La economía española ha tardado diez años en recuperar el PIB nominal del que disfrutaba en 2007 situado por encima del 3%. Durante un encuentro con periodistas financieros organizado por CFA Society Spain, Miguel Cardoso, economista jefe de BBVA, ha vislumbrado un escenario de mayor incertidumbre que hace necesario la adopción de medidas que compensen los desequilibrios. “El crecimiento en 2018 lo situamos en el 2,5%, por debajo del de 2017 por el agotamiento de algunos sectores como el turismo”. En particular, Cardoso afirma que se requieren «medidas para mejorar la competitividad, reducir el endeudamiento (público) y disminuir la tasa de paro, promoviendo un crecimiento elevado e inclusivo».
Pero la noticia más positiva no está solo en las cifras sino en la composición de ese crecimiento que ahora no depende de un solo motor. “No dependemos de un solo motor como las exportaciones o la construcción, ahora el crecimiento es más equilibrado”, explica Ignacio de la Torre, socio de Arcano y director académico de los masters de finanzas del IE Business School. “El reto es cómo creceremos a partir de 2020 cuando tengamos el desempleo en el 8%”, añade.
De hecho, de cara a 2018, habrá que estar atentos a la evolución salarial que, a juicio de De la Torre, “se va a acelerar” a pesar de que el desempleo todavía se sitúa en niveles altos por encima del 16%. “Los salarios siguen creciendo por debajo de lo que crecen en el resto de Europa”, señala Cardoso.
Y es que el positivo escenario actual se apoya en buena medida en unos costes laborales competitivos que en los últimos años han incrementado la productividad española por encima de la de otros países de nuestro entorno. “Las exportaciones españolas crecen ahora al 18%, más que en Reino Unido, Francia y Alemania”, recuerda De la Torre.
En este sentido, Cardoso señala que “hasta un 75% del crecimiento de las exportaciones se debe a una mayor diversificación geográfica y hasta un 42% de la caída de las importaciones se explica por la disminución de los precios domésticos”. En su opinión, “las exportaciones han ido muy bien, pero no es suficiente. Nuestra liga es otra, debemos ser como Alemania o Corea del Sur y eso solo se consigue aumentando el tamaño de las empresas”.
Otra de las ventajas de la economía española está en el superávit por cuenta corriente que alcanza los 20.000 millones de euros y nos otorga la condición de “financiadores” de otras economías, muy al contrario de lo que sucedía en los años previos a la crisis. “El problema de futuro está en el 100% de deuda sobre PIB”, advierte De la Torre.
Sin embargo, el PIB nominal español crece actualmente por encima del crédito y esto se traduce en un “crecimiento sano”. Además, la elevada deuda total ensombrece que “las familias gozan en estos momentos de la mejor situación financiera desde hace años”, dado que su deuda se sitúa en el 60% del PIB.
Vuelve el ladrillo, pero ¿a qué precio?
La inversión en vivienda ha vuelto durante 2017 a situarse en el papel protagonista y las cifras así lo demuestran. La rentabilidad de la vivienda ha aumentado un 16% desde 2014 y la demanda ha experimentado un fuerte aumento del 14%”.
El problema está en la oferta limitada actual. “Me preocupa porque si los salarios suben un 2% y la vivienda un 7% va a provocar que muchas personas no puedan acceder a la vivienda”, cree De la Torre.
Cataluña: un riesgo moderado si la situación no persiste
En cuanto a los riesgos exógenos este experto considera que son moderados. “Para nuestro PIB es mucho más relevante que el consumo de la zona Euro siga fuerte que la situación en Cataluña”. Con todo, De la Torre se muestra convencido de que los próximos dos o tres años serán de bonanza para la economía española y “muy beneficiosos”.
Para Cardoso, la crisis de Cataluña será un factor que afectará a la economía, pero en el peor escenario supondrá una rebaja del PIB de entre el 0,1% y el 0,5%. “Si la incertidumbre se mantiene puede ser mayor, hasta el 1,1% del PIB de 2018”, advierte.