La inversión de impacto crece de manera exponencial, con activos bajo gestión a nivel mundial que ya superan el billón de dólares. Este híbrido entre filantropía e inversión tradicional busca un impacto social medible en las inversiones y capta la atención de formatos de todo tipo, desde family offices a inversores institucionales. Pero, sobre todo, ha encontrado un aliado especial en las nuevas generaciones que buscan cambiar la sociedad. Ya hay mucho interés canalizado hacia sectores como el medio ambiente, pero aún existe un mundo por explorar en el desarrollo de las finanzas, la educación o el ecosistema marino.
La inversión de impacto empieza a hacerse un hueco en las carteras de los inversores. Este híbrido entre la inversión tradicional y la filantropía ya representaba 1,16 billones de dólares en activos bajo gestión según las cifras publicadas por Global Impact Investing Network (GIIN) en octubre de 2022, después de un crecimiento exponencial en los últimos años. En España, empieza a despegar: en 2021, la inversión de impacto alcanzó los 2.400 millones de euros en activos bajo gestión según los datos publicados por SpainNAB, el Consejo Asesor para la Inversión de Impacto en España. Esta cifra supone un crecimiento del 12% con respecto a 2020.
En realidad hay varios motivos que justifican la inclusión de la inversión de impacto en las carteras, algo que ha provocado este despegue en los activos bajo gestión. John Goldstein, director global de Soluciones de Sostenibilidad e Impacto para Asset & Wealth Management en Goldman Sachs, apunta tres razones. La primera sería el cambio de preferencias en los inversores, al que se sumarían una visión de futuro de la economía, relacionada con las finanzas sostenibles -lo que impulsa el interés de contar con una exposición de la cartera adaptada y diferenciada en este ámbito- y los objetivos sociales y medioambientales declarados por un “subconjunto de clientes, tales como family offices, fundaciones y algunas ONG”.
Paloma Giménez de Córdoba Melgarejo, Investment Vicepresident en Arcano Private Equity & Impact Investing, señala en este sentido que, además de una mayor concienciación “sobre la importancia de abordar los desafíos globales y la necesidad de tomar medidas concretas para lograr un futuro sostenible” , también ha contribuido al despegue de la inversión de impacto el desarrollo de metodologías de medición más sofisticadas -como los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas (ODSs), IRIS+ o el Impact Management Project (IMP)-. Asimismo, cita como acicalar un entorno regulatorio favorable, con iniciativas como el Reglamento de Divulgación en Materia de Finanzas Sostenibles (SFDR) de la Unión Europea.
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