La Reserva Federal estadounidense celebra su reunión de noviembre con la atención del mercado puesta en el mensaje que pueda dar su presidente, Jerome Powell. Todo apunta a un mantenimiento del tipo oficial en la horquilla del 5,25%-5,5%, pero el tono del banquero centrar debe dar pistas acerca de si el proceso de subida de los tipos de interés en Estados Unidos ya ha llegado a su fin.
Pero también es probable que sea una reunión sin pena ni gloria. Erik Weisman, economista jefe y gestor de carteras de MFS Investment Management, apuesta por un mantenimiento de los tipos de interés por parte de la Fed. Pero también apunta que el mercado «estaría encantado» de conocer algo nuevo sobre el calendario previsto, el alcance de los futuros recortes de tipos o el final del endurecimiento cuantitativo. Pero es consciente de que «es poco probable que esta reunión aporte mucha luz en estos frentes».
Es más Weisman cree que el presidente Jerome Powell argumentará que los efectos retardados de las subidas anteriores no han repercutido plenamente en la economía y que «la paciencia es prudente». Por tanto, ante estas corrientes opuestas, la Fed «se contentará con cruzarse de brazos durante esta reunión, haciendo hincapié en la importancia primordial que sigue teniendo volver a meter la inflación en la caja proverbial, fomentada por las expectativas de moderación del crecimiento económico y de la demanda de mano de obra en el cuarto trimestre y a principios de 2024».
François Rimeu, economista jefe de La Française AM, observa dos claves para este encuentro. Una, que el rango objetivo para el tipo de referencia de la Fed se mantenga sin cambios «a pesar de que los últimos datos económicos reflejan una robusta actividad en el tercer trimestre». Y, además, que Powell, hará hincapié en que, dadas las medidas de endurecimiento desde marzo de 2022 y la rápida subida de los tipos del Tesoro a largo plazo desde septiembre, «la economía estadounidense está llamada a ralentizarse en los próximos meses». Sin embargo, es probable que Powell deje la puerta abierta a una posible subida de tipos después de noviembre «si los responsables políticos observan nuevos indicios de un crecimiento económico resistente», según el experto.
En Loomis Sayles, gestora especializada de Natixis Investment Managers, tienen claro que la Fed no subirá más los tipos de interés e, incluso, los estrategas de la firma plantean que el organismo podría considerar recortes “a partir de finales de la próxima primavera, a pesar de las subidas experimentadas recientemente en los bonos del Tesoro de Estados Unidos”. Como argumento de esta tesis, la firma cita que el PIB final del tercer trimestre “podría ser bastante sólido, lo que, unido a unos datos de empleo decentes, significaría que aún no se ha notado del todo el efecto del endurecimiento de las condiciones financieras”.
Además, en Loomis Sayles destacan el tensionamiento que sufre el consumidor (los saldos de las tarjetas de crédito están en máximos históricos; los tipos hipotecarios se acercan al 8%, el pago de las cuotas de los préstamos a estudiantes comienza, y los saldos de los ahorros se han agotado en su mayor parte), por lo que “es probable que el crecimiento del cuarto trimestre se reduzca y que la confianza general de las empresas y los consumidores empiece a verse presionada”. Por lo tanto, con una tendencia inflacionista a la baja, esta situación “debería permitir a la Fed dar un paso atrás en la consideración de subidas adicionales, y quizás considerar algunos recortes preventivos ya a finales de la primavera/verano de 2024”. En este punto, la firma sitúa en el entorno del 3% el tipo neutral de la Fed.
Tampoco ve cambios en los tipos James McCann, economista jefe adjunto de abrdn. Aunque el crecimiento espectacular del PIB en el tercer trimestre, las fuertes subidas de las nóminas y un repunte de la inflación en septiembre apoyarían una subida del precio del dinero, según el experto, el aumento de tipos de mercado y las dificultades de los activos de riesgo “empujan en la otra dirección, y se espera que estos obstáculos pesen sobre el crecimiento y la inflación de cara al futuro”.
Eso sí, McCann cree que la Fed, probablemente, “seguirá indicando que puede ser necesario seguir subiendo los tipos”, en tanto que estará preocupada por el hecho de que las actuales tasas de crecimiento dificulten el retorno de la inflación al objetivo. “Si no hay signos de ralentización en diciembre, volverá a plantearse una subida”, concluye.
Los datos de inflación subyacente de hace unas semanas y que mostraron unos precios que parecen enquistarse no han hecho cambiar las previsiones de mercado que dan por finalizado el ciclo alcista de tipos, según augura Cristina Gavín Moreno, jefa de renta fija de Ibercaja Gestión.
No obstante, Gavín Moreno admite que el cambio de sesgo en la política monetaria de la Reserva Federal “está todavía lejos” y no es probable que se produzca una bajada bajada de tipos antes de finales de 2024. Eso sí, al igual que ocurre en el caso del BCE, para la experta, “las tensiones geopolíticas y las incertidumbres derivadas del mismo, incrementan los temores de desaceleración económica y no es descartable que suavice su mensaje de cara a generar confianza en los mercados financieros y evitar movimientos adversos de mercado”.
También Franck Dixmier, director de inversiones global de Renta Fija de Allianz Global Investors, considera que la Fed ha completado su ciclo de subidas de tipos. «Por supuesto, no podemos descartar la posibilidad de una última subida a finales de año, que los mercados anticipan con una probabilidad baja, del 30%», afirma el experto que, de todas maneras, cree que esto «sólo tendría un impacto limitado en los mercados». La razón es que los inversores miran más lejos, «preparándose para un largo periodo de meseta de los tipos de interés, con la primera bajada prevista a mediados de 2024». En este escenario, Dixmier ve que el telón de fondo es favorable para los bonos del Tesoro estadounidense, aunque no descarta volatilidad a corto plazo, «sobre todo en caso de que se produzca una sacudida en los precios de la energía».
Para Mabrouk Chetouane, responsable de estrategia de mercados global de Natixis IM Solutions, la Fed “aún no puede cantar victoria”, ya que el descenso de la inflación subyacente es mucho más incipiente que en el caso de la tasa general y “es probable que haya más resistencia a la baja en los salarios, especialmente en el sector servicios, que sigue muy ajustado”. Este factor, junto con la resistencia del crecimiento estadounidense “obliga a la Fed a mantener una postura bastante dura y a impulsar las expectativas de los mercados de recortes de tipos hasta mediados de 2024”.
Raphael Olszyna-Marzys, economista internacional en J. Safra Sarasin Sustainable AM, ve más que probable que los funcionarios de la Fed «crean que han hecho lo suficiente para que el crecimiento se ralentice y, con el tiempo, la inflación vuelva a su objetivo» y añade que él piensa «lo mismo». No obstante, si la economía real sigue sorprendiendo al alza y la inflación repunta en las próximas semanas, sospecha que el organismo «no dudará en subir de nuevo los tipos en diciembre o en el primer trimestre de 2024». Este escenario no es el más probable para el experto, pero si las cifras de crecimiento son relativamente sólidas en los próximos meses y se produce un nuevo aumento de las tasas de inflación subyacente, «aumentaría la probabilidad de que se diera ese escenario, y obligaría al FOMC a subir una vez los tipos más a finales de año».
Las rentabilidades de los bonos centran el comentario de Christian Hantel, gestor de Vontobel, de cara a esta reunión. El experto cree que los inversores en renta fija privada están esperando a que se calme la volatilidad de las yields, «ya que nos acercamos al punto de inflexión de las subidas de tipos o puede que incluso hayamos visto ya el último aumento» por parte de la Fed. Hantel explica que, normalmente, unas yields elevadas suponen un punto de partida convincente para que los inversores se involucren en esta clase de activos. «Un nivel de yields como el actual ha incrementado el denominado «carry» («rendimiento corriente») para los inversores, que actúa como amortiguador para hacer frente a cualquier volatilidad venidera y proporciona una fuente de ingresos convincente», concluye.