Un mensaje claro para las carteras del próximo año es que la renta fija vuelve a escena, pero ¿qué hay de la renta variable? Las perspectivas de las gestoras internacionales indican que la volatilidad bursátil continuará en 2024, pese a que las acciones y los bonos están experimentando una fuerte racha positiva para cerrar el año. En el caso de la renta variable, su propuesta para las carteras pasa por ser más selectivos, no perder la visión a largo plazo y no renunciar a las oportunidades que ofrecen las tendencias estructurales.
“Durante el último año ha reinado la incertidumbre, con las discordias geopolíticas, la inflación y la subida de los tipos de interés ensombreciendo los mercados. Durante este periodo, los rendimientos han sido escasos. Aparte de la inteligencia artificial (IA), algunos de los mejores rendimientos de los mercados de renta variable han correspondido a los medicamentos para adelgazar, las redes sociales y los teléfonos inteligentes, lo que quizá sea un reflejo bastante aleccionador de la sociedad actual”, afirma Hamish Chamberlayne, director de Renta variable sostenible global y gestor de carteras en Janus Henderson.
En opinión de Alex Tedder, responsable de Renta Variable Global de Schroders, si miramos más allá de la renta variable global en 2023, con el MSCI World habiendo registrado hasta finales de noviembre una subida del 9,1% en dólares, nos encontraremos un panorama complicado. “Una confluencia de factores, vinculados a lo que hemos denominado el 3D Reset- descarbonización, la demografía y la desglobalización-, están impulsando un cambio de paradigma muy importante. Los retos estructurales que ya se intuían antes de la pandemia entran ahora en una fase aguda. Entre 2011 y 2021, los inversores solo tenían que comprar renta variable, invertir en valores de crecimiento (especialmente, tecnológicos), invertir sobre todo en EE.UU., no preocuparse por las valoraciones y apalancarse (financiarse con deuda)”, resume Tedder.
Cómo abordar la renta variable
Tedder considera que ahora los inversores en renta variable tienen que cambiar el chip. “Sus nuevos objetivos deberían ser: mayor diversificación entre regiones, en concreto menos EE.UU. y más resto del mundo; mayor foco en las implicaciones que tienen los cambios estructurales; y mayor atención a las valoraciones, la calidad y el riesgo”, señala Tedder.
Desde Allianz Global Investors consideran que los mercados de renta variable en 2024 estarán marcados por varios factores clave. Entre ellos, una disparidad de los mercados y las economías a escala mundial, impulsada por unas perspectivas de crecimiento y unas políticas monetarias asimétricas, y una interacción de la geopolítica con tendencias cíclicas y estructurales como la tecnología y la transición climática. Según su visión, a ello le sigue un periodo de normalización y adaptación a un nuevo mundo en el que vuelve la disciplina en la asignación del capital y se perfila un orden geopolítico incierto. “Sin embargo, la volatilidad puede ofrecer oportunidades de posicionamiento a los inversores a largo plazo. Adoptar un enfoque activo para gestionar la incertidumbre a través de una cuidadosa selección de valores y construcción de carteras (que ofrezca tanto una base de liquidez como acceso al crecimiento) debería suponer lo mejor de ambos mundos”, defienden desde la gestora.
Virginie Maisonneuve, CIO global de renta variable de Allianz GI, propone a los inversores pensar en su cartera de renta variable como una pirámide. “Es decir, por un lado, consideremos una base de estrategias multifactoriales de baja volatilidad. Por otro lado, la capa superior puede albergar valores de calidad, de crecimiento. En un mundo de política monetaria restrictiva y crecimiento más lento, la generación de flujos de caja y los balances sólidos serán clave, al igual que la capacidad de los equipos directivos para hacer frente a la volatilidad y, en algunos casos, a ecosistemas que cambian rápidamente. Por último, en la cúspide de la pirámide, se podrían incluir áreas que puedan seguir proporcionando crecimiento, ya sea mediante un enfoque que englobe varias temáticas o, en cambio, considerando temáticas individuales como la ciberseguridad, la IA, la transición climática, la seguridad alimentaria y el agua”, explica Maisonneuve.
El responsable de Schroders, coincide en que 2024 persistirá la incertidumbre y ve probable que los mercados de renta variable sigan siendo volátiles. Sin embargo, recuerda que “siempre hay un mercado alcista en alguna parte”, por lo que la renta variable puede resultar acertada. “De hecho, creemos que hay una serie de áreas que pueden resultar muy rentables para los inversores de renta variable mundial el próximo año. No obstante, para los inversores de renta variable es necesario un cambio de mentalidad”, insiste Tedder.
Por último, Benjamin Melman, CIO Global de Edmond de Rothschild AM, lanza una reflexión a los inversores: la rentabilidad de la renta variable no dependerá de los beneficios, sino de si los bancos centrales optan por ser proactivos. “Un recorte proactivo de los tipos reduciría la presión tanto sobre el crecimiento como sobre los márgenes de las empresas, al tiempo que impulsaría los múltiplos de los mercados de renta variable. 2024 será probablemente un mal año para el impulso de los beneficios, pero las esperanzas de los inversores para 2025 aumentarían. Sin embargo, si los bancos centrales mantuvieran los tipos reales tan restrictivos actuales, la rentabilidad de los mercados de renta variable podría reflejar unos beneficios mediocres”, argumenta.
¿Qué esperar de la renta variable en 2024?
Pese a esa volatilidad bursátil elevada, y desafiando la opinión popular de comienzos de 2023, para M&G todo apunta a que la mayoría de los mercados de renta variable cerrarán el año firmemente en territorio positivo, con el sentimiento impulsado por la perspectiva de que los tipos de interés han tocado techo.
“De cara a 2024, las acciones del Reino Unido y de la Europa continental presentan valoraciones más atractivas que las de Estados Unidos en su conjunto, tras las fuertes subidas de los índices en 2023. Dicho esto, Fabiana Fedeli, CIO de renta variable, multi-activos y sostenibilidad de M&G, destaca que las rentabilidades superiores de la bolsa estadounidense han estado muy concentradas, con lo que este mercado podría aún ofrecer oportunidades excelentes a los inversores activos dispuestos a investigar más a fondo. “Además, tras unos meses de convergencia de las rentabilidades, estamos comenzando a ver de nuevo una mayor dispersión en las acciones globales, incluso en los mismos sectores, lo cual proporciona apoyo a los enfoques de inversión activa de cara a 2024”, añade.
Un optimismo que comparte Jaime Raga, senior CRM de UBS AM Iberia, quien espera que la renta variable global supere sus máximos históricos el próximo año y a la deuda pública. “Desde UBS AM prevemos que el comportamiento de las acciones superará significativamente al de los bonos si la economía estadounidense logra un aterrizaje suave. En nuestra opinión, las valoraciones en el mercado de renta fija ya son mucho más coherentes con este escenario económico positivo que las del mercado bursátil. En un escenario de aterrizaje suave, creemos que la renta variable global alcanzará cómodamente nuevos máximos históricos en 2024, mientras que no está claro que las TIR de los bonos a largo plazo tengan mucho más recorrido a la baja”, afirma Raga.
La gestora considera que la sorpresa en los mercados para 2024 será un rally de la renta variable sin que se produzca una gran disminución de las TIR de los bonos, sólo una disminución de la volatilidad del mercado de renta fija. Según Raga, “las expectativas del consenso apuntan a una rentabilidad superior de los bonos frente a las acciones. Sin embargo, creemos que las revisiones de los beneficios a 12 meses vista siguen apuntando a un alza de la renta variable y que las valoraciones de las acciones no están tan ajustadas si se mira más allá de un puñado de empresas tecnológicas estadounidenses de gran capitalización”.
Desde PIMCO comparten una visión algo más prudente y señalan que será crucial hacer una diferenciación en el mercado de renta variable: “Si excluimos las siete empresas tecnológicas más grandes de este cálculo, el resto del S&P cotiza cerca de la media de largo plazo, a un PER a 12 meses de 15,6 veces. Esta diferenciación podría presentar oportunidades atractivas para generar alfa mediante una gestión activa”.
En general, creen que las robustas expectativas de beneficios podrían provocar decepción en una economía que se desacelera, lo que, sumado a las elevadas valoraciones que presenta gran parte del mercado, aconseja prudencia y un posicionamiento neutro en renta variable que le dé preferencia a la calidad y a las oportunidades de valor relativo.
“Nuestros modelos sugieren que los inversores en renta variable se muestran más optimistas con respecto a la economía que los inversores en crédito corporativo. Este optimismo se ve reforzado por las estimaciones de consenso para las ventas y los beneficios del S&P 500, que anticipan una reaceleración en vez de una desaceleración. Nos preocupa la posible desconexión entre nuestras perspectivas macro y estas valoraciones y estimaciones de beneficios de la renta variable, lo que refuerza nuestra cautela con respecto a la clase de activo”, explican sobre su visión.
No puede faltar…
Desde Macquarie Asset Management esperan que la renta variable cotizada afronte vientos de cara derivados de un contexto económico más volátil y del hecho de que la renta fija se haya convertido de nuevo en una alternativa interesante. “Aunque las valoraciones de las acciones estadounidenses de gran capitalización parecen exageradas, la empresa ve oportunidades en las acciones estadounidenses de pequeña capitalización y en los activos inmobiliarios cotizados. Al margen de Estados Unidos, la renta variable europea puede resultar cada vez más atractiva para los inversores por motivos de valoración”, apuntan.
Para Carmignac, tras la carrera desenfrenada de los llamados “7 magníficos”, se dan las condiciones para que se amplíen los motores de rentabilidad en el caso de la renta variable. “La concentración de las rentabilidades exige cierta cautela, por lo que tiene sentido aplicar un enfoque de barbell para diversificar a partir de los valores más favorecidos. Esto implica, por un lado, una asignación a sectores defensivos como el de salud o el de productos básicos y, por otro, cierto potencial de mayor rentabilidad a través de los mercados emergentes”, sostienen.
En su visión, los mercados emergentes son candidatos idóneos para expresar el deseo de diversificación, con la ayuda de un dólar estadounidense más bajo y la esperada estabilización de la economía china durante los próximos trimestres de 2024. “Pueden surgir oportunidades en mercados que anteriormente sufrieron pérdidas masivas, como Asia o América Latina, y en los que las balanzas comerciales estén bien orientadas”, puntualizan.
Además, de los mercados emergentes, otra de las ideas que lanzan las gestoras para 2024 es centrarse en la renta variable sostenible. En opinión del director de Renta variable sostenible global y gestor de carteras en Janus Henderson, la sostenibilidad ha demostrado que puede capear estos “mares agitados”. Reconoce que la transición a una economía más sostenible requiere inversión, pero advierte que los tipos de interés más altos son un viento en contra.
“Consideramos que este periodo es análogo a la calma que precede a la tormenta, y la tormenta que vemos es un periodo de crecimiento exponencial y creación de valor. Vemos un gran progreso subyacente en el establecimiento de las bases para un período de crecimiento acelerado en relación con la deslocalización de la fabricación en industrias clave de tecnología limpia, como las baterías y los semiconductores, la electrificación del transporte, la ecologización de los edificios, la descarbonización de la electricidad y la transformación de la industria. Y seguimos aplicando nuestro enfoque de probada eficacia, identificando empresas expuestas a estas tendencias de crecimiento, centrándonos en la generación de flujo de caja, la solidez de los balances y la resistencia financiera, y ejerciendo una disciplina de valoración”, explica Chamberlayne.