Los bancos centrales de las principales economías del mundo, en particular la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) y el Banco Central Europeo (BCE), se han convertido en el Teseo que busca la salida del laberinto antes de que su particular minotauro, en este caso la rescisión económica, les pille. La normalización de las políticas monetarias ha comenzado, pero ¿hasta dónde pueden subir los tipos de interés los centrales sin apagar el crecimiento económico?
“Los principales bancos centrales del mundo han actualizado recientemente sus políticas monetarias y el mensaje es inequívocamente hawkish. Pese a la elevada incertidumbre económica que está generando la guerra en Ucrania, los bancos centrales se han propuesto subir sus tipos de interés rápidamente. Decididos a devolver la inflación a los niveles objetivo, están dispuestos a asumir los daños colaterales para la economía. En comparación con sus homólogos de mercados emergentes, los bancos centrales de mercados desarrollados se han quedado irremediablemente por detrás de la curva a la hora de ajustar sus políticas, por lo que necesitarán tiempo y un montón de subidas de tipos hasta que puedan dar por cumplida su misión”, explica Hendrik Tuch, responsable de Renta Fija en Aegon Asset Management.
El experto considera que las autoridades monetarias tienen un impacto mucho mayor cuando combaten la inflación, porque pueden asfixiar cualquier economía a base de subidas de tipos: provocar una recesión con una política monetaria muy restrictiva sin duda logrará reducir la inflación.
La garra de la Fed
En opinión de Wolfgang Zemanek, director de Fondos de Bonos de Erste Asset Management, la política monetaria muy relajada que hemos visto recientemente por parte de muchos bancos centrales (incluido el de EE.UU.) debido a la crisis del COVID-19 ayudó a reducir los riesgos a la baja para las economías causados por la pandemia. Dado que la economía se ha recuperado notablemente, muchos de estos programas de emergencia ya no son necesarios.
“La inflación mundial ha aumentado drásticamente en los últimos meses, lo que ha hecho que los bancos centrales se centren en la lucha contra la inflación y en frenar las expectativas de inflación. Este es también el caso de los Estados Unidos, donde la Reserva Federal tiene que recuperar su credibilidad en lo que respecta a la lucha contra la inflación. En este contexto, la presión política es más fuerte que en otros países”, explica.
Su previsión coincide con el sentimiento del mercado y apunta un aumento del 2% de los tipos de interés de referencia para finales de año en Estados Unidos. “La mayor parte de estas futuras subidas de tipos parece haber sido anticipada por el mercado”, matiza.
Para Paolo Zanghieri, economista senior en Generali Investments Partners, el temor a una recesión limitará el endurecimiento de la política monetaria de la Fed. Según explica el experto, con un mercado laboral tan fuerte y unos sólidos beneficios corporativos, el deterioro de los indicadores de confianza hace temer una recesión. “Estos temores se ven reforzados por el aplanamiento y la inversión parcial de la curva de rendimiento que, sin embargo, se ha empinado un poco la semana pasada”, señala.
Zanghieri considera que, tomando como referencia el anterior ciclo de endurecimiento de las políticas monetarias, unas subidas rápidas y pronunciadas no serían del todo buenas. En este sentido, añade: “Está claro que la Fed debe actuar con rapidez y valentía para mantener a raya las expectativas de inflación, y el actual estado de salud de la economía da mucho margen para ello. Sin embargo, con el tiempo el riesgo de daños a la economía se hará más evidente. Por lo tanto, esperamos un endurecimiento anticipado con una subida de 50 puntos básicos en cada una de las dos próximas reuniones. Pero es posible que a continuación se adopte una postura menos agresiva, y que el tipo de interés de los fondos federales alcance un máximo ligeramente superior al 2,5% en la primavera del próximo año, por debajo de las actuales expectativas del mercado del 3%”.
Según recuerdan los expertos de Allianz Global Investors, los inversores han presenciado siete ciclos de subidas de tipos de la Reserva Federal estadounidense en los últimos 40 años. “De media, estos ciclos se han prolongado durante más de 500 días y los tipos subieron más de un 2,5%. Históricamente los mercados han asumido con calma los ciclos de subida de tipos, pero creemos que hay varias razones por las que la reacción del mercado podría ser diferente esta vez. La inflación es elevada, la Fed está claramente detrás de la curva y muchas clases de activos muestran precios muy superiores a sus medias históricas. Por otra parte, la inestabilidad geopolítica está generando una enorme incertidumbre en los mercados”, explica la gestora.
La cautela de la zona euro
Por su parte, la zona euro se prepara para seguir este mismo camino, pero a un ritmo más lento. “Actualmente esperamos hasta dos subidas de tipos de interés del 0,25% cada una hasta finales de año por parte del BCE. Si ni la guerra en Ucrania ni las posibles mutaciones de la corona hacen que se materialicen fuertes efectos recesivos en las economías de la zona euro, el periodo de tipos de interés clave negativos en la zona euro podría terminar en el primer trimestre de 2023. Esto debería hacer que los bonos vuelvan a ser más atractivos, aunque las pérdidas actuales sean muy dolorosas para los inversores. Las subidas de los tipos de interés y el aumento de los rendimientos tienen un impacto negativo en el precio de un bono”, añade Zemanek.
“Las actas del BCE de abril mostraron que la paciencia para hacer frente a la inflación se está agotando. Cada vez más miembros del comité están a favor de un endurecimiento rápido. Se esperan dos subidas de tipos este año, junto con una rápida finalización del programa APP”, recuerdan desde Edmond de Rothschild AM.
Según Olivier de Berranger, director de inversiones y director de gestión de activos de la gestora francesa La Financière de l’Echiquier, un factor relevante seguirá siendo discernir si la inflación ha tocado o no techo. En su opinión, puede acabar subiendo menos durante los próximos meses, pero no desvanecerse y, sobre todo, no cambia los planes de ambos bancos centrales.
“Para la Fed, su prioridad absoluta sigue siendo luchar contra la inflación. Además, a estos esfuerzos se ha unido el BCE. Si la inflación fuera a desacelerarse de forma evidente durante los próximos meses, los bancos centrales ajustarían el ritmo de normalización de su política monetaria, pero en estos momentos no hay nada que lo indique y la situación en China no invita al optimismo”, afirma Berranger.
Para ambos bancos, la palabra clave ahora es “equilibrio”. En opinión de Yves Bonzon, CIO del banco privado suizo Julius Baer, “el BCE debe encontrar un equilibrio entre el riesgo de fragmentación y el riesgo de perder su credibilidad como ancla de la estabilidad de precios”. Por otra parte, considera que, en EE.UU., la inflación volverá al nivel del 2% una vez se disipen los factores especiales que están derivando en la situación actual y las subidas de tipos de la Fed no tendrán un resultado negativo.
Otros bancos centrales
Si miramos más allá de la Fed y el BCE, observamos que otras entidades monetarias, por ejemplo el Banco de Inglaterra, también se están blindando frente a la inflación. En su reunión de mitad de marzo, la institución inglesa subió los tipos hasta situarlos al 0,75%, lo que supone la tercera subida de tipos consecutiva desde su última reunión de diciembre. “Como muestra de que el impacto de los acontecimientos en Ucrania sobre la inflación es superior al crecimiento, la declaración de tipos refleja que puede ser apropiado un pequeño endurecimiento de la política monetaria en los próximos meses. Esto sugiere, junto con la solidez de los recientes datos del mercado laboral y del PIB, que el Banco de Inglaterra votará en mayo a favor de subir los tipos hasta el 1%, momento en el que se debatirán las ventas de activos entre los miembros del MPC”, explican desde Monex Europe.
Por su parte, el Banco Popular de China sigue un camino radicalmente opuesto al del resto. “Ha aumentado la oferta de crédito, pero el crecimiento del crédito agregado sigue limitado por la debilidad de la demanda, por lo que prevemos una mayor relajación de la política reguladora sectorial, especialmente en el mercado de la vivienda, para elevar la demanda. También es probable que se produzcan recortes de los tipos de interés y del coeficiente de reservas obligatorias (RRR) en el segundo trimestre de 2022”, indica Carol Liao, economista para China de PIMCO.
En su último reunión, la institución monetaria china mantuvo mantuvo sin cambios los tipos de interés de los préstamos, » para decepción de los inversores que esperaban un mayor estímulo de base amplia para apoyar el crecimiento», apunta Magdelene Teo, Head of Fixed Income Research Asia de Julius Baer. Según indica la experta, la creciente preocupación por la dureza de los préstamos ha vuelto a aflorar a medida que se instala el pesimismo, desde los consumidores hasta las empresas privadas, recelosas tras dos años de lucha contra la pandemia.
«Es probable que el Banco Popular de China tolere una mayor debilidad del CNY como colchón para apoyar el crecimiento, mientras que los bonos del Estado chinos se verán respaldados debido a las tenencias de índices y a largo plazo de los bancos centrales», añade Teo.