibles fósiles de sus carteras? ¿Son las iniciativas de sostenibilidad compatibles y rentables al mismo tiempo?
Para Portocolom AV, la agencia de valores especializada en inversión de impacto, como en todo aquello que está relacionado con la sostenibilidad, no hay ni blancos ni negros, ni verdades absolutas, sino un mundo de grises y matices, ya que cualquier decisión tiene muchas implicaciones.
«Para que una cartera esté completamente alineada con el Acuerdo de París, debería excluir de sus inversiones o financiación cualquier tipo de combustible fósil, además de inversiones en carbón, así como compañías de exploración y extracción de gas y petróleo. El debate está servido», comenta Ana Guzmán, directora de inversiones e impacto de Portocolom AV.
En este sentido, Guzmán defiende un modelo transitorio para un futuro menos contaminante: «Está claro que es clave buscar una solución y una alternativa a los combustibles fósiles más contaminantes, cuya extracción es más agresiva para el territorio donde se encuentran y que, además, suelen llevar aparejadas muy pobres condiciones para los trabajadores. Y que hay también una serie de fuentes energéticas que han de ser eliminadas a la mayor brevedad posible. Pero, por otro lado, las empresas y los trabajadores de estas empresas se merecen una oportunidad para hacer una transición ordenada hacia un nuevo modelo de negocio menos contaminante y más adecuado para el futuro. Por eso, desde Portocolom AV, somos más partidarios de buscar empresas capaces de comprometerse con planes de transición ambiciosos y de darles un adecuado seguimiento penalizando a todos aquellos que no los cumplan, y ayudando a aquellos con una firme determinación para el cambio, midiendo sus progresos, más que de una exclusión masiva. Eso sí, por supuesto hay aspectos o negocios que no tienen cabida en carteras de un cliente y ahí se ha de mostrar una rigurosidad absoluta», aclara la directora de inversiones e impacto.
Desde la gestora de value investing, Cobas Asset Management, también apuestan por la transición energética. Y lo hacen en un entorno de mercado favorable para las materias primas energéticas. En los últimos trimestres han mantenido una exposición importante al sector de la energía, si bien no depende del precio del petróleo, gas o derivados, sino de la imperiosa necesidad de invertir para tener seguridad de suministro futuro.
El consumo cada vez mayor de energía unido a una inversión cada vez menor en infraestructuras de generación de energía a partir de combustibles fósiles y de capacidad de oferta necesaria, supone una buena oportunidad para el equipo de análisis de Cobas AM.
«Con el incremento del consumo en países desarrollados y sobre todo emergentes, va a hacer falta cubrir una demanda muy importante y no podemos olvidar que el 85% del consumo de hoy procede de hidrocarburos (carbón, petróleo y gas) y solo un 6% proviene de renovables. Es muy difícil que se produzca una sustitución rápida. Cualquier transición lleva su tiempo», señala Juan Huerta de Soto, del equipo de análisis de Cobas AM.
«La volatilidad del petróleo en 2022 subió mucho a comienzos de año con la guerra y ha terminado el año cayendo casi en el mismo nivel que empezó. Las compañías petroleras han tenido un comportamiento en bolsa muy positivo. Es el apartado que más ha crecido en la bolsa», afirma el analista de Cobas AM.
Sin embargo, Juan Huerta de Soto observa un cambio de tendencia en el sector energético tradicional: deja de ser atractivo para los inversores en general a nivel mundial. «El peso de compañías en hidrocarburos en bolsa, de 15% históricamente, hoy es de 5%. Es un indicador claro. El interés del mercado en general es bajo. Y la principal razón es la influencia del discurso ASG», explica.
«No cabe duda de que la transición energética es un tema prioritario, pero como su nombre bien indica se trata de una transición y no de un salto al vacío que haga peligrar a las principales economías del mundo», concluye Huerta de Soto.