La inestabilidad en el Mar Rojo se extiende y con ello las preocupaciones sobre una nueva interrupción de la cadena de suministros debido a los ataques que están sufriendo los barcos de carga. Según los expertos, el escenario principal, o deseado, es que el conflicto no escale más, por lo que el impacto económico global ante estos ataques debería seguir siendo leve.
“La geopolítica sigue dominando el flujo de noticias. Los enfrentamientos en el Mar Rojo se suman a la percepción sobre la inestabilidad actual de Oriente Medio. El temor a una escalada es omnipresente. La logística mundial vuelve a estar en entredicho y la ruta comercial Europa-Asia prolonga en parte su trayecto navegando por el Cabo de Buena Esperanza en lugar de por el Canal de Suez. Estas complicaciones se suman a los persistentes cuellos de botella en el Canal de Panamá. Como los barcos pasan más tiempo en el mar, la fabricación justo a tiempo podría sufrir interrupciones temporales. Algunos fabricantes de automóviles europeos ya han anunciado reducciones de la producción en los próximos días. No obstante, el impacto global debería ser insignificante para Europa”, explica Norbert Rücker, Head Economics and Next Generation Research en Julius Baer.
En opinión de David Rees, economista senior de mercados emergentes de Schroders, podría tener un impacto en la inflación, las perspectivas de los tipos de interés y las tendencias de desglobalización. “Las crecientes tensiones geopolíticas en Oriente Medio han empezado a perturbar las cadenas de suministro mundiales. Tras los ataques de los rebeldes Houthi a los buques que atraviesan el Mar Rojo en ruta hacia el Canal de Suez y las grandes economías mundiales, las principales compañías navieras han advertido de importantes retrasos en las entregas. Las imágenes por satélite muestran que prácticamente ningún buque con destino a los principales puertos europeos o a Estados Unidos y Reino Unido atraviesa actualmente el Mar Rojo, desviándose en su lugar por el sur de África”, señala Rees.
Esta situación, sumada a los problemas del Canal de Suez que comentaba Rücker, evoca a los momentos más duros que vivió la cadena de suministros durante la pandemia del COVID-19. Sin embargo, los expertos llaman a la calma y aclaran que la situación es diferente, aunque también tiene consecuencias, en especial, sobre la inflación
Para Rees, mucho dependerá de cuánto dure esta situación, pero al menos hay tres importantes diferencias en el telón de fondo de la economía mundial que sugieren que es improbable que los problemas en el Mar Rojo provoquen un aumento importante de la inflación. “En primer lugar, las condiciones de la demanda son ahora mucho más laxas. En segundo lugar, mientras que los cierres preventivos para contener la propagación del Covid-19 hicieron que la demanda se concentrara en el sector de bienes durante la pandemia, los patrones de consumo están ahora mucho más equilibrados. Y, en tercer lugar, el lado de la oferta de la economía mundial también está en mejor forma”, argumenta el experto de Schroders.
Para Gilles Moëc, economista jefe en AXA Investment Managers, esta situación es un ejemplo de cómo estamos asistiendo al regreso de riesgos de «policrisis» que podrían desbaratar la ralentización general del precio de los bienes comercializables en la economía mundial. “Los recientes acontecimientos en el Mar Rojo sugieren que el impacto inflacionista de la crisis de Oriente Medio podría adoptar una forma distinta de la habitual sacudida de los precios del petróleo, ya que las líneas de suministro están empezando a interrumpirse de nuevo”, señala e insiste en que “la interrupción en el Mar Rojo no puede compararse con la incautación general de las líneas de suministro cuando las economías se reabrieron tras el coronavirus”.
Comercio global y desglobalización
Donde sí tiene un impacto claro es en el concepto de comercio global y lo que eso supone para la tendencia hacia desglobalización de los últimos años. “Creemos que la situación del Mar Rojo puede acelerar la regionalización de algunas cadenas de suministro ya en marcha. Muchas empresas ya habían estado explorando la deslocalización cercana (nearshoring), es decir, el proceso de transferir actividades de fabricación o de suministro a un país cercano más próximo a la ubicación de la demanda de sus productos manufacturados. Y muchas más empresas están invirtiendo en tecnología que les permita tener una mejor visión de conjunto de sus cadenas de suministro y gestionar las existencias para evitar los retrasos y la escasez provocados por las interrupciones”, afirma Virginie Maisonneuve, directora de Inversión de renta variable de Allianz GI.
Estos problemas en el comercio global tendrán, en opinión de Maisonneuve, un impacto desigual para las compañías de distintos sectores. Por ejemplo, a corto plazo, las compañías navieras podrían aumentar su rentabilidad, ya que las tarifas de los contenedores han subido un 61% en las últimas semanas.
En el caso del sector tecnológico y fabricantes de automóviles, la experta de Allianz GI apunta: “El impacto en el sector será desigual, ya que la mayoría de los artículos tecnológicos, incluidos semiconductores, smartphones y ordenadores portátiles, se envían por vía aérea en lugar de marítima. Las compañías que dependen de artículos más voluminosos enviados por mar, como televisores, máquinas y vehículos, son las más expuestas. Creemos que los productores de automóviles pueden verse afectados, ya que los inventarios se han reducido en los últimos meses”, explica.
Ostrum AM, gestora afiliada a Natixis IM, plantea una visión más amplia sobre lo que significa esta crisis en el Mar Rojo. Según su último informe, los choques geopolíticos son parte del nuevo reto al que se enfrenta el comercio mundial. «El 80% del comercio mundial de mercancías se realiza a través de mares y océanos. La seguridad de las rutas marítimas es, por tanto, esencial para la dinámica del comercio mundial. Sin embargo, esto parece estar en entredicho por la multiplicación de los choques geopolíticos y climáticos que revelan la fuerte dependencia del comercio mundial de importantes puntos de estrangulamiento como el Canal de Panamá y el Canal de Suez», señala el informe.
Por ejemplo, la gestora destaca que los cuellos de botella del Mar Rojo son críticos para los flujos internacionales de petróleo y gas. Por ejemplo, por él transita el 12% de los flujos internacionales de mercancías, el 12% de los flujos mundiales de productos petrolíferos (H1 2023) y el 8% de los flujos internacionales de GNL. Además, Bab-el Mandeb es un punto de paso crítico para los países del Golfo, ya que sus exportaciones de petróleo y GNL tienen que cruzar este estrecho para llegar al Canal de Suez (y al gasoducto SUMED) y, en última instancia, a Europa.
A la hora de valorar quiénes serán los más afectados, desde Ostrum AM indican que Europa y el Sudeste Asiático son los más afectados por las distorsiones del Canal de Suez, ya que sus exportaciones representan el 20% y el 36% del volumen de mercancías que transitan por el canal, respectivamente, como muestra el gráfico siguiente.
Su principal conclusión es que no esperan que el aumento de los costes de flete debido a las distorsiones en el Canal de Suez y Panamá provoque un shock inflacionista como el de 2021. De hecho, destacan que la demanda es menor y la capacidad de carga marítima se ha reforzado considerablemente. Sin embargo, sí reconoce que debido a los efectos persistentes del aumento de los costes de los fletes sobre la tasa de inflación, esto no puede ser en el largo plazo. «El efecto de contagio a otros puntos de estrangulamiento críticos, como el estrecho de Ormuz, podría ser un catalizador de la subida de precios, como el ataque iraní del 11 de enero a un petrolero en el golfo de Omán. Aunque el efecto de contagio del encarecimiento de los fletes sobre la inflación es incierto, una cosa es cierta: las rutas marítimas que antes eran seguras ya no lo son. Se trata de un cambio importante», concluye el informe de Ostrum AM.
Petróleo y energía
Según reconoce Moëc, un inflacionista sigue siendo el principal canal potencial a través del cual la actual crisis de Oriente Medio podría afectar a la economía mundial, pero podría materializarse de forma inesperada. “En efecto, todos los observadores se preparan para una fuerte subida del precio del petróleo si la opinión pública de los países árabes productores acaba obligando a sus gobiernos a utilizar el arma energética para incentivar a Occidente y a Estados Unidos en particular a presionar a Israel, y/o si Irán amenaza o decide efectivamente bloquear el estrecho de Ormuz”, explica.
En su opinión, esto todavía puede ocurrir. Sin embargo, celebra que la última medida adoptada hace una semana por Arabia Saudí de recortar el precio de sus exportaciones en relación con la referencia, aparentemente para mantener su cuota de mercado dentro de la OPEP, es otra señal de que por ahora parece haber una fuerte desconexión entre el deterioro de la situación en Oriente Medio y el mercado del petróleo.
Según el experto de Julius Baer, la parte buena es que la vulnerabilidad del suministro es muy limitada por diversas razones. “Los grandes petroleros de crudo siempre pasaban por África y sólo los petroleros más pequeños de productos petrolíferos utilizaban la ruta de Suez. Algunos intercambios de gas natural han emprendido un viaje más largo, pero ello no altera la seguridad de abastecimiento de Europa. El almacenamiento de energía en general, y de gas natural en particular, es abundante, lo que ofrece un sólido amortiguador contra las interrupciones temporales del suministro o los picos de demanda relacionados con el clima frío”, afirma Rücker.
En este sentido, los precios del petróleo y del gas natural siguen sin dejarse impresionar por los recientes ataques aéreos de los aliados occidentales contra las milicias en Yemen. “Los enfrentamientos en el Mar Rojo se suman a la tensa situación en Oriente Próximo. Sin embargo, a la hora de la verdad, los hegemones de la región han actuado con sorprendente racionalidad en el pasado. Una escalada significativa que interrumpa de forma significativa los flujos energéticos sigue siendo un riesgo de cola de baja probabilidad. Más allá de la geopolítica, se acumulan amenazas más tangibles. Los recortes de la oferta de las petro-naciones están resultando ineficaces y podrían necesitar un reajuste. Un ajuste político de este tipo podría sacudir los precios del petróleo este mismo año. El mercado mundial del gas natural se está convirtiendo en un mercado de compradores a medida que aumentan las exportaciones y la demanda asiática sigue siendo escasa, lo que confirma nuestra opinión bajista”, concluye Rücker.