En las circunstancias de mercado actuales, la asignación de activos se ha convertido en una actividad necesariamente dinámica, de forma que, dependiendo de las condiciones en cada momento, conviene buscar las oportunidades en diferentes lugares. Actualmente, Valentijn van Nieuwenhuijzen, responsable de multiactivos en ING Investment Management, tiene claro que los datos y las tendencias apuntan hacia otro buen año para los activos de riesgo. Por eso, en una reciente presentación en Madrid, dejó clara su apuesta por la renta variable y el real estate como activos favoritos para 2014, mientras infrapondera la renta fija soberana.
El apetito por las acciones se basa sobre todo en la existencia de unos fundamentales que apoyan al activo. En su opinión, la aceleración del crecimiento de los beneficios empresariales a nivel global, el mantenimiento de las políticas monetarias acomodaticias, el incremento de los movimientos corporativos (fusiones y adquisiciones en sectores como el de materiales, bebidas o salud anunciadas en las últimas semanas) o las recompras de acciones favorecerán al activo. Y los flujos son positivos, sobre todo hacia los mercados desarrollados, teniendo también en cuenta que los inversores institucionales no estadounidenses no han incrementado su exposición a acciones todavía. “La rotación acaba de comenzar”, explica.
Entre los temas que más favorece (tanto en renta variable como en renta fija) están los mercados de la Europa periférica, gracias a la reducción de diferenciales en renta fija, el fortalecimiento de los datos económicos o la mejora de la competitividad. También le gustan las acciones financieras, ya que el sector ha reducido sus riesgos con el saneamiento por el que ha atravesado.
Sin embargo, advierte sobre la necesidad de mantenerse atentos a las valoraciones del mercado estadounidense y al alto nivel de optimismo de los inversores, uno de los mayores riesgos para invertir en renta variable. “La concentración de consenso es un riesgo. A todo el mundo le gusta la renta variable, pero a nadie le gustan los emergentes ni las materias primas”, recuerda.
El otro gran riesgo para invertir en bolsa son los mercados emergentes, donde mantiene la cautela. Van Nieuwenhuijzen recuerda que los reembolsos continúan por décimo primera semana consecutiva, además de los retos estructurales en China, el débil momentum frente a los mercados desarrollados, la falta de apoyo por los precios de las materias primas o la vulnerabilidad ante el tapering. El incremento del riesgo político en países como Turquía o Tailandia es otro de los motivos. En positivo, las valoraciones, pero no cree que los precios supongan un fuerte argumento para jugar estos mercados de forma táctica.
En cuanto a las materias primas, la gestora es neutral, pero donde es muy optimista es en real estate, que sobrepondera en sus carteras. Las razones: el fortalecimiento de los fundamentales, el reducido riesgo de alzas en los tipos de interés, así como la combinación de valoraciones y el buen momento, que apunta a numerosas oportunidades.
Los fundamentales: la recuperación económica
Esta visión se basa en la recuperación económica, más sostenible ahora según el experto. En su opinión, hemos estado atascados durante cinco años por causas como las fuerzas de desapalancamiento, una era de expectativas deprimidas, limitaciones en las políticas monetarias, desequilibrios en las divisas, restrictivas políticas fiscales tras 2010 e incertidumbre política, atrapados entre tres grandes juegos de fuerzas (los desequilibrios macroeconómicos, las innovaciones en política monetaria que han sido el único soporte de los mercados y los riesgos políticos que llevaban a correcciones, como la crisis del euro, la lucha fiscal en EE.UU. o las crisis en los emergentes).
Pero ahora hemos entrado en otra fase distinta en la medida en que las condiciones para una recuperación sostenible van cobrando sentido: los desequilibrios se reducen (el desapalancamiento en EE.UU. está bien avanzado y en parte también en Europa; aumenta la competitividad de los países periféricos europeos y se buscan nuevos modelos para el mundo emergente) y además las respuestas políticas son más constructivas (menores restricciones fiscales, el Abenomics en Japón o el avance hacia la integración institucional europea). “La Eurozona ha de hacer más, pero la esperanza está volviendo, el sol ha salido en Japón, EE.UU. crecerá por encima de su potencial en 2014 y las políticas de tipos cero es el nuevo juego en la ciudad de los bancos centrales”.
Todo ello lleva a Van Nieuwenhuijzen a hablar de una normalización gradual en los mercados, en un contexto, eso sí, de menor crecimiento económico, tipos de interés más bajos y menores retornos esperados para los próximos años. Y que beneficia a las acciones.