El fin de la fase de subidas de los tipos de interés por parte de los bancos centrales está a punto de llegar a su fin. El encarecimiento del precio del dinero ha beneficiado a la renta fija y, aunque ahora los mercados afrontan una etapa de estabilización, en este activo seguirá habiendo oportunidades, según los comentarios de las gestoras.
Mondher Bettaieb Loriot, director de Bonos Corporativos y gestor de carteras en Vontobel, reconoce que sigue teniendo una “postura constructiva” acerca de los bonos corporativos en el actual contexto de tipos de interés, ya que “deberían continuar ofreciendo unas rentabilidades por carry muy atractivas”. El experto confía en que la economía americana logrará evitar una “crisis financiera en toda regla si la Reserva Federal aplica ya el freno” en las alzas de los tipos. Asimismo, considera que en Europa, el BCE no debería verse obligado a subir los tipos tan ampliamente como se espera, teniendo en cuenta que la conmoción de la banca suiza debería restar presión a la economía europea.
En este escenario, Loriot actúa con cautela en el segmento europeo, de forma que “estaríamos dispuestos a aumentar nuestras pequeñas coberturas actuales –como los futuros del Tesoro y el crossover– en caso de que se ciernen nubarrones sobre el impulso del crecimiento”. Pero admite que el mercado “cotiza casi en niveles de diferenciales recesivos, por lo que podrían rendir bien desde el punto de vista de la yield total y el retorno general”. El experto detecta “numerosas oportunidades atractivas de valor relativo”, como la deuda sénior de la banca europea, las telecomunicaciones, los servicios públicos y el transporte. “Estos últimos resultan más interesantes que los BBB cíclicos, en los que la prima cíclica es históricamente baja”, afirma.
En el ámbito del crédito subordinado y AT1, Loriot sigue siendo optimista y espera que los diferenciales sigan reduciéndose. En cuanto a los híbridos industriales, prevé que se beneficien indirectamente de la volatilidad de los AT1 experimentada en marzo y de los efectos colaterales de Credit Suisse, ya que ahora pueden considerarse alternativas preferibles a los AT1 para determinados inversores.
Los bonos híbridos corporativos no financieros –bonos subordinados emitidos por empresas con grado de inversión que contienen características tanto de deuda como de renta variable– son la apuesta de Mark Dove, gestor de carteras de crédito de Federated Hermes Limited. El experto admite que este segmento vivió un difícil 2022, debido a que la elevada volatilidad de los tipos de interés contribuyó a la escasa rentabilidad de esta clase de activos y que se acrecentó con la quiebra de Credit Suisse.
Pero, en estos momentos, “si se tienen en cuenta las valoraciones de los híbridos en comparación con el grado de inversión europeo, el high yield europeo de alta calidad y la renta variable europea, los híbridos están cotizando muy baratas», según Dove. Por lo tanto, “dada la naturaleza subordinada de la clase de activos, la selección del crédito es vital, pero con las valoraciones dónde están, creemos que los híbridos corporativos ofrecen actualmente una atractiva propuesta de rentabilidad para los inversores de crédito”.
Dove admite que le gusta «de forma selectiva» la deuda de mercados emergentes en divisa local. Uno de ellos sería México, donde ve «un carry atractivo», en un contexto de estabilización de las expectativas de inflación. Indonesia es otra opción interesante para el gestor de Federated Hermes. En divisa fuerte, se centra en el high yield, «en un contexto de mayor potencial de rebote». La deuda corporativa emergente también presenta valoraciones atractivas en comparación con el crédito de la UE y Estados Unidos, según Dove.
Dario Messi, analista de renta fija de Julius Baer, ha aprovechado para modificar su estrategia. Insiste en que hay que reducir el riesgo de las carteras de crédito y reitera su preferencia por la deuda de calidad dado el atractivo rendimiento real, y también aconseja infraponderar en las carteras los bonos high yield en euros. Una recomendación que llega toma después de un movimiento similar para este segmento en dólares estadounidenses.
La razón del mismo reside en que “la dinámica crediticia en los mercados desarrollados se está debilitando rápidamente, lo que justifica una postura más cautelosa sobre el riesgo de crédito en general”, según Messi. Por el contrario, el experto favorece la deuda corporativa en euros de baja calificación de solvencia, es decir, los bonos con calificación BBB.