En opinión de Thomas Planell, gestor de carteras y analista de DNCA (affiliate de Natixis IM), 2024 alberga muchas esperanzas: “Una relajación duradera de la inflación y de las condiciones financieras, pero, sobre todo, una distensión geopolítica entre las dos principales potencias mundiales, en Europa del Este y en Oriente Próximo. Más que nunca, los ciudadanos tendrán la oportunidad de expresar sus deseos y convicciones. Porque 2024 ya es un año histórico. La mitad de la población mundial será llamada a las urnas el año que viene, la primera vez que esto ocurre en la historia. Esperemos que, en estos tiempos convulsos de retroceso democrático, la gente responda a la invitación a votar y no ceda al fatalismo del absentismo”.
Justamente la inflación, las políticas monetarias y los riesgos geopolíticos marcarán el año y por ello son tres focos de análisis en los documentos de perspectivas que las gestoras están presentando. Sobre el primero de estos temas Planell añade: “El recalentamiento inflacionista mundial parece haber quedado atrás. Pero el camino para alcanzar los objetivos de los bancos centrales pasará inevitablemente por un crecimiento económico bajo presión. De aquí a 2024, el crecimiento podría reducirse a la mitad en la zona euro y en Estados Unidos, donde el gasto público se convertirá en el principal motor de resistencia”.
Por su parte, Alejandro Domenech, director de ventas asociado de M&G, considera que estamos cerca de los máximos en los tipos de interés. “El mercado siempre anticipa los movimientos y por eso los cortos plazos están empezando a sufrir, mientras que la renta fjja a largo plazo lo está haciendo muy bien. En la parte de renta variable los activos de mayor duración también están teniendo muy buen resultado y es lo que esperamos en las próximas semanas si se mantiene la retórica de que los tipos han tocado máximos”, explicaba durante su participación en el evento MIND23 en Madrid.
Una visión que también comparte Félix de Gregorio, responsable de Jupiter AM para Iberia: “Pensamos que los tipos de interés han tocado techo y, si no, estamos muy cerca, especialmente en lo que se refiere a tipos largos USA. En las últimas dos semanas hemos visto datos macro que ya empiezan a descontar un empeoramiento claro. Ha tardado en llegar, pero es ya más evidente. Nuestra apuesta es por duraciones más largas, es donde creemos que podemos tener rendimientos más interesantes en renta fija. En renta variable, pensamos que en un entorno de desaceleración económica cada vez más clara hace que haya que mirar con más cautela”.
Sobre el entorno Ralph Elder, managing director de BNY Mellon IM para Iberia y Latinoamérica, comenta que después de los últimos 12 años, desde la gran crisis financiera, gracias al apoyo de los bancos centrales había poca volatilidad y poca dispersión. “Ojo con este cambio de régimen, no toda la gestión activa va a saber diversificar ni toda la gestión pasiva va a generar rendimientos positivos, esto pone un poco más difícil la labor de seleccionar los fondos adecuados. Tenemos que regresar al ABC de la diversificación de cartera y eso incluye la renta variable, aunque cuando hablo con clientes están casi todos neutrales o infraponderados. Vemos alternativas a la renta variable, en ciertas partes del mercado vemos valoraciones más altas de lo que nos gustaría. El mercado está pensando en cuatro bajadas para el año que viene y un soft landing y está menospreciando algún susto que pueda venir por beneficios de empresas. Estamos defensivos (salud, energía, defensa, consumo básico) pensando en horizonte de inversión más largo hasta que llegue el momento para poner las carteras más cíclicas”, apunta.
Bancos centrales: a la espera de las primeras bajadas
Uno de los debates más importantes de cara al próximo año es cuándo iniciarán los bancos centrales las bajadas de tipos. “No esperamos nuevas subidas de los tipos de interés ni en EE.UU. ni en la eurozona. Tras la subida de los tipos de interés clave, de 450 puntos básicos en la eurozona y más de 500 puntos básicos en EE.UU., es probable que la política monetaria sea lo suficientemente restrictiva como para frenar la inflación y el crecimiento”, afirma Johannes Müller, Johannes Müller, Global Head of Research de DWS. Aunque los bancos centrales siguen mostrándose reticentes a hablar de recortes de los tipos de interés, Müller espera que los tipos de interés en Europa y EE.UU. vuelvan a bajar por primera vez en junio de 2024.
Iván Díez, socio y director de Lonvia, valora como positiva las subidas de tipos de interés que se han hecho y las tilda de sana y necesaria. “Podemos discutir si los bancos lo han hecho tarde o no, pero al final lo que han hecho ha sido frenar los excesos cometidos con los tipos muy bajos, una muy mala asignación del capital porque el dinero era gratis. Situarnos en un entorno del 3%-5% de tipos es bueno para los inversores porque hay más alternativas para invertir, en los últimos años habían asumido riesgos que no se podían permitir en su búsqueda de rentabilidad, estaban mal perfilados. También hay un coste de oportunidad: aquellos que han estado en liquidez a lo mejor van a llegar tarde si el mercado se da la vuelta. Diversificar las carteras y hacer entradas de forma más gradual es más interesante”, afirma.
A la hora de hablar del entorno del crecimiento sobre el que tendrán que responder los bancos centrales, la gestora alemana estima que el crecimiento económico en Europa será débil en el primer semestre de 2024 y se situará en el 0,7% para el conjunto del año, más o menos lo mismo que este año. La economía estadounidense ha resistido sorprendentemente bien hasta ahora. “Sin embargo, también esperamos que el crecimiento se ralentice hasta el 0,8% en 2024, tras el 2,3% del año en curso”, afirma Müller. La situación en China también debería mejorar significativamente a lo largo del próximo año. Sin embargo, la recuperación del alicaído sector inmobiliario tardará probablemente un poco más. Se espera que el crecimiento en China alcance el 4,7% en 2024.
“De cara al futuro, es probable que el impacto de la política monetaria restrictiva se deje sentir cada vez más en forma de desaceleración económica o recesión. La reciente subida del dólar y los tipos de interés significativamente más altos en EE.UU. pueden pasar factura y provocar una ligera recesión en el país hacia mediados del año próximo. Así lo indican también los recientes y débiles índices de gestores de compras (PMI). Sin embargo, el crecimiento de EE.UU. en el tercer trimestre (+1,2%) fue sorprendentemente fuerte y contrasta con la actividad mucho más débil en Europa (-0,1%). Lo que ambas regiones tienen en común, sin embargo, es que los bancos centrales han mantenido sin cambios sus tipos de interés oficiales y – a juzgar por la última política de comunicación de las autoridades monetarias – es probable que los mantengan en niveles restrictivos durante algún tiempo”, añade Philipp E. Bärtschi, CIO de J. Safra Sarasin Sustainable AM.
Elecciones y geopolítica
2024 se caracterizará por un gran número de elecciones, entre ellas las de EE.UU., India, Rusia, Taiwán y Corea del Sur. A corto plazo, esto podría provocar importantes reacciones en los mercados: aumento de las primas de riesgo de los bonos, caída de los precios de las acciones, aumento de la volatilidad, huida hacia inversiones supuestamente seguras. “Sin embargo, el pasado ha demostrado que tales reacciones no duran mucho y que los efectos se limitan a sectores o nombres concretos”, afirma Müller.
A las citas en las urnas del próximo año se suma que los riesgos geopolíticos han crecido y, por lo tanto, vuelven a estar en el punto de mira de los inversores. Además de la guerra entre Ucrania y Rusia, el ataque de Hamás contra Israel ha añadido otro conflicto geopolítico con potencial para una nueva escalada, cuyos efectos son difícilmente previsibles en estos momentos.
En opinión de Bärtschi, la conmoción por el ataque sorpresa aún reverbera en los mercados y el riesgo de que el conflicto se agrave sigue latente. Y afirma que al igual que en la década de 1970, una guerra en Oriente Medio podría aumentar la aversión al riesgo, hacer subir bruscamente los precios de las materias primas y contribuir a relegar a un segundo plano, al menos temporalmente, los factores que hasta ahora han dominado los precios de los activos (política monetaria, riesgo de recesión, temporada de resultados empresariales).
Implicaciones en la inversión
El final del año está marcado por el atractivo de la renta fija que, según los expertos de las gestoras, se mantendrá en 2024. En opinión de Domenech, el mercado de la renta fija ha crecido mucho por el incremento de las emisiones, pero también en variedad de instrumentos, por lo que ha aumentado el número de herramientas para invertir en ese mercado. “Esto permite a los gestores flexibles aprovechar las oportunidades, por ejemplo, en la dispersión de diferenciales en el segmento de investment grade, que no está precisamente barato”.
Además, Domenech indicó que en M&G Investments están positivos con la renta fija y observa como único gran riesgo en el entorno actual es “que la inflación perdure en cotas elevadas y los tipos sigan altos, ahí solo nos protegería la renta variable comprada a buen precio”.
En opinión de Díez, no hay que entrar a hacer predicciones del tipo “el año que viene será el año de la renta fija”, porque hay muchas cosas fuera de control. “Al final hay que tener visión de largo plazo tanto si invertimos en renta fija como en renta variable. Lo que sí podemos controlar es dónde estamos invirtiendo, conocer bien los activos, entender bien los modelos de negocio en el caso de la renta variable, porque en el largo plazo los mercados tienden a ser eficientes”, afirma.
En opinión del socio y director de Lonvia, hay que hablar de compañías: “La calidad del mercado europeo es mucho mejor de lo que se percibe: tenemos líderes en tecnología médica, software, automatización de la industria, semiconductores etc. Hay compañías muy líderes que tienen exposición global. Si miramos las valoraciones, Europa es mucho más atractiva que cualquier otro continente. Si miramos pequeñas capitalizadas están en valoraciones de 2012, cuando tienen un crecimiento muy distinto al de hace una década. Desde un punto de vista de rendimiento ajustado al riesgo son mucho más óptimas”, añade.
En este sentido Nicholas J.Paul, gestor de carteras de renta variable de MFS Investment Management, considera que merece la pena echar un vistazo a la renta variable. “Hoy en día, los tipos y la inflación se encuentran en cotas mucho más elevadas y la liquidez está disminuyendo. Los puntos de partida son importantes. Por lo general, invertir en las mejores empresas, aquellas con poder de fijación de precios y márgenes estables, tanto estadounidenses como no estadounidenses en lugar de apostar simplemente por un factor, una región o un estilo, podría ayudar a maximizar las rentabilidades para los inversores al tiempo que brinda las ventajas de la diversificación. Muchas compañías ensombrecidas por las firmas tecnológicas de megacapitalización parecen posicionadas para beneficiarse de las futuras tendencias, como el aumento del gasto de capital (frente a incrementar solo los gastos operativos), la transición energética y la descarbonización, así como la relocalización y la localización de las cadenas de suministro”, argumenta.