Las expectativas sobre la inflación se han convertido en el nuevo tema de debate entre los gestores y analistas de la industria de inversión. Existe cierto consenso en que la inflación irá aumentando de forma paulatina y volverá a entrar en escena, como principal signo de la recuperación económica tras el impacto del pandemia, pero también supone abrir la puerta al fin de las políticas acomodaticias, en la medida que se alcancen los porcentajes puestos por los bancos centrales.
En primer lugar, su aumento es llamativo. En Europa, la inflación aumentó bruscamente, pasando del -0,7% en diciembre al 1,6% en enero, impulsada, sobre todo, por factores técnicos y puntuales como la anulación de la reducción temporal del impuesto sobre el valor añadido en Alemania. En el caso de Estados Unidos, el aumento de la inflación se debe a una mezcla de inflación impulsada por la demanda e inflación impulsada por los costes.
“Esperamos que la inflación en la zona del euro se mantenga por debajo del objetivo del BCE, por debajo pero cerca del 2% de inflación en 2021, ya que el PIB real alcanzará el nivel anterior a la crisis muy probablemente no antes de mediados de 2022. Y en Estados Unidos, esperamos que la inflación supere el objetivo del 2% de la Reserva Federal en 2021”, apuntan Jan Viebig, CIO Private Wealth Management y Laurent Denize, CIO de ODDO BHF Asset Managment.
“Vuelve la inflación… Olvidémonos del virus, olvidémonos de la extraordinaria crisis del año pasado: sólo la inflación ha acaparado recientemente la atención de los inversores y ha alimentado los debates entre los economistas. El regreso de la inflación, si se confirma, sería una buena noticia, ya que señalaría una verdadera recuperación económica, que estaba lejos de estar garantizada dada la magnitud de la crisis. Con ayudas directas a los sectores afectados por la pandemia, planes de ayuda y estímulo y programas de compra de activos por parte de los bancos centrales, se ha hecho todo lo posible, a gran escala, durante el último año para reflotar la economía, es decir, para restablecer, al menos, los niveles de actividad y de precios anteriores a la pandemia. Sin embargo, en la inmensa mayoría de los países, todavía no es así, pero se ha avanzado mucho”, explica Bruno Cavalier, economista jefe en ODDO BHF AM.
Según Cavalier, la preocupación sobre la vuelta de la inflación reside en el “recuerdo de experiencias pasadas” y, más grave aún, la puerta que abre hacia la retirada de las políticas monetarias acomodaticias. “Si la inflación sigue un perfil en forma de campana en 2021-2022, como es muy probable, se trata de un riesgo menor para los próximos trimestres”, matiza Cavalier.
Por “experiencias pasadas”, los inversores y gestores pueden tener en mente la gran inflación de los años 70. “Es un recordatorio de que la política monetaria y fiscal fácil puede ser bastante inflacionista, sobre todo si los responsables políticos aceptan el aumento. La gran moderación de las dos últimas décadas es un recordatorio del papel fundamental de las expectativas de inflación y de los objetivos creíbles. Hoy en día se observan elementos de ambos episodios, lo que sugiere una presión continua en Estados Unidos, pero una inflación estable y baja a nivel mundial”, señalan los economistas globales de Bank of America, Ethan S. Harris y Aditya Bhave.
Para Chris Iggo, CIO Core Investments de AXA IM, estamos directamente “ante un campo de paradigma en las perspectivas de Estados Unidos y es probable que el debate sobre la inflación no se resuelva pronto». Según Iggo, a pesar de que «este año siempre tuvo el potencial de ser mejor en términos de desempeño macro, pero peor en términos de comportamiento del mercado», señala que «no puedo ver que las tasas de inflación caigan significativamente hasta que, al menos, estemos por encima de la joroba de inflación del segundo trimestre«.
Tal y como comenta, esta situación «dificulta que los tipos nominales vuelvan a bajar de manera significativa a menos que haya otro crecimiento negativo» y concluye que, a pesar de todo, pronostica que «2021 será un año positivo para los valores cotizados. Sería inusual si no hubiera oportunidades de comprar a niveles más baratos».
La clave en manos de los bancos centrales
Sobre la inflación habló Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), durante su comparecencia en el Congreso a finales de febrero. El máximo responsable de la Fed quiso, no obstante, reiterar que la reciente subida de la inflación es un fenómeno transitorio, con el objetivo de tranquilizar a los inversores.
“El temor a que la era del dinero fácil, que había impulsado la búsqueda de rendimientos y los fuertes flujos de entrada en los mercados emergentes durante los tres o cuatro años anteriores, estuviera a punto de terminar, hizo que los inversores huyeran y desencadenó una venta masiva en los mercados financieros. La renta variable cayó, los diferenciales de crédito se ampliaron y la presión en los mercados de divisas obligó a los bancos centrales de varios países emergentes a subir los tipos de interés para proteger sus cuentas de capitales”, explica David Rees, economista senior de mercados emergentes de Schroders, sobre lo ocurrido durante la última semana de febrero y contextualiza por qué Powell buscaba un efecto tranquilizador con sus palabras.
En cierta medida, son numerosas las voces del mercado que recuerdan que los bancos centrales serán flexibles con los topes de inflación propuesta antes de retirar las medidas que han aplicado, porque sostener la economía sigue siendo su prioridad.
Así lo explica, por ejemplo, Principal Global Investors en su último informe sobre perspectivas para este año: “No nos preocupa que los responsables políticos se alejen del mercado este año, incluso si la inflación aumenta. El miedo a deshacer todo el buen trabajo realizado desde la pandemia debería mantenerlos dovish. Más bien, esperamos que la Fed, el BCE y el Banco de Japón sigan absorbiendo cantidades significativas de deuda soberana y privada para mitigar las futuras tensiones del mercado”, señala la gestora.
Impacto en el mercado de bonos
Por ahora, en opinión del equipo de Portocolom AV, el aumento de la inflación está derivando en una subida de los rendimientos de los bonos, aunque no lo suficiente para empeorar las condiciones financieras ni en Estados Unidos ni en la Zona Euro. “En los últimos días se ha producido una subida de los intereses exigidos a la deuda pública, tanto en Europa como en EE.UU., consecuencia de una mejora en las expectativas de recuperación de la economía global tras la pandemia y un posible repunte de la inflación avivado por las políticas monetarias expansivas actuales”, explican.
Una tendencia sobre la que también han reflexionado los expertos del Investment Desk de Bank Degroof Petercam. Según su último análisis, las expectativas de inflación del mercado han aumentado considerablemente en Estados Unidos en los últimos meses. Ante este contexto, “los rendimientos de los bonos europeos han seguido la tendencia de sus homólogos estadounidenses desde principios de mes. Por ejemplo, el rendimiento del bono alemán a 10 años cayó a -0,3. La llegada de Mario Draghi a la presidencia de Italia fue bien recibida por los mercados. El diferencial entre los bonos a 10 años de Italia y Alemania cayó por debajo de los 100 puntos básicos por primera vez desde 2015. El rendimiento del bono a 10 años de Estados Unidos subió al 1,3%, su nivel más alto en un año. Las expectativas de inflación del mercado («rendimiento de equilibrio») han aumentado considerablemente en los últimos meses”, explican.