Tras la celebración del congreso del Partido Comunista en Pekín, los inversores deberían prestar mucha atención a tres áreas clave: China necesita reducir su creciente deuda, garantizar el desarrollo sostenible de un mercado inmobiliario que tiene una importancia sistémica y reconvertir su industria conforme va ascendiendo por la cadena de valor.
En este artículo Catherine Yeung, directora de inversiones en renta variable de Fidelity en Hong Kong, y Bryan Collins, gestor de fondos de renta fija también en Hong Kong, abordan los argumentos alcistas y bajistas para el desarrollo de China a la vista de las cuestiones que darán forma a la agenda económica durante el segundo mandato quinquenal del presidente Xi Jinping.
Controlar la deuda
El crecimiento económico de China se ha desacelerado durante los últimos años, pero, en general, el endeudamiento se ha incrementado, ya que las empresas y la sociedades instrumentales respaldadas por el gobierno han seguido endeudándose a buen ritmo. A consecuencia de ello, el volumen total de créditos no financieros de China se ha acercado recientemente a los niveles que se observan en las economías desarrolladas hasta alcanzar el 258% del producto interior bruto, frente al 146% aproximadamente hace una década.
“Cuando hablamos de la dinámica de crecimiento y la estabilidad a largo plazo, abordar sin demora el problema de la deuda y la reducción del endeudamiento es uno de los mayores retos a los que se enfrenta China a medio y largo plazo”, señala Collins. El gestor apunta una serie de medidas que China ha puesto en marcha activamente con el fin de gestionar estos riesgos, como el desarrollo y expansión de los mercados de capitales internos para mejorar el coste y la asignación del capital. La importante implicación del gobierno también reduce el riesgo sistémico, dado que el estado es el prestatario último en muchos casos.
“Más interesante aún es que la reducción del endeudamiento, aunque puede lastrar el crecimiento, generalmente representa unas condiciones ideales para la inversión en renta fija y deuda corporativa”, añade Collins.
El mercado inmobiliario como termómetro
Para los inversores bursátiles, el mercado inmobiliario chino reviste una enorme importancia para la economía, ya que es un indicador fundamental de la actividad general en la industria y la construcción. Los hogares chinos invierten una parte desproporcionadamente alta de sus ahorros en ladrillo y, por ese motivo, los precios de la vivienda también están muy ligados a la confianza de los consumidores.
“El mayor riesgo en China para los próximos cinco años es la dirección que tome el sector inmobiliario y las políticas relacionadas, ya sean de enfriamiento o de estímulo”, comenta Yeung. “Los inmuebles siguen siendo el punto de apoyo de China, ya que casi todo se avala con inmuebles”.
Entre las iniciativas de calado que podrían tomar las autoridades, cabe citar las medidas encaminadas a estabilizar el ciclo inmobiliario, que ha sufrido fuertes oscilaciones en los precios durante los últimos años. En opinión de Yeung, estas herramientas de estabilización podrían englobar mecanismos fiscales o programas de alquiler a largo plazo.
Ascenso por la cadena de valor
Los gobernantes chinos están tratando de alejar la economía del crecimiento a base de deuda y estimular la demanda de consumo para convertirla en uno de los principales motores de crecimiento. Estos esfuerzos suponen que las empresas deben ascender por la cadena de valor.
Fidelity ya está apreciando señales de que esto está ocurriendo y el ritmo de transformación industrial probablemente se acelere durante los próximos cinco años. Yeung cita las nuevas políticas del país, como la estrategia “Made in China 2025”, que busca reposicionar y modernizar la ingente industria manufacturera china. Al mismo tiempo, las empresas chinas están copiando menos e invirtiendo más en sus propios programas de investigación y desarrollo.
“El refuerzo de la innovación por parte de las empresas chinas frente a sus homólogas internacionales es un hecho tangible”, comenta Yeung. Collins añade: “El proceso de urbanización brinda un apoyo estructural al consumo que hará que cada vez China fabrique más en China, para los chinos y para sus vecinos”.
Un amplio abanico de enfoques
No todo es blanco o negro cuando se invierte en China y la naturaleza compleja y cíclica de su economía ofrece un creciente abanico de posibilidades. “Todos tenemos exposición a China, ya sea directa o indirectamente”, apunta Collins. “Como inversores, disponemos de infinidad de opciones para expresar una visión, desde deuda pública hasta valores de pequeña capitalización que ofrecen tasas de crecimiento que no se pueden encontrar en el resto del mundo”.